El presidente de EEUU volvió a presentar viejas promesas para reactivar al país. Empleo, empresarios, soldados e inmigrantes aparecieron en su último discurso.
Correcto, moderno, con propuestas de gran calibre para un país como Estados Unidos, el presidente Barack Obama brindó el martes por la noche su discurso del Estado de la Unión. Allí prometió empleos, la salida de las tropas que invaden Afganistán desde 2001 y una serie de medidas que, como durante toda su administración, repercuten positivamente en el electorado, aunque por lo bajo el gobierno sigue respaldando a los bancos y empresas que causaron la actual crisis.
Obama reconoció que en su país los beneficios empresariales “se han disparado a máximos”, pero “desde hace más de una década los salarios e ingresos apenas se han movido”.
Entre las iniciativas más importantes, el mandatario convocó al Congreso estadounidense a elevar el salario mínimo para finales de 2015 a 9 dólares por hora, en comparación con el nivel actual de 7,25 dólares. También propuso invertir 1.000 millones de dólares para crear una red de 15 institutos fabriles, de los cuales tres se pondrán en marcha este año a través de los departamentos de Energía y Defensa, con el apoyo de universidades y empresas privadas. Obama anunció la inversión de 50 mil millones de dólares en infraestructura y la solicitud al Parlamento para que respalde un programa de construcción de 15 mil millones de dólares para rehabilitar o demoler propiedades embargadas y desocupadas. Todas las medidas reveladas por el Presidente apuntan a darle dinamismo a la economía estadounidense, todavía herida por la profunda crisis iniciada a finales del año 2000. Obama además busca bajar el desempleo, que si bien se ha mantenido estable el último tiempo continúa siendo uno de los mayores problemas para los estadounidenses.
Para el mandatario, la crisis financiera en su país ha sido superada, pero la “tarea pendiente” es “asegurarse que el Gobierno trabaje en nombre de la mayoría, no de unos pocos”. Obama dejó en claro que el grueso de sus políticas apuntarán a “volver a encender el verdadero motor del crecimiento económico de Estados Unidos: una clase media que crezca y triunfe”.
Europa en la mira
Centrado básicamente en cuestiones económicas, Obama anunció el lanzamiento de negociaciones comerciales con la Unión Europea (UE) y completar una alianza en el Pacífico. El pacto con la UE tendrá como piedra angular el libre comercio, que podría desembocar en más divisas para Estados Unidos a costa de un continente en profunda crisis. No es de extrañar que un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la UE, favorezca a Washington, necesitado de estabilidad financiera y reactivación interna.
“Esta noche estoy anunciando que vamos a poner en marcha las conversaciones sobre una amplia zona transatlántica de comercio e inversiones con la Unión Europea porque el comercio que sea libre y justo a través del Atlántico apoyará millones de empleos bien remunerados para estadounidenses”, afirmó el titular de la Casa Blanca.
En el plano económico exterior, el mandatario indicó que se creará un “impuesto extranjero” que fije un gravamen mínimo sobre las ganancias en el exterior para fomentar las inversiones nacionales.
¿Salir de Afganistán?
En otro tramo de su discurso, el presidente estadounidense aseguró que entre este mes y febrero del 2014, unos 34.000 soldados se retirarán de Afganistán, país asiático que sufre una invasión hace 12 años. Si esta promesa es cumplida, el contingente militar norteamericano será reducido en más de un 50%.
Los gobiernos de Estados Unidos y Afganistán vienen discutiendo el pase del control militar a las autoridades de Kabul, aunque todavía flotan muchas dudas al respecto. El sur afgano, donde se encuentra la mayor resistencia a las tropas extranjeras, es un polvorín que nadie ha podido desactivar. El estancamiento de las tropas invasoras, el creciente número de bajas de su lado, la infiltración de los talibán en sus propias filas y la creciente tensión entre soldados extranjeros y afganos, convierten a Afganistán en un pantano del cual la Casa Blanca no ha querido salir.
En el último tiempo se deben sumar las críticas crecientes del presidente Karzai por el desempeño de las tropas extranjeras, la violación a la soberanía -no solo afgana sino también de Pakistán- y un sinfín de denuncias contra los soldados por cometer torturas y abusos.
En la actualidad, Estados Unidos tiene desplegados 66 mil hombres en Afganistán y se supone que el repliegue definitivo está previsto para finales del 2014, aunque el Pentagono ha propuesto mantener unos 15 mil hombres en el terreno para que brinden entrenamiento y asesoría para las fuerzas afganas.
Inmigración: promesa incumplida
Desde que asumió la presidencia en 2009, Obama anunció una reforma migratoria integral que todavía no ha visto la luz. Esta vez, el presidente destacó el trabajo bipartidista sobre este tema en el Congreso y le pidió a los legisladores una iniciativa final. “Envíenme un proyecto de ley de reforma migratoria integral en los próximos meses y lo voy a promulgar de inmediato”, aseveró.
Obama señaló que los beneficiaros de la reforma serán los extranjeros que no tengan antecedentes criminales, estudien inglés y paguen impuestos.
En 2012, Estados Unidos terminó el año con una cifra récord de deportaciones, con un total de 409.849 expulsados del país, según el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).