Por Vivian Palmbaum*
Después del Campeonato recién obtenido y antes de las elecciones de diciembre, Boca es Pueblo se erige como una alternativa para darle al club xeneize la impronta con la que nació: popular y lejos de los gerenciamientos.
Boca Juniors es el club emblemático del barrio con el que comparte este nombre. A poco de empezar el partido, retumba por todos los rincones una vibración para la que ya estamos preparados cada vez que el club es local.
En la página oficial del club xeneize puede leerse que se fundó en 1905 por un puñado de inmigrantes italianos apasionados por el futbol, que fue bautizado con el nombre del barrio y que sus colores se extrajeron de la bandera de un barco sueco atracado en La Boca (cuando allí funcionaba un importante puerto con gran actividad económica). También que su primer estatuto se celebró en 1919 y las últimas modificaciones fueron aprobadas por la Asamblea General Extraordinaria de Representantes celebrada el 24 de agosto de 1995.
Po otro lado, en ese barrio funciona hace más de 100 años el Teatro Verdi, en el que se presentaron Carusso y Gardel, donde Quinquela Martin convocaba a las reuniones vecinales y Milagros de la Vega hacia sus personajes teatrales. Fue allí mismo donde tuvo lugar la presentación de la plataforma política de la agrupación Boca es Pueblo el viernes 2 de octubre. Un llamado tentador para una comunidad de hinchas de Boca Juniors en los que soplan vientos de cambio, para darle pelea a un modelo de gerenciamiento y expulsión de los sectores populares. Así lo expresan desde la agrupación: “Nos juntamos para proponer que Boca vuelva a ser un club popular, del pueblo y para el pueblo, porque hoy se maneja como una empresa”.
La agrupación Boca es Pueblo hizo su presentación oficial para promover un proyecto por fuera de la lógica del mercadeo; una importante porción de fanas que entienden que es necesario cuestionar un prototipo de control y administración de exclusión en una institución popular que hoy sólo parece reservada para una cofradía. Una propuesta a sabiendas de que no hay posibilidad de disputarles a los poderosos que regentean el club, porque no es posible presentarse a elecciones en ese ámbito sin tener avales bancarios por 14 millones de pesos o el 5% del patrimonio del club. La última modificación del estatuto en épocas del macrismo introdujo esta reforma: a la dirigencia del club sólo puede ejercerla una elite que exige que sus dirigentes sean millonarios. A diferencia de todos los clubes de fútbol, Boca es el único que pide estos avales para presentarse a elecciones.
Se trata de una hinchada reconocida como la Mitad más Uno y cuyos asiduos concurrentes se denominan “La Doce”, o el jugador número doce, por su importancia. Sin embargo, hoy los sectores populares no tienen posibilidades de acceso. “Para asociarse a Boca Juniors hay que hacerlo vía internet y tener tarjeta de crédito, y es más fácil que entre un empresario (aunque no sea hincha de Boca), o un contingente turístico, que un hincha del barrio”, afirmó uno de los referentes de esta renovación.
Sin embargo para los Boca es Pueblo estos requisitos, insalvables, parecen atraerlos, ya que han decidido recuperar la lógica colectiva y popular, lanzando una plataforma en la que se destacan algunos ejes como: lo institucional, el fútbol (que es lo central), el barrio que mira desde afuera al club de sus amores y la tribuna: que el jugador número 12 pueda volver a la cancha.
El fútbol cerca de la vida digna
Al mismo tiempo, la agrupación se integró en la multisectorial barrial La Boca Resiste y Propone, y comenzó a participar en las asambleas junto a los vecinos, que tratan las principales problemáticas que los afectan hoy: el derecho a la vivienda digna y los demás derechos que implican. En ese sentido, la problemática de vivienda también está ligada al club, ya que en estos momentos hay intenciones del Gobierno de la Ciudad de venderle los terrenos de Casa Amarilla a Boca para hacer un estadio shopping; es decir un lugar inaccesible para los sectores que tradicionalmente sostuvieron al club. Un espacio territorial que bien podría estar destinado a la construcción de viviendas de uso social, por las necesidades habitacionales que las actuales políticas de gobierno ignoran sistemáticamente. Un barrio sobre el que parecen recaer claras intenciones de volverlo ajeno a sus habitantes.
Porque el fútbol se teje con hinchas interesados en los devenires de su club y de la vida en el barrio… O al menos eso es lo que proponen desde la Agrupación Boca es Pueblo
* Producción FM Riachuelo