Por Ali Dagnino Contini
En la consigna “ni una menos” la lucha histórica del movimiento de mujeres. Laurana Malacalza coordinadora del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires, María Julia Constant de la organización feminista Las Azucenas y Valentina Bianchi de la Colectiva Decidimos, ponen sobre la mesa el efecto social, los avances y los retrocesos en materia de políticas públicas para la erradicación de las violencias machistas.
La consigna de #NiUnaMenos viralizada por las redes sociales y miles de mujeres ocupando las calles del país, fueron la viva expresión de que los cuerpos colectivos existen. Que tocan a una y nos tocan a todas, pues como propone el poema: “para poder ser he de ser otrx”. La masiva movilización narró una experiencia de empatía social digna de replicar: muchos cuerpos citando de palabra y de acción al Che, sintiendo en lo más hondo cada injusticia cometida contra las mujeres y las disidencias sexuales.
¿Qué significa el #NiUnaMenos?
Laurana Malacalza: se instaló como una consigna que permitió aglutinarnos y salir a las calles, hacer con ese espacio público una apropiación de parte de las mujeres organizadas. Ayudó a congregar y a replicar muchas movilizaciones y mucha presencia pública de las mujeres en las calles en otros países. Es importante salir de ese lugar de mujeres que sufren como víctimas. También las mujeres somos actores, tenemos agencia, hacemos política, hacemos un montón de otras cosas. (El #NiUnaMenos) logró transversalizar las clases sociales. La marcha del viernes tuvo una connotación social distinta de la que fue el año pasado porque intentamos complejizar esa mirada, ¿no? Es otro contexto, hay otras preocupaciones. Es difícil poner en diálogo esto, explicar las violencias de género en diálogo con las políticas de ajuste, con las políticas de despidos, con la inacción del Estado, con las indefiniciones de políticas públicas, con un Estado que se corre cada vez más y un mercado que cada vez avanza más y cada vez se mercantilizan más los cuerpos de las mujeres, la imagen de las mujeres.
María Julia Constant: el #NiUnaMenos significa denunciar la falta de políticas públicas, en concreto. Denunciar también que hay una utilización bastante oportunista en muchos políticos de ponerse el cartelito. También el #NiUnaMenos significa denunciar las muertes por abortos clandestinos. Estamos en este momento [con la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Seguro, Legal y Gratuito] a punto de presentar nuevamente, ya por quinta vez, el proyecto de ley en la Cámara de Diputados de la Nación. También significa justicia por Diana Sacayán, terminar con los travesticidios. Denunciar y exigir el desmantelamiento de las redes de trata y prostitución. También denunciar la situación de los despidos, que en muchos casos son de mujeres, que hoy la situación en cuanto a tarifazos y a la inflación se profundiza mucho más. Son muchas las exigencias. Pero nos parece muy importante, fundamentalmente, exigir y denunciar que acá hay un Estado y distintos gobiernos provinciales responsables de esta situación.
Valentina Bianchi: el #NiUnaMenos significa para nosotras una oportunidad dentro de un montón de otras oportunidades durante todo el año de salir a la calle a luchar por nuestros derechos, para visibilizar nuestros reclamos, para hacer eco de cuáles son nuestras luchas. Entendemos que hay dos patas de la cuestión: una que es quizás más cultural, de una cultura que sigue legitimando estas violencias, que sigue a veces justificando o culpando a la víctima; y por otro lado, entendemos que también hay una responsabilidad estatal. Entonces, también es una oportunidad para salir a exigir más políticas para los derechos de las mujeres.
Reivindicaciones feministas históricas y conquistas
VB: Nosotras salimos el año pasado a decir que las muertes por abortos clandestinos inseguros eran femicidios del Estado Nacional. Y este año salimos a reclamar por la inmediata liberación y desprocesamiento de Belén, que es una compañera procesada por un aborto espontáneo. Y por supuesto no podemos decir #NiUnaMenos sin pedir por el aborto legal que es un derecho fundamental de las mujeres y una de las causas de desigualdad; y hoy sigue siendo en Argentina una de las primeras causas de muerte materna de las mujeres.
MJC: a lo largo de estos años y gracias a la lucha de las mujeres y del movimiento feminista, hemos conseguido, por ejemplo, en relación al aborto, que en algunos casos esté reglamentado. Hemos conseguido que ya en algunos casos esté legalizado, como es el caso del aborto no punible. Bueno, un avance ha sido la creación de las comisarías de la mujer. A pesar también de que en algunos casos no da respuesta. En muchas cosas hay avances, y todo eso tiene que ver, creemos, con la lucha de las mujeres. (…) El tema de no tener un presupuesto para llevar a la práctica reglamentaciones que puedan llegar a modificar esto. Y no hay casas refugio, esa es la realidad. Si realmente interesa terminar con la violencia hacia las mujeres, se necesita presupuesto, se necesitan intenciones políticas. Lo mismo, también creemos que es muy importante que se aplique de una vez por todas la Ley de Educación Sexual Integral.
