El Meditarráneo tiene algunas joyas más guardadas que otras. En su costa, Ornella Vignola Cabot, de 15 años, hace jueguitos una y otra vez. El cronista repasa su historia, su amor por el fútbol y su talento que crece con el tiempo. Su sueño de “vivir del fútbol” es el mismo que se sueña en varios continentes: que el fútbol femenino se tome en serio.
Por Sergio Álvez
Se va muriendo el sol, oscureciendo en su huida las cumbres que envuelven Benalmádena Pueblo. En la playa, cerca del puerto, hay una niña rubia haciendo jueguito con un balón de cuero. Los ocasionales turistas que bordean el Mediterráneo en tenues paseos, se detienen a observar el espectáculo. La niña, descalza, no deja caer la pelota a la arena. Con el empeine la eleva hasta mecerla con los muslos; el viaje del esférico prosigue hasta llegar a la cabeza, dónde rebota en reiteradas ocasiones, mientras ella se mueve lentamente buscando mantener el equilibrio.
La niña que todos observan se llama Ornella Vignola Cabot. Nacida en Montevideo, Uruguay, el 30 de septiembre de 2004, vive junto a su familia en Benalmádena desde 2005. Migró a España, junto a su madre y sus hermanos, cuando tenía apenas 1 año. Hoy, es jugadora de la Selección Española de Fútbol Sub 17.
Amor a primera vista
“La primera persona con la que jugué, el que me enseñó las cosas básicas del fútbol, fue mi hermano Lucas (Vignolo). Con él empecé a jugar en la calle”, recuerda la niña, aludiendo a un hermano mayor que supo jugar durante varios años en las inferiores del Club Atlético Benamiel, institución que formó y vio surgir a Francisco Román Alarcón Suárez, más conocido como Isco, mediocampista del Real Madrid y de la Selección Española.
Lucas observó, ya en aquellos primeros contactos de su hermanita con la pelota, una habilidad sorprendente para el control de la pelota. Fue amor a primera vista: desde que la conoció, Ornella no prescindió del balón ni un solo día de su vida. “Mi hermano además me enseñó a no enojarme cuando me daban alguna patada, esas cosas. Después el decidió estudiar y dejó de jugar”.
Primeros pasos
A los 8 años, Ornella ingresó en la Escuela de Fútbol de Benalmádena, donde fortaleció diversos aspectos deportivos como el juego en equipo y a explotar sus características futbolísticas. Podría decirse que dentro de la diversidad de puestos ofensivos, Ornella se maneja bien en varios de ellos. Media punta, extremo o enganche. Sus rasgos distintivos son la velocidad y la habilidad, potenciadas por una visión de juego inteligente. Incluso cuando le toca, por circunstancias del juego, oficiar en acciones defensivas, demuestra temperamento y agresividad para el recupero del balón. En los últimos años, fue perfeccionando el desborde –por momentos parece imparable–, sumando fuerza y precisión para el lanzamiento de centros siempre productivos y temibles.
Pero es sin dudas la gambeta –eso que en el diccionario del fútbol se define como el regate en curvas cortas para evitar al rival– el arma letal de Ornella. “Cuando encara con balón dominado, tiene un enganche indescifrable y una cintura que deja perplejas a sus rivales”, describió hace poco un relator radial andaluz al verla hacer de las suyas.
Ornella es jugadora del Málaga Fútbol Club, equipo con el cual fue campeona de la liga andaluza y goleadora en la temporada 2018. También integra la Selección de Andalucía Sub 15, que se consagró campeona de España 2019 en la categoría sub 15.
Selección
Este año, Ornella fue convocada por la Selección Española Sub-16. Debutó con “La Rojita” en un torneo disputado en Montaigu (Francia) del 17 al 21 de abril. “Mi madre fue y es mi apoyo fundamental e incondicional. Sin ella nada de lo que voy logrando sería posible”, se sincera la delantera.
A la hora de mencionar perfiles de jugadoras admiradas, Ornella cita a la norteamericana Alex Morgan, a la española Jeniffer Hemoso Fuentes y a la brasileña Marta Vieria Da Silva. En cuanto a futbolistas varones, Ornella menciona a tres: “Messi, obvio, porque es el mejor. Ronaldinho, que ya no juega pero me encanta su juego, e Isco que también me parece un crack y además salió del mismo club en el que jugaba mi hermano”.
Todo
¿Un sueño?: “Vivir del fútbol profesional”, responde. En tiempos donde la crucial y persistente batalla que en distintos puntos del planeta vienen sosteniendo las mujeres futbolistas para ser reconocidas en igualdad de condiciones deportivas, profesionales y laborales en relación al fútbol masculino, el futuro asoma promisorio para pibas con el talento, la voluntad y la magia de Ornella Vignola Cabot.
Ya es de noche en la Costa del Sol. Sentada en la arena sobre su pelota, Ornella observa ese mar sin olas. Respira. Es hora de regresar a casa a descansar. Recuperar energías para un nuevo día de entrenamientos, partidos, alimentación acorde. Ese es el presente que día a día construye, aferrada a esa ilusión que con inmenso esfuerzo se va convirtiendo en realidad. Cuando se le pregunta qué representa el fútbol en su vida, Ornella lo resume en una palabra: “todo”.