Por Julia Carlana*
¿Cuál es el rol del sector educativo frente a ésta coyuntura? A un año de la masiva movilización del 12 de mayo donde el movimiento estudiantil salió a luchar por ampliación del presupuesto para la universidad pública y para toda la comunidad educativa, compartimos la situación Instituto Superior de Formación Docente Nº18 de Banfield, una muestra de la situación de la Educación Pública hoy.
Un Estado ausente
Desde el viernes 5 hasta el jueves 11 las clases del Instituto Superior de Formación Docente Nº18 fueron suspendidas por la imposibilidad de cursar debido a un corte de luz. El martes 9 los directivos del instituto llamaron a una asamblea extraordinaria por “las quejas de alumnos en las redes sociales por la falta de clases”. Allí, el director, Andrés Maidana, dijo a los estudiantes que “si quieren protestar se van a chocar contra una pared”, dejando en claro que el apoyo desde las autoridades a los reclamos estudiantiles es nulo.
Como consecuencia de los masivos reclamos a la empresa Edesur y la repercusión en diversos medios locales ayer, jueves 11, por la mañana la empresa se acercó al edificio y realizó el arreglo correspondiente. Desde el Colectivo Estudiantil Claudia Kasjan del ISFD Nº18 afirman: “nuestro reclamo por condiciones dignas para estudiar no se va a terminar porque vengan a conectar un cable. Más temprano que tarde la electricidad se va a volver a cortar y nos va a seguir complicando la cursada y nuestra formación”.
Y es que las condiciones del Instituto vienen en picada desde hace tiempo. Ya se cumplió más de un año del edificio sin gas. Las familias de la escuela junto a los estudiantes realizaron el año pasado un festival que con lo recaudado se encargaron de comprar las estufas que ya fueron instaladas pero que debido a la falta de suministro nunca se habilitaron, así las familias terminan por hacerse cargo de las ineficiencias del Estado. A esto se suma el reclamo urgente por un edificio propio, ya que el mismo es compartido con la Escuela de Educación Primaria Nº7. Ésta necesidad no es un mero capricho de los estudiantes, Santiago, estudiante de la carrera de Educación Física, nos relata: “en el instituto hay 3 turnos, dos compartidos en horario escolar con los chicos del primario y secundario, 6 carreras, y llegamos a tener clases en el Bufete porque no contábamos con aulas libres. Es muy importante tener un edificio propio, por ejemplo, la carrera que yo estudio sólo se dicta de manera pública acá y en un profesorado de Avellaneda, se busca que la educación pública se vacíe, los alumnos se terminan cansando y se van a estudiar a institutos privados. Por ejemplo, nos haría falta un gimnasio o mínimo un patio porque hay actividades que tenemos que hacer por fuera del Instituto y se realizan en un club privado donde tenemos que pagar una cuota, y la realidad, es que hay muchos compañeros que no la pueden cubrir”.
Desde el Colectivo Estudiantil Claudia Kasjan del ISFDT Nº18 invitan hoy a “participar desde las 11:30 de la mañana a reclamar, junto a los padres y madres de la Escuela 7, por condiciones dignas de estudio para todxs lxs que estudiamos en el edificio.”
El sector educativo en la mira del gobierno
La problemática del ISFDT Nº18 no es un hecho aislado en la situación por la que la educación pública está atravesando hoy en Argentina. Empezó el ciclo lectivo del 2017 con las declaraciones despreciativas hacia la misma por parte del presidente Mauricio Macri cuando afirmó que algunos pueden elegir ir a la escuela privada mientras otros “tienen que caer en la escuela pública”, potenciando aún más su defensa por la política privatista; pasando también por la demonización que ejercen hacia la lucha docente: el descuento a los días de paro a quienes adhirieran a la medida de lucha, la supuesta “mejor oferta” salarial a los docentes de un 19,5% de aumento en cuotas y $200 en negro por cargo, la represión en la escuela itinerante de Congreso, el pedido de la gobernadora María Eugenia Vidal para suspender la personería gremial del Suteba. Todo esto da la pauta de que el macrismo y el PRO en su conjunto quiere que la educación no sea un derecho para todas y todas. Pero nada en la historia es casual, aún sigue vigente la Ley de Educación Superior, sancionada en el año 1995, que mercantiliza la educación y la concibe como un bien de consumo y no como un derecho, así, hace ver de forma negativa lo público y perfila la formación de profesionales al servicio del capital y no al servicio de los intereses del pueblo.
Que el pasado 27 de abril la gobernadora Vidal anuncie la implementación del boleto educativo a 4 universidades del conurbano bonaerense, sumándose a la de La Plata, no es mérito de éste gobierno, hace años la pelea por una verdadera implementación del boleto viene pisando fuerte en toda la provincia, y esto no es más que una demostración de que la lucha estudiantil y la lucha de toda la comunidad educativa crece cada día a pasos agigantados y que a su vez, se hace urgente intensificarla: para seguir defendiendo la educación pública, gratuita y de calidad contra el ajuste que nos quieren imponer los que nos gobiernan.
Vivimos en un contexto de fuerte resistencia en las calles y los reclamos e incomodidades están cada vez más latentes, en nuestros lugares de estudio, en nuestros lugares de trabajo, en nuestros barrios, somos más los que no nos contentamos con las políticas de Cambiemos. Y sabemos que no es sólo en la educación la avanzada ideológica que busca el gobierno, el escenario más claro y más reciente es la reconciliación, que fallidamente han intentado aplicar, con la época y los personajes del terrorismo de estado.
Frente al momento político actual, la experiencia organizativa de las y los estudiantes del ISFDT Nº18 y sus familias son una muestra de resistencia y organización posible para enfrentar el ahogo del macrismo sobre la educación pública.
*Militante de Agite Rebelión