Por Carina López Monja – @Carinalopezm
Mini Davos y promesas de inversiones que no llegan. Lentos, pero comienzan a verse los primeros gestos y respuestas frente al gobierno de Macri, en clave de diálogos encaminados para un paro nacional. El gobierno buscara tender puentes y frenar las manifestaciones callejeras.
Welcome to Argentina
A pesar de que el blanqueo no termina de ponerse en marcha y las inversiones no llegan, Cambiemos muestra un implacable y sorprendente optimismo sobre el futuro. La promesa del segundo semestre, se extendió a los meses de marzo/abril de 2017, donde la vida ya debería ser color de rosa y no plagada de dificultades económicas para gran parte de la población.
Al gobierno, desde sus inicios, le va mejor en el plano internacional que en los pagos chicos. Los elogios de Obama, el trato de los medios en el extranjero, entre otras cosas, marcan un país que está lejos de lo que luego se vive día a día. Tal vez por eso, el esfuerzo de Cambiemos estará puesto esta semana en el “mini Davos”, el foro de negocios e inversiones que reunirá a miles de empresarios extranjeros y argentinos en el Centro Cultural Kirchner.
El gobierno ya habla de un evento histórico, pero el objetivo de fondo está vinculado a mirarse en un espejo que no es el propio, pero en el que se siente más cómodo. Mientras las centrales sindicales y las organizaciones populares hablan de un paro nacional y una masiva convocatoria se expresará el próximo viernes para rechazar el tarifazo, el “mini Davos” será el espejo que, esperan, les muestre un país que avanza con reactivación económica y al que sólo le falta “dejar la pesada herencia” atrás.
El video que busca enamorar a los inversores habla de los atractivos y las ventajas de invertir en Argentina. El foro será protagonizado por todo el Gabinete Nacional así como inaugurado por el presidente de la Nación. A pesar del optimismo inusitado, las inversiones no llegan o van directo al sector financiero.
La piedra en el zapato
Luego de la improvisación y el traspié que sufrió Cambiemos con el tarifazo y la decisión de la Corte Suprema, el gobierno buscará cerrar el círculo con la audiencia pública, donde el accionista de Shell y ministro de Energía, Juan José Aranguren planteará un aumento en las tarifas residenciales del 203% promedio.
A pesar del fallo de la Corte y del pedido de las asociaciones de consumidores, Aranguren ratificó que no darán información sobre los costos de la producción, transporte y distribución de gas, que constituye el 70 por ciento de la tarifa final.
El conflicto de intereses de Aranguren, estar de un lado y del otro del mostrador no parece escandalizar a nadie dentro del Gabinete nacional. Ratificado en su puesto, el ministro accionista tratara de aumentar tramos de transporte y distribución y sucesivos ajustes semestrales del precio en boca de pozo, que lo llevarán de 1,29 dólares el millón de BTU a 6,78 dólares en 4 años.
La audiencia, a pesar de no ser vinculante, será muy concurrida. Desde las primeras horas del viernes se espera que el barrio de la Boca amanezca con numerosas expresiones políticas, sindicales, sociales y barriales en rechazo al tarifazo, tal como sucedió en los dos ruidazos realizados con anterioridad. A las subas en alquiler, alimentos, transporte y la pérdida real de poder de compra, la suba de los servicios de luz, gas y agua no son un tema menor para las mayorías populares.
El paro nacional se hace desear
La semana pasada, luego de la reunión de la CGT unificada con Barrios de Pie, la CCC y la CTEP y el diálogo con la CTA, comenzó a tomar fuerza la posibilidad de llegar a un paro nacional en octubre. La posible coordinación entre organizaciones sociales y la CGT puso en alerta al gobierno, no sólo por la capacidad de convocatoria de una medida de fuerza articulada por estos sectores, sino porque se suma el reconocimiento de un escenario social y económico grave, con más de tres millones de trabajadores informales y otros tres millones de cuentapropistas.
El ministro de Trabajo recibió a las dos CTA y antes a la CGT sin lograr más que un “diálogo” que cae en saco roto. Micheli y Yasky adelantaron un paro (a acordar con la CGT) y reiteraron sus críticas a las consecuencias de las políticas impulsadas en los primeros 9 meses de gobierno de Macri. Lo cierto es que la fecha del paro y la modalidad la definirá el triunvirato: en el Comité Central Confederal del próximo viernes 23 discutirán si será movilización, paro o si será paro nacional con movilización. Las posturas más moderadas apuestan a apretar y negociar, teniendo en cuenta negociaciones pendientes que tienen los gremios con el gobierno.
En el gobierno esperan bajarle el precio a las medidas de fuerza y estirar hasta diciembre, como ya lograron hacerlo en abril luego del pago de las deudas de las obras sociales sindicales. Hoy, aparece en carpeta la promesa de reactivación de obra pública, hecha a la UOCRA, un proyecto para dar cobertura a los trabajadores informales a través de obras sociales sindicales, negociaciones por Ganancias y ayuda económica para los movimientos sociales. Estas son algunas de las propuestas del gobierno para llegar a diciembre sin sobresaltos (o con los menores posibles).
La transferencia de recursos tiene un límite
El gobierno ha demostrado que será capaz de avanzar hasta donde lo dejen. Cuando el rechazo o la resistencia son importantes, asumen errores y vuelven para atrás. El impacto de la devaluación, la inflación, la suba de tarifas, el aumento en el costo de vida y la caída del salario, así como los despidos en el ámbito público y privado (con una tercera ola de despidos en curso dentro del Estado) y los dos nuevos millones de pobres marcan una brutal transferencia de los que menos tienen hacia los sectores privados y de mayores ingresos en estos primeros nueve meses.
El disciplinamiento de los trabajadores para que se resignen, el relato para asumir que “esto es lo único que se podía hacer” entra en tensión cuando los funcionarios vuelven sobre sus pasos y argumentan que están aprendiendo. Sin embargo, más allá de los errores, el gobierno de Cambiemos está haciendo lo que se propuso. La apertura económica y la peculiar forma de “insertarse al mundo”, la búsqueda de acuerdos comerciales y TLC con la Unión Europea, la apertura de las importaciones a costa de las pataletas de los industriales, la profundización de la primarización de la economía y el proyecto de Primer Empleo (de precarización laboral) y de Asociación Pública Privada son parte del proyecto de fondo de Cambiemos.
El modelo de fondo tiene consecuencias graves y profundas para los próximos 50 años de Argentina. En el mini Davos lo presentarán como consenso. Sólo podrá oponerle resistencia una masiva reacción popular que desborde las estructuras existentes.