De responsabilidades estatales y gobiernos
LM: lo que le exigimos al Estado las mujeres es que esos hechos que están caratulados como femicidios no sean considerados como hechos aislados sino como parte de un continuum de violencia que sufrimos las mujeres, de cuestiones mucho más estructurales que tienen que ver con la desigualdad de géneros, con las desiguales relaciones de poder que existen entre los géneros. Yo creo que el Estado ha sido muy exitoso en plantearnos un modelo de políticas públicas desde hace una década, que tiene que ver con políticas públicas para abordar la problemática de la violencia contra las mujeres, que han promovido cientos de miles de acciones individuales que dan cuenta de denuncias, de causas judiciales iniciadas, de espacios para propiciar la denuncia, de contabilizar la cantidad de denuncias, la cantidad de femicidios, la cantidad de causas judiciales, como si eso fuera el rol que tiene que tener el Estado. Torcer ese modelo y plantear lo que hasta el hartazgo nos cansamos de plantear: políticas integrales, articuladas, que den cuenta de las diferentes dimensiones que tiene la problemática de la violencia contra las mujeres es exigirle al Estado un cambio de paradigma.
Las mujeres que estamos ocupando distintos lugares en las organizaciones sociales, en las organizaciones políticas, en los organismos del Estado, etc., tenemos que generar estrategias para propiciarle al Estado la exigencia de estas políticas públicas. Desde el movimiento de mujeres hemos entrado en el juego del Estado, que es abordar individualmente cada uno de los casos y nos cuesta pensar en términos más colectivos. Yo escucho muchas críticas sobre el NiUnaMenos, pero ha sido la clara manifestación de una política colectiva que hemos llevado a cabo las mujeres. Ojalá encontremos también otras estrategias políticas colectivas para seguir exigiendo al Estado estas definiciones de políticas públicas. Es difícil hacerlo pero hay que generar agenda, compartir agenda. Y eso el Ni Una Menos nos ha permitido hacerlo: compartir agenda.
MJC: la consigna principal es que el Estado y los gobiernos son responsables, presupuesto ya para la ley que ya está pero no está legalizada. Estamos denunciando desde el gobierno de [Pablo] Bruera, que cerró el único refugio que había en La Plata, y vemos que con el nuevo intendente tampoco hay ningún atisbo de que se abra algún refugio.
VB: hoy en la provincia hay un abandono total en las políticas de atención a víctimas de violencia, también lo hay en el país. Se profundizó el vaciamiento de estas políticas que existía desde el gobierno kirchnerista, y ahora con el gobierno macrista.
Ecos sociales
MJC: es un avance importante para la sociedad, para las mujeres, para el compromiso de los varones también, marchar. Es importante incluirlos porque si no tampoco esto se modifica. Y además, también ha permitido llevar estas problemáticas a distintos ámbitos: a las escuelas, a los medios de comunicación. Pero en concreto, si vamos de un año a esta parte, es muy poco lo que se ha conseguido. Entonces, estamos hablando de femicidios cada 30 horas, ese número no ha cambiado. Una de las organizadoras de la marcha del año pasado, es la que preside hoy el Consejo Nacional de las Mujeres y en muchos casos hoy, siendo funcionaria del gobierno macrista, ni siquiera atiende a las víctimas. La consigna dice “Juntas somos poderosas”. Creemos que el movimiento feminista y la lucha de mujeres han conseguido muchas cosas, pero falta.
VB: el caso de Belén funciona para visibilizar que por más que anteriormente o en este tiempo no se persigue sistemáticamente a las mujeres por abortar, sí la ilegalidad del aborto sigue coartando nuestros derechos porque existe la posibilidad de que un médico rompa el juramento de secreto y ponga en riesgo la vida de una mujer y, en este caso esa mujer quede presa. El caso de Belén generó una reacción en el periodismo, en las organizaciones y también mucha interpelación a las mujeres que abortan y que sientan que podrían haber sido cualquiera de ellas. Entonces, sin aborto legal nuestra seguridad, nuestros derechos no van a estar garantizados.
Una vez más, salimos a las calles para hacernos cuerpo colectivo. Fuimos desde nuestra casa, desde el trabajo, desde el sindicato, desde la organización social en la que militamos, desde el barrio. Hay que nombrarnos y reconocernos, cada vez que podamos, para no olvidarnos qué somos. Hay que decir en voz alta los nombres de las que ya no están en cuerpo pero que estarán siempre en nuestras palabras. Hay que sentir latir este corazón colectivo que construimos, para entender que vive y que resiste a la opresión. Hay que tomar el cemento y el barro, las calles y las casas, avivar el fuego de la lucha para que no cese, juntar las palmas de las manos y aplaudir las conquistas, pero también fruncir el ceño y señalar y denunciar los retrocesos. Hay que escribir, gritar, decir, murmurar, pintar, grafitear, vociferar, exigir: “Ni una menos”.