Por Leandro Pintos y Luciana Chiodi. Los economistas de la Cátedra Abierta Plan Fénix de la UBA mencionaron cómo encarar la negociación con los fondos buitre. En diálogo con el programa La Revancha, Abraham Leonardo Gak analizó el contexto actual y el futuro.
El lunes pasado, el ministro de Economía de la Nación, Axel Kicillof, se reunió con Daniel Pollack, el mediador designado por el juez estadounidense Thomas Griesa en el conflicto que el Gobierno mantiene con los fondos buitre por la deuda. A partir de esto, los economistas de la Cátedra Abierta Plan Fénix de la Universidad de Buenos Aires dieron a conocer a través de un comunicado, cómo encarar dicha negociación. En diálogo con La Revancha de FM La Tribu , Abraham Leonardo Gak, director de la Cátedra Abierta Plan Fénix analizó el mejor y el peor escenario para la Argentina.
-¿Qué esperanzas se tiene para esta próxima reunión que se va a dar mañana en Nueva York?
-Me parece que es prematuro pensar que se va a arreglar inmediatamente. Nosotros no deberíamos tener ningún tipo de apuro, ver si se puede negociar pero si no se llega a un acuerdo, no se llega y mala suerte. No es el diluvio, de modo que tenemos que encararlo con muchísima tranquilidad.
–Usted dice que no es el diluvio, entonces ¿cuál sería el peor escenario para la Argentina?
-El peor escenario es que no podamos pagar y entremos nuevamente en default hasta que se arregle. Argentina demostró que ha podido sobrevivir a una situación de esa naturaleza, ya hemos tenido muchos descontroles en 2002, hemos negociado tres o casi cuatro años para finalmente llegar a un acuerdo interesante en 2005. Mientras tanto el país siguió trabajando, creciendo y hemos tenido ingresos importantes en materia de producto bruto y además hemos podido desarrollar una política de inclusión realmente significativa que ha mostrado y ha significado asombro para muchos sectores.
-¿O sea que las condiciones de negociación son favorables para la Argentina?
-Yo no sé, la palabra “favorable” es relativa. Reitero que son tranquilas y no tenemos ningún apuro. Como dijimos en nuestro documento, habrá que negociar con firmeza, con tranquilidad. Creo que si llegamos a un acuerdo en buena hora es importante, pero si no llegamos también vamos a seguir creciendo, porque nos tenemos que preocupar de lo que nos pasa adentro.
-¿Y con el tema de los recursos? Ustedes en el documento dicen que se puede dialogar con firmeza porque están los recursos como para afrontar estos pagos.
-Efectivamente, porque como un país que crece, la inversión proviene de ese ahorro interno. Y en los países serios, si usted analiza, las inversiones externas no pasan más allá del 10 por ciento de la inversión total que va realizando ese país. Así que no nos preocupemos, hay que negociar, hay que tratar de llegar a un acuerdo, que es importante, pero no sacrificando el proyecto nacional.
-Esa creo que es la pregunta que hoy está en el centro ¿cómo negociar sin sacrificar el proyecto? Teniendo en cuenta que si las reservas van para el pago de la deuda no van para políticas internas.
-No hay que pensar en eso. No podemos sacrificar el proyecto, no podemos sacrificar el país, no podemos sacrificar a la gente para llegar a un acuerdo.
-¿Ustedes evalúan que ese es el límite de la negociación?
-Así es.
-¿Otro límite podría haber sido auditar la deuda no? Pensando en el caso de Ecuador que creó una comisión que auditó la deuda y se pagó lo que se consideró legítimo.
-Primero, yo creo que las condiciones originarias eran diferentes. Segundo, ya es un tema terminado, eso se decidió en el 2002, que preferían negociar y obtener una quita importante que entrar en un conflicto de esta naturaleza de analizar. En definitiva lo que analizamos como deuda ilegítima son los créditos otorgados a un gobierno dictatorial. Pero hay una parte que es deuda de la Argentina. Acá lo grave es que ha quedado impune la actividad de las personas que tuvieron a su cargo la política económica en ese período que utilizaron ese dinero no para producir, no para crecer sino para poder sacar su dinero al exterior. Pero eso no le da carácter de ilegítimo, le da carácter de malversación, que es diferente.
– ¿Cuál hubiese sido el problema de auditar la deuda teniendo en cuenta que Ecuador una vez realizada la auditoría se sentó a negociar y los acreedores aceptaron esa negociación y lo que no se pagó se aceptó igualmente?
-La situación es diferente. Ecuador debía a bancos, se sentó con un número determinado de bancos. Cuando Grinspún, ministro de economía de Alfonsín, luchó para resolver el problema de la deuda, estaba negociando con 350 bancos que eran los acreedores. Cuando quiso hacer un club de deudores para enfrentar al club de acreedores no pudo hacerlo. Después se transformaron esas deudas en bonos, en acciones, que las compraron miles y miles de personas. ¿Usted cree que es lo mismo negociar de una manera que de la otra? ¿Hubiera sido más fácil, más conveniente, llegar a un acuerdo para no pagar determinados montos mayores que el acuerdo que llegó la Argentina que tuvo un descuento del orden del 65 por ciento de su deuda con privados?
– No, claramente se ha logrado una quita en la deuda. El tema es que ahora con el fallo del juez Griesa la cantidad que hay que pagar es mucho mayor de lo que se pensaba.
-No, no es así. Si usted tiene un 92 por ciento de personas que acordaron una forma de pago, queda un 7 y pico por ciento. Ese 7 y pico por ciento era deuda, en algún momento había que pagarla al valor con que se hizo a los demás, pero no a no pagarla. Entonces la diferencia que está en juego, es la diferencia del valor que tiene lo que se va a pagar con respecto a lo que uno quiso pagar.
– Entonces ¿mañana debemos estar tranquilos según lo que plantean ustedes?
-Seguro que sí, deberíamos. Yo no soy gobierno ni estoy negociando, yo le digo en qué condiciones a mi juicio debería negociarse, con tranquilidad, con firmeza y sin miedo.