Por Tomás Eliaschev* / @TomasEliaschev / Foto: Lucas Vallorani
Frente al reciente protocolo de Actuación en Manifestaciones, un análisis desde la voz de las y los trabajadores de prensa organizados. El rol del periodismo en salvajes represiones.
A muchos de las y los trabajadores presentes en la Asamblea del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) que se realizó el sábado pasado nos tocó presenciar represiones brutales que terminaron con la vida de compañeros. Y somos bien conscientes de que muchas veces las balas apuntan también contra la prensa, como pasó cuando la Metropolitana reprimió en el Borda o en la Sala Alberdi, o como la bonaerense reprimió en el último Encuentro Nacional de Mujeres en Mar del Plata. Por eso es tan importante que a la vez que nos identificamos con los intereses y los métodos de la clase trabajadora, las y los periodistas tomemos dimensión de qué rol podemos jugar para ponerle algún límite a la represión.
Esta idea estuvo presente un día antes, cuando las y los trabajadores de Tiempo Argentino y otros de los medios del grupo Veintitrés se movilizaron al Ministerio de Trabajo, acompañados por el SiPreBA. Hubo una canción que fue coreada por todos, mientras cortábamos algunos carriles de la Avenida Alem. “Qué boludo, qué boludo, al nuevo protocolo, se lo meten en el culo”. A muchos nos hizo acordar a una canción parecida, que en lugar de nuevo protocolo decía “estado de sitio”.
Así fue quedando claro que los trabajadores y trabajadoras de prensa salimos a luchar contra patrones vaciadores y funcionarios que los apañan y que tampoco estamos dispuestos a respetar la nueva disposición de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que buscan disciplinar las futuras luchas, poniendo por delante la circulación vehicular a los derechos sociales de quienes reclaman pan y trabajo. Pero los laburantes de los medios también alzamos la voz para protestar porque el nuevo protocolo dispone encerrarnos en un corralito cuando estamos cubriendo una represión. En la asamblea general del SiPreBA, se votó unánimemente un texto titulado “El nuevo protocolo es un grave atentado a la libertad de prensa: No a la `zona determinada´”, donde se plantea bien claro que “los trabajadores de prensa no aceptamos ‘liberar la zona’ para que la policía reprima sin que queden evidencias”. La postura que tomó el SiPreBA, similar a la que tomó la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina, es una muestra contundente de que las y los trabajadores de prensa no olvidamos a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Ni el asesinato de Mariano Ferreyra. Ni la innumerable cantidad de veces que hemos visto el proceder brutal de la policía contra los manifestantes, como recientemente ocurrió con Cresta Roja. Y de la conciencia de que la presencia de cámaras es muchas veces la única forma de evitar la muerte. O de lograr que esos asesinatos no queden impunes. Tal como planteó el Colectivo de Trabajadores de Prensa en su última declaración: “Como gremio, el tema nos involucra muy de cerca por dos motivos: porque somos trabajadores que vamos a expresar nuestros reclamos con masividad y contundencia en las calles, y porque la decisión de dar vía libre a las fuerzas de seguridad para reprimir impunemente incluye la pretensión de encerrarnos en un corralito y aislarnos para impedir coberturas que dañen la imagen del gobierno. Para que no nos censuren y para que esté garantizada la libertad de expresión es imprescindible que alcemos nuestra voz contra ese protocolo diseñado para criminalizar la protesta social”.
A la par que se construye “un sindicato de los trabajadores, ni de los gobiernos, ni de los patrones”, como se canta cada vez más en las marchas y asambleas del SiPreBA, estamos defendiendo el derecho a la comunicación y la libertad de prensa: es nuestra manera de aportar para que las luchas del pueblo sean escuchadas, no reprimidas a fuego y sangre. La memoria de los compañeros caídos nos exige cumplir ese rol con responsabilidad y compromiso. La toma de posición es clara y está opuesta por el vértice a aquellos periodistas patronales que justifican y encubren la violencia policial y los planes de hambre del macrismo: no existe el periodismo independiente y objetivo: apostamos por “un periodismo al servicio de los trabajadores y el pueblo”. Va a ser más necesario que nunca en estos tiempos de donde nos quieren desmovilizar y aplicarnos un ajuste que -ya lo sabemos- sólo cierra con cada vez más represión.
*Secretario de Derechos Humanos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) y militante del Frente Popular Darío Santillán
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