Por Juan Manuel De Stefano
Pablo Alabarces se encarga de explicar y desactivar varios mitos en la política, el fútbol y el periodismo. Para reflexionar.
Cuesta encontrar un interlocutor con tanta claridad conceptual e ideológica. Pero lo que sorprende en Pablo Alabarces, sociólogo, escritor e investigador del CONICET, es que dice lo que piensa desde un lugar de respeto y bonhomía para con el otro. Hoy en día se habla mucho de estilos y formas, con Alabarces la charla es amena y la preocupación por explicar y fundamentar sus opiniones es constante, casi una obsesión. Se podrá estar o no de acuerdo pero en cada argumento deja en claro su pensamiento y su impronta. Alabarces nos obliga a una saludable costumbre: hacer pensar y reflexionar a todo aquel que lo escuche. Pasen y vean.
-¿Cómo ve al fútbol argentino? Por ejemplo, las reacciones de Arruabarrena cuando es perjudicado o beneficiado, los jugadores. Digo por la famosa cultura del aguante que tan bien ha descripto en varios de sus libros.
-Hace doce años escribí “Crónicas del Aguante” que comencé a escribir en 2003 y salió a principios del 2004, o sea hace doce años. Ahí está escrito que los jugadores participan de la lógica del “Aguante” y están más preocupados por mostrarles a sus hinchas que tienen aguante que de jugar. Como verás no es algo nuevo. Y me parece la puesta en escena más masiva y vergonzosa del fenómeno. El estado actual de nuestro fútbol es igual al de 20 años atrás. Te diría que en el último año y medio con la desaparición de Grondona (no cambiaba nada pero manejaba todo) falta la voz del amo que ponga un poco de orden al caos. No puedo olvidarme, porque soy hincha de Vélez, que el fantástico año de Boca comienza con un lamentable partido que tuvieron que inventar para que Boca esté en la Copa. El año se abrió con esa vergüenza y termina con el escándalo de la Copa Argentina y los empates que se dieron en la disputa por quedarse en Primera. Donde los equipos que deciden empatar entran en la Liguilla. En ese contexto la apertura y el cierre son totalmente coherentes. Y termina con algo, hasta si se quiere gracioso por lo patético, que es que Central una vez que pierde la final se arroja a los brazos de Tinelli. Evidentemente uno podría decir que “si estos principios no gustan tengo otros”, como dice la famosa frase.
-Está todo conectado por lo que dice….
-Me intriga el tema del árbitro (Ceballos) que no habla. No hay discusión que es muy malo. Pero es la vieja disputa: todo el ambiente sabe que los árbitros se compran y se venden. El tema es hasta qué punto determina el final de una carrera y qué arreglo hay con este tipo para que no salga a hablar. En fin, el fútbol argentino se vuelve aburrido porque ya no hay sorpresa, todo está previsto.
-En ese contexto que describe y, más allá del espectador: ¿Qué significó el Fútbol para Todos en todo esto? ¿Mejoró algo?
-Hay dos partes: fue sin dudas una de las medidas más indiscutidas y que más consenso obtuvo por parte del kirchnerismo. Inclusive ninguno de los seis candidatos ponía en duda el tema de la estatización de los derechos del fútbol. Por otra parte, y muy distinto, es cómo se hizo y lo que ello trajo aparejado. Un punto es Javier Vicente instando a votar por Scioli para que no se pierda “Fútbol Para Todos” y el otro es Elio Rossi hablando pestes de Burzaco. El tema es que cambian el modo del acceso pero no cambian aquello a lo que se accede. Claramente no cambian el régimen de financiamiento. En un primer momento intervenían por las deudas que los clubes tenían y, varios años después, están igual o peor. Hay menos control aun y el dinero público no puede fluir sin control en asociaciones privadas por más que sean sin fines de lucro como son los clubes. Y también ese flujo de dinero podrían haberlo utilizado para cambios en infraestructura pero los estadios siguen siendo la misma porquería hace años. Por último se capturó el relato y se vuelve estatal y no disputás el rating, a diferencia del sector privado. Eso te brinda otras posibilidades. Como ocurre con Encuentro, TV Pública o Paka Paka que obtienen el discurso y lo difunden, no replican lo que dice Tinelli. En este caso se copió a Fox y hasta contrataron a sus periodistas. Asistimos a la puesta en escena, y no hablo sólo de los dichos, sino de una forma de transmitir y relatar lo que se ve. Esto es: enfocar a Gallardo cuando da indicaciones y no los movimientos de los equipos, o cómo se paran tácticamente. Ahí no hay más remedio que criticar y no me entra en la cabeza cómo no se insiste más en esa crítica. Creo que es porque ese modo de relato también es hegemónico y los hinchas terminan aceptándolo. Un medio en el que los periodistas son amigos de los jugadores y no los critican como debieran y eso, lleva al extremo de la frase de Elio Rossi indicando que “Burzaco es Buche del FBI”. Ahí el que habla es el Estado Nacional, no Rossi.
-Es cierto, y el tema de no incluir publicidad privada no es al azar. Es claramente una forma de difundir y de hacer propaganda sólo a favor del Gobierno. Es una estrategia.
