El movimiento feminista de México demostró que sigue vigente aquello de que “ningún derecho se ha conquistado pacíficamente”, que ninguna lucha se ha ganado en silencio. Por eso y porque es histórico, escribimos. Una advertencia: este escrito viste pañoletas verdes y contiene brillantina rosada.
Por Fátima Ortiz* desde El Salvador / Foto Ana Mombello
Cuando decidí escribir había terminado de llorar al ver la foto de un padre con la imagen de su hija desaparecida colgada en su cuerpo, tiraba brillantina rosada, diciendo: “no se olviden de mi hija”. Lloré. Sentí que vale la pena escribir un poco sobre lo que ha pasado en México los últimos días, ¿por qué hablamos de brillantina rosada? ¿Por qué seguimos hablando sobre la violencia hacia las mujeres? Pero también escribo porque en redes sociales “la violencia de las mujeres” hacia las paredes, hacia la propiedad privada, ha sido condenada de maneras inimaginables, con indignación que no encuentro al ver los casos de niñas y mujeres violadas o asesinadas, una frase que me dejó helada al leerla fue: “si eso es feminismo, pues que viva el patriarcado”. Luego de leer varios artículos, posts y tuits, tuve la fortuna de conversar con un buen amigo que me preguntó mi postura al respecto y pude encontrar de manera más tranquila algunas ideas que les comparto.
El viernes pasado se desarrolló en la Ciudad de México una multitudinaria concentración de mujeres, en protesta por diferentes hechos de violencia hacia mujeres de diferentes edades, y ante la negativa de las autoridades estatales y federales de dialogar, escuchar, responder, protegerlas.
El caso que derramó el vaso fue el de una chica violada por 4 policías, y que llevó a que la semana pasada un grupo de mujeres se dirigieran a la Secretaría de Gobernación de México, sin encontrar respuesta a su clamor y, al contrario, toparse con declaraciones desafortunadas del secretario. Ahí surgió el incidente de la brillantina rosada: una de las mujeres que asistía se lo lanzó al funcionario. Esto causó la noticia de agresión en contra del mismo, no hablándose de las agresiones que sufren las mujeres. La brillantina rosada se volvió otro símbolo de la lucha de las mujeres, un símbolo más como la pañoleta verde en Argentina, que se ha convertido en un punto de referencia y visibilidad en la lucha de las mujeres en concentraciones y manifestaciones.
El gobierno de la capital, no se quedó atrás ante este caso y su representante, del partido oficialista MORENA, Claudia Sheinbaum, criticó las protestas y dijo: “no vamos a caer en provocaciones, querían que respondiéramos de manera violenta”. Esas declaraciones fueron la chispa que prendió el fuego para la concentración del viernes pasado, porque se consideró que era un intento de “criminalizar las protestas”.
El sábado (17 de agosto de 2019) el mundo amaneció con imágenes de la Ciudad de México: Los monumentos, estación del metro y paredes estaban pintadas con consignas, vidrios rotos y fuego, causando indignación entre los que dicen que esta no es la manera de manifestarse. Quizás lo quieren en un teatro con luces y champagne, pero jamás se habían pronunciado por los casos de violación, feminicidio, acoso.
El movimiento feminista de México demostró el viernes que sigue vigente aquello de que “ningún derecho se ha conquistado pacíficamente”, que ninguna lucha se ha ganado en silencio, que el hartazgo tiene su límite y que, agotadas las vías, nuestras montañas serán las calles; y que agotadas las vías, los panfletos serán las paredes; y que, hoy en día, ningún gobernante podrá obviar el poder de las redes sociales para acuerpar a la ciudadanía digital y crear verdaderas redes de cambio en la sociedad.
¿Y por qué estoy hablando de cambio? porque la titular del Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, después de reunirse el domingo con más de 50 activistas, dijo que: “El gobierno de la Ciudad de México no criminalizará ninguna protesta social y trabajará en avanzar en un clima de paz y de justicia”, además pidió perdón por calificar las manifestaciones como una provocación y aceptó que no hay suficientes políticas públicas de seguridad para las mujeres. Confirmó que no hay expedientes abiertos de investigación por los daños a edificios públicos y las instalaciones del Metrobús a raíz de las acciones del vienes anterior, y otras acciones para el combate efectivo de la violencia contra las mujeres y niñas. Un gran camino esperanzador de trabajo en conjunto.
México me ha enseñado en estos días que si mañana soy yo, si mañana no vuelvo, pido que lo destruyan todo y que si son ustedes, mis compañeras, mis amigas, mis hijas, mi familia, tengan por seguro que lo haré porque yo sí les creo, no están solas.
*abogada defensora de Derechos Humanos. Nota publicada originalmente en voxboxmag
Más sobre la Rebelión Feminista en México:
De mareas verdes y cielos de diamantina morada
Las provocadoras