Son mujeres mapuches que resisten en Ñorquinco en defensa de sus cuerpos-territorios. Conversamos con Cristina Benavidez, del colectivo “Mujeres Mapuches”, quien nos cuenta cómo se organizan contra la usurpación y por sus derechos.
Por Vivian Palmbaum |
La resistencia del pueblo mapuche en defensa de su vida está ligada a la puel mapu, tierra. Sus derechos reconocidos en la Constitución Nacional y por el Convenio 69 de la OIT no son respetados. Los gobiernos siempre parecen estar más cerca de usurpadores. La justicia demora en resolver a la par que el alambrado avanza. Las situaciones de apropiación territorial continúan en un contexto complejo, atravesado por la pandemia y por los recientes incendios que arrasaron la Comarca Andina y dejaron a las y los pobladores con lo puesto.
Desde comienzos del año 2021 se suceden estas situaciones en la región de las nacientes del río Chubut, provincia de Río Negro. Por eso conversamos con Cristina Benavidez, del colectivo “Mujeres Mapuches”.
Cristina Benavidez hace apenas pocas horas que regresa del cerro. Su comunidad está ubicada en el suroeste de la provincia de Rio Negro, en el departamento de Ñorquinco, en el paraje Rio Chubut, “allí vivimos y crecimos, ya que somos quinta generación viviendo en el lugar”. Como parte de su comunidad, Cristina hace historia sobre el proceso de despojo, “es de larga data, aproximadamente hace 50 años, con la solicitud de veranada de Antonio Sede a la provincia de Río Negro y luego con cada venta se fue aumentando el territorio despojado.
Cada comprador se fue completando parte del despojo, “primero hacia un lado alambrando y luego hacia el otro”. En la lista hay nombres como Miguel Guajardo, ex intendente de El Maitén, Catrillanca (testaferro de Joe Lewis), Mindlin, y en 2017 Hugo Barabucci, que es testaferro de capitales qataríes para un lado y por otro lado Robaina, Dominik Marty, Pandolfi y Coopetel.
“El conflicto está en la justicia pero sin resolución y en este momento se hace cada vez más insoportable ya que no tiene límites para apropiarse del territorio mapuche, a pesar de que hay leyes que protegen nuestras formas de vida como pueblos originarios”, explica Cristina. Aclara, para quien no entiende el valor de la tierra para el pueblo mapuche, “sentimos que somos un alma en pena cuando no tenemos territorio, es como que nos falta algo para estar completos”.
-¿En que situación se encuentran ahora?
Este es el tercer intento de cercar el territorio en este sector. Desde el mes de enero que estamos impidiendo que se alambre poniendo el cuerpo en el lugar”. Recordamos que el alambrado de los territorios es el método de apropiación territorial desde la colonización. “Hemos recibido mensajes de nuestros ngen (protectores del lugar) que nos piden que protejamos el lugar. No solo a nosotras nos llegaron estos mensajes sino a lagmien de otros lugares.
Para las y los mapuches el ngen es una parte del ser (agua) es el alma, el espíritu. Cuando la parte física del ser necesita protección, el ngen la protege “por eso decimos que es protector. En un we (lugar) hay muchos ngens. Es un poco difícil explicarlo, son percepciones que se sienten. El newen o fuerzas también es importante, el newen de nuestros ancestros y ancestras. Nosotras no estábamos solas allá arriba a 1400m, habían muchos que nos acompañaban, por eso nosotras lo que menos teníamos era miedo, por el contrario ellos (alambradores y empleados, encargado) estaban muy inseguros de lo que hacían”.
-¿Qué zona están protegiendo?
Allí hay tres lagunas que son sitios sagrados donde hacemos nuestras ceremonias, nuestros nguillatun. Estas lagunas son afluentes del Rio Chubut, y allí es donde comienza a formarse. En ese lugar es donde pastan los pocos animales que tenemos para nuestra subsistencia. Nosotras estamos en la punta ya que la pretensión de alambrar es muy grande y de concretarse serían muchas lof o familias que perderían su territorio, nos aniquilarían.
Mujeres mapuches
-¿Cuál es el rol de la mujeres en la resistencia?
Como mujeres junto a la lagmien Soledad Cayunao decidimos poner el cuerpo a la lucha y no esperar a la justicia, ya que durante estos años se fueron concretando los alambrados y con ellos los despojos. Pero esta decisión nos costó el alejamiento de la comunidad y del Consejo Asesor Indigena (CAI) ya que el planteo de ellos era dejar alambrar y después denunciar. Pero nosotras al recibir mensaje de nuestras ngen no podíamos mirar para otro lado y dejar alambrar.
Cristina recuerda, “una de mis tías siempre quiso volver al territorio y su hermano no se lo ha permitido. La subsistencia es de empleadas domésticas, mientras se añora la vuelta al territorio, el trabajo en la huerta o con los animales”. Sobre las consecuencias de haber oído el llamado del ngen, nos cuenta con dolor, “este accionar de frenar el alambrado nos llevo a recibir destratos y malos tratos de parte de la comunidad y la organización al punto de dejarnos solas, no permitir que el abogado nos atienda y asesore, ya que hemos sido denunciadas, a pesar de que la organización ha recibido durante años aportes económicos, entre otras cosas para pagar los honorarios del abogado”.
Agrega, “de parte de nuestras familias, que son los hermanos varones no nos permiten habitar en la casa familiar y están haciendo de todo para expulsarnos del territorio a nosotras las hermanas mujeres”. Desde el colectivo de mujeres expresan que “hasta la fecha logramos que el alambrado se pare, quizás hasta la primavera, ahora el tiempo nos ayuda ya que comienza a acumularse nieve en el lugar.
Nos explica Cristina que “históricamente en los territorios permanecen los hermanos varones, repartiéndose los espacios entre ellos, las mujeres suelen ir a los espacios de sus compañeros, en el mejor de los casos. En nuestro caso queremos vivir ahí de forma permanente y nos está costando que nos vean como iguales. Siempre nos vieron útiles para la ayuda pero no para vivir en el territorio o compartir los espacios”.