-Exacto. Igualmente a mí no me molesta la publicidad estatal. Y a ahí entramos en la hipótesis de la manipulación. Vivimos en un país en que una mitad del país cree que la otra es manejada por Clarín y sus derivados, y la otra mitad asevera que el resto es manejado por el “Fútbol Para Todos”. La publicidad gubernamental no es mala de por sí, sino porque es decididamente mala. A mí no me parece mal que hubiese publicidad privada si es manejada con inteligencia. La alianza de Scioli con Tinelli intuyo que viene por ese lado y creo que lo que vendrá es el fútbol financiado por publicidad privada. Seguramente sin Javier Vicente, lo cual no es ninguna pérdida.
-Y en cuanto al periodismo militante, ¿Qué nos puede decir? No sólo en las transmisiones, en general.
-Todos sabemos que el periodismo militante no es sólo kirchnerista. Casi todo el periodismo más visible hace eso; se encargan de llevar agua para el molino que le interese, o que más le pague. Esto es: por convicciones o por el tema monetario. Nosotros también somos militantes con convicciones políticas, ideológicas y partidarias. Pero no puede impactar en el tipo de trabajo que se lleva a cabo. Desde el momento que encontrás determinado hecho social o cultural y eso contradice alguna de tus posiciones, tu honestidad intelectual y científica es mostrar la contradicción. En cambio el Periodismo se empeña en ocultar hechos y datos que contradicen sus posiciones. Eso no es periodismo.
La famosa y tan mentada Grieta. ¿Existió siempre? Algunos aseguran que comenzó con el kirchnerismo.
-Creo que fue una metáfora desafortunada. Hay cierta cosa de fabricación por parte del kirchnerismo, fundamentalmente desde el 2008.En el cual decide que era mejor estratégicamente tomar otra posición en cuanto al Grupo. Igualmente no se puede olvidar que hay una grieta en cuanto a una sociedad enfrentada por la lucha de clases y por muchas otras cosas. La Grieta no la alimenta el kirchnerismo, desde que soy chico escucho chistes entre gente de distintas provincias y su mala relación, por ejemplo. El dato previo se llama lucha de clases, no abonó un partido en particular a fomentarla. Hay una sociedad que parece que no quiere hacerse cargo de los problemas que sufrimos en el pasado, el 2001 por ejemplo. Hace 12 años este país estaba partido en mil pedazos y una generación de pibes y pibas no vio laburar a sus padres. Parece imposible eso de la unidad de todo el país. Hay complejidades mucho más profundas y es una pretensión totalmente autoritaria. Lo cierto es que el conflicto organiza a las sociedades. El lema de “todos unidos“ esconde; todos juntos pero del lado del patrón.
-La Ley de Medios ¿le pareció una buena iniciativa? ¿O fue cambiar para monopolizar medios cercanos al Gobierno?
-Fue un fracaso. Entre los ideólogos había muy buenas intenciones pero no transformó en lo más mínimo el mapa de la comunicación en el país. Que, sin lugar a dudas, había que reformarlo y reformularlo para que haya más pluralismo y democracia. Y no ocurrió para nada.
-Tampoco se cristalizó en más oportunidades para puestos de trabajo ni para cambiar la terrible precarización de muchísimos periodistas…
-A mí me pasó y lo sufrí. Yo era columnista de Crítica y se terminó rápido por las trastadas de Lanata, por la asfixia de Clarín y la nula ayuda del gobierno que nunca le tiró un solo centro a un medio independiente. Cuando digo independiente no quiero caer en el romanticismo. Claramente Clarín no es independiente, Crítica sí lo era y no dependía del financiamiento de la Sociedad Rural, de Fibertel ni de ningún sector.
-Cambiando de tema y sabiendo que votó por el FIT ¿Qué opina del llamado al voto en blanco?
-Creo que es para debatir y para seguir discutiendo. De ninguna manera acepto que me digan que el voto en blanco es para hacerle el juego a nadie, o que favorece a cierto sector. Claramente es una decisión. Hay tres opciones y hay que llegar a esa decisión luego de hablar y debatir mucho con los amigos, con los colegas, etc. Hoy tengo clara una sola cosa y es que no puedo votar a Macri. Es por mis convicciones, mi ideología, mi historia, mi memoria y hasta mi terror. Pero no significa que el voto a Scioli sea la decantación lógica del no votar a Macri.
-El debate ¿puede definir o cambiar algo? Digo, ante dos expositores tan pobres desde la oratoria.
-Todos los debates que se han dado en el mundo han cambiado votos y han captado indecisos, sin dudas puede ocurrir. Creo que Scioli irá a pegar los últimos volantazos y a ser lo más agresivo que pueda. Intuyo que luego del debate se terminará valorando mucho más a Cristina. Comparándola con estos dos muchachos que no pueden decir dos o tres palabras en un orden sintáctico y lógico adecuado. La Presidenta tiene muchos defectos pero posee una gran capacidad oratoria y le pasa el trapo a los dos. Pero puede ser decisivo. Depende de si gana el Marketing o si gana un poco de audacia política.