Por Matías Rey. El pásado sábado 31, el ex-Hermética presentó su nuevo disco “Un poco de respeto”, donde versiona temas de artistas disímiles y, por lo general, alejados del gusto metalero. Postales de una noche de pogo y canciones heterodoxas en el rebautizado Teatro Vorterix de Colegiales.
Y sí… Evidentemente el gran Claudio O´Connor tiene inmunidad de por vida, luego de haber sido la voz de dos grandes bestias del metal argentino como Hermética y Malón. Si no, no se explicaría que siga moviendo a una cantidad nada despreciable de seguidores con una propuesta solista que no sólo se aleja en gran parte de su obra anterior (aunque manteniendo buenas dosis de crudeza y agresión heavys) sino que incluye la presentación en vivo un disco de covers de artistas como los Rolling Stones, León Gieco o ¡Rod Stewart!
La cosa empezó bien arriba con “Quién pudiera”, un tema de elaboración propia. El público recibe con fervor y Colegiales siente el impacto de una muy buena propuesta para ver en vivo: O´Connor y su banda son una especie de “fija” en la escena rock porteña y es muy raro que dejen insatisfecho al espectador. Se trata de un conjunto que, toque como acto principal o como soporte de algún titán extranjero, siempre suena ajustado, correcto y con un repertorio de temas ya bastante pulido ante un público que los celebra. El líder, por su parte, tiene ese magnetismo especial propio de los que se proponen ser carismáticos y cumplen. Es muy alto, con mucha pinta de rockero y, cuando toca con su banda solista, se suelta más que en sus shows con Malón. Adoptando una pose entre sarcástica y malévola, este Ozzy Osbourne nativo y parco maneja el escenario como pocos. La entrega de sus músicos y una muy atractiva puesta en escena (con caricaturas de fondo, que ilustrarán el arte de tapa de su disco) completan un cuadro estéticamente muy logrado.
El segundo tema es “Ana no duerme” de Almendra, y la gente sigue pogueando como si fuera una de V8. Evidentemente, a estos recitales no cae ningún novato o despistado, pero el público de O´Connor es complejamente identificable como el de “metaleros que se permiten otra cosa”. Sin dejar de festejar el costado más recio del repertorio, reflejado en algunos temazos propios (“Tus sermones” o el enorme “Rock del suicida”), también se celebran (y mucho) versiones polémicas pero muy buenas de “Redemption song” de Bob Marley o “Touch me” de The Doors. La banda sale intacta del trance, incluso cuando el cantante lee ostensiblemente las letras en inglés de una cartulina pegada en el piso. La innovación tiene sus límites: ser metalero, hincha de Racing y oriundo de Llavallol no es gratis.
Los bises de rigor incluyen la versión de “Yo caníbal” de Los Redondos que ya circula en las radios e internet, y el clásico “Se extraña araña”. Cuando aún no se había extinguido el eco del “Si sos rebelde / no hay perdón…” del estribillo, el “unomásynojodemosmás” del público
obliga a los músicos a retornar al escenario y dar la yapa.
Así es como concluye esta experiencia, acaso la más cercana a que el metal pueda ser algo bonito sin perder la oscuridad. Como siempre, O´connor y sus muchachos no te dejan a gamba.