Las elecciones presidenciales de Venezuela se vivieron también en Buenos Aires. La embajada de la República Bolivariana fue el escenario de una noche de contrastes, que se prolongaron también a los protagonistas de la política nacional.
Se palpitaba en el aire la expectativa. Desde temprano en las puertas de la embajada venezolana en Buenos Aires podían verse los gorritos tricolores de los seguidores de Capriles, con su pinta característica, mezcla de turista y conchetería caribeña. En la vereda, custodiados por vallas policiales, esperaban para festejar el previsible triunfo en la urna porteña que a su vez preanunciaría, según sus deseos, el despertar del sueño bolivariano de su país. Fogoneados por una campaña mediática internacional, su ilusión crecía desmesuradamente, lo que sólo terminaría por hacer más grande su desazón al enfrentarse con el duro golpe que le propinó la realidad.
Por otro lado, detrás del vallado, sobre la avenida Luis María Campos, comenzaron a llegar contingentes de organizaciones argentinas para acompañar a los venezolanos que apoyan al comandante Hugo Chávez. Banderas rojas, verdes, negras, celestes y blancas, ondeaban al viento y fusionaban con sus cantos las tradiciones políticas nacionales con el socialismo del siglo XXI. Desde temprano estuvieron presentes las banderas del Movimiento Territorial Liberación (MTL) perteneciente a la CTA opositora; las del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), la Juventud Rebelde/Rebelión y Socialismo Libertario, pertenecientes al Capítulo Argentino de los Movimientos Sociales hacia el ALBA y a la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA); distintos sectores del kirchnerismo como La Cámpora, Kolina, el Comedor Los Pibes y el Movimiento Evita, y finalmente otros sectores afines al gobierno nacional como el Partido Comunista y la agrupación de Martín Sabbatella Nuevo Encuentro.
Con el paso de las horas, entre bombos y cánticos, crecía la confianza en los sectores chavistas porque las informaciones que se filtraban daban a entender que existía una importante distancia entre las votaciones de Chávez y de Capriles, como más tarde se confirmaría oficialmente. La lluvia caía intermitentemente, de la garúa pasaba a una llovizna fuerte y hasta una lluvia contundente, sin embargo la alegría embargaba a las centenares de personas presentes, que no cesaban de cantar y no se movían de la calle.
Finalmente, aproximadamente a las once y media de la noche, desde Venezuela llegaron los primeros resultados que confirmaron el triunfo de Hugo Chávez y la expectativa se transformó en festejos y algarabía, para unos y bronca y desesperación para otros, que se retiraron rápidamente masticando la adversidad de esta noche.
Sin duda alguna la elección venezolana se vivió en Buenos Aires como una contienda propia, en la que nuestro propio destino de alguna manera estaba en juego, así como el de todo nuestro continente.
Repercusiones en la política nacional
”Acabo de hablar con el Presidente Chávez, mucha emoción ”, expresó Cristina Fernández a través de la red social Twitter. La mandataria afirmó también que ”tu victoria también es la nuestra. La de América del Sur y el Caribe. Fuerza Hugo! Fuerza Venezuela! Fuerza Mercosur y Unasur”. El mismo Chávez, en el discurso de celebración, recordó a su pueblo el saludo de la presidenta argentina afirmando que en esta elección “ganó América Latina”.
Por otro lado, los diputados nacionales del PRO Gabriela Michetti y Federico Pinedo viajaron a Venezuela para apoyar al principal candidato opositor con el que se sienten identificados. “Ganó Chávez por diez puntos! Ahora a respetar el resultado y seguir trabajando por nuestros valores…”, twitteó Michetti, quien agregó “un orgullo haber acompañado a un candidato democrático y positivo como Henrique Capriles. Hay un camino”. Por su parte Pinedo escribió a través de la misma red social que “hay que seguir peleando, felicitaciones a los triunfadores y felicitaciones a Capriles que fue muy valiente.” Y Patricia Bullrich, también cercana al PRO publicó: “lamento profundamente el resultado electoral de Venezuela. Modelo donde la libertad y los derechos humanos no están garantizados.”
Si bien los representantes del PRO hubieran querido aparecer triunfantes en el país que más cabalmente representa la crítica al neoliberalismo y la afirmación de un nuevo rumbo para nuestro continente, uno de sus objetivos de mediano plazo fue cumplido. Se trata de instalarse públicamente como la principal oposición al kirchnerismo, con la intención de encabezar una opción política por derecha al actual gobierno.
Es evidente que en este comienzo del siglo XXI los vasos comunicantes que comunican a los pueblos latinoamericanos están más vivos que nunca.