Por Vivian Palmbaum
Se realizó frente a la Casa de Córdoba en la ciudad de Buenos Aires, y en simultáneo con acciones en esa provincia, la entrega de un petitorio de exigencia de justicia por las muertes de dos mujeres en el penal de Bouwer. A semanas del 8 de marzo, decir “ni una menos” también en las cárceles.
No estamos todas. El 3 de febrero pasado Elsa Medina falleció por el desprecio en forma de falta de atención médica, mientras que el 22, Janet López apareció ahorcada. Las dos murieron en el penal de Bouwer bajo responsabilidad de quienes están al frente y ejercen funciones en el Servicio Penitenciario de Córdoba (SPC). Por eso, de forma simultánea, en esa provincia y en la ciudad de Buenos Aires, se realizaron acciones para visibilizar las represión y la muerte, sistemáticas.
Frente a la Casa de la Provincia de Córdoba, en la tarde del lunes 25, integrantes de organizaciones sociales y políticas repartieron volantes donde se leía: “En el penal de Bouwer el Estado mata” y a continuación podía leerse: “El Estado aniquila a las mujeres privadas de su libertad y a las que deciden levantar su voz las reprime”. En Córdoba, familiares de las que ya no están advirtieron sobre el maltrato; incluso padre y madre de Janet presentaron el viernes pasado una denuncia penal contra el titular del SPC, Juan Bouvier.
Quienes tienen la responsabilidad de velar por la integridad y la salud de las personas que deben cumplir una condena, parecen no hacerlo. En el mismo mes dos mujeres en el Penal de Bouwer fueron encontradas muertas. Ambas muertes fueron atribuidas al Estado ya sea por falta de atención, por desidia y por la represión sistemática que ejercen integrantes del Servicio Penitenciario, una fuerza con instrucción militar. Las historias se repiten y multiplican. En las cárceles de mujeres también se sostiene el #NiUnaMenos contra las políticas represivas que recaen sobre ellas. En las cárceles las mujeres tampoco escapan a la política patriarcal.
Elsa y por Janet, ¡presentes!
Elsa Medina, de sesenta y tres años de edad, el pasado 3 de febrero falleció por falta de atención médica. Tal como denunciaron sus familiares, Elsa padecía de enfermedades crónicas como son el hipertiroidismo y diabetes y antes de su muerte sufrió un ACV. Nunca se le permitió el traslado a una institución hospitalaria. Una muerte que podía haberse evitado de haber sido asistida.
A días, el pasado 22 de febrero, se sumó la muerte Janet López de 30 años, que fue encontrada en su celda ahorcada, en una situación que resulta sospechosa por su reiteración dentro de los penales. Hasta el propio médico que la asistía informó que ella no estaba depresiva. “Es tristemente célebre que aparezcan suicidadas en manos del Servicio Penitenciario”, expresan en el volante familiares y organizaciones autoconvocadas.
Tal como se expresa en la difusión, la muerte de Janet produjo gran conmoción en el penal en donde “las mujeres exigieron respuestas y en la madrugada ingresó un grupo de choque del Servicio Penitenciario que respondió con represión y palos. Estos asesinatos no son hechos aislados, son un hecho culmine dentro de los cotidianos maltratos y torturas que sufren las personas privadas de su libertad. Una constante naturalizada dentro de los penales. Por ello decimos que no fue un motín lo que sucedió en Bouwer sino que fue una forma de reaccionar de las mujeres ante tantas injusticias y atropellos”.
Tal como relata Alfredo Cuellar, padre de “la China”, asesinada por el Servicio Penitenciario en 2012, “esto no solo pasa en Córdoba sino en todos los penales del país donde por día están muriendo una persona y la reacción del Servicio Penitenciario en las cárceles de mujeres es más violenta, con violaciones, represión, tortura seguida de muerte, como pasó en esta causa”. “Esta situación de violencia estatal dentro de las cárceles recrudeció más”, expresó “tienen el aval del Ministerio de Justicia, del Ministerio de Seguridad, y todas las instituciones que representan al Servicio Penitenciario, porque se mueven como pancho “por su casa”. Son cosas que no tienen que suceder y siguen sucediendo ante los ojos de los grandes funcionarios del Estado”.
En Córdoba y CABA
Mientras que en la provincia de Córdoba las organizaciones sociales y familiares de ambas mujeres muertas protestaban frente al edificio de Tribunales II de la ciudad de Córdoba, bajo la consigna #NiUnaMenos en las cárceles, en la CABA también se autoconvocaron organizaciones y familiares frente a la Casa de Córdoba como muestra de solidaridad. Quizás a pocos les importa lo que sucede en las cárceles; sin embargo, un conjunto de personas se dieron cita frente para realizar un acto de visibilización y entregar una nota en la delegación provincial.
La visibilización es quizás la mejor forma de parar con las situaciones represivas”, expresaba Alfredo, el papa de “la China” Cuellar, también víctima del Estado represor. “Nos autoconvocamos para repudiar el accionar del Servicio Penitenciario que con el aval del gobierno y todas las instituciones represivas siguen asesinando”, agregó, “en la cárcel de Bouwer por año están muriendo tres mujeres y este es el colmo porque en menos de 30 días aparecieron dos chicas muertas y un nene que se supone que también está muerto”. Alfredo Cuellar es luchador por los derechos de las personas privadas de su libertad además de ser el padre de “la China”. Denuncia que a su hija la golpearon y dejaron agonizar agentes del servicio penitenciario en la Unidad IV de Ezeiza el 23 de diciembre de 2012 y que luego intentaron disfrazar la situación como un suicidio
Cuellar, referente de la lucha, expresó “desde la distancia queremos apoyar y mostrar nuestra solidaridad para que ellos y ellas se sientan acompañadas. Acompañar a las compañeras de Córdoba que hoy a la mañana también se estuvieron movilizando hacia el juzgado”. En la Casa de la Provincia de Córdoba fue entregada una nota de repudio y reclamo para que se respeten los derechos de las personas privadas de su libertad, dirigida al director del penal de Bouwer. La misma fue recibida, sellada y enviada de inmediato a la provincia, con un número de seguimiento con el que darán curso y respuesta al reclamo.
Higui: “Si no fuera por ustedes, aún estaría presa”
Estuvo presente en la actividad Higui de Jesús, quien también fue víctima de la violencia patriarcal y la estigmatización que la llevaron a tener que defenderse de sus agresores y por lo que tuvo que estar injustamente detenida durante 7 meses. Higui recordó “lo difícil que es estar privada de tu libertad”. “Si levantas un poco la voz o decís algo te cortan la visita; por una persona paga todo el pabellón. Las mujeres grandes he visto que no tienen asistencia médica. Tenés que estar pendiente que te den permiso para todo porque también te castigan, Me acuerdo de esa situación y es horrible, de solo recordarlo empiezo a temblar”, dijo Higui. En abril se sustanciará el juicio por la absolución de Higui en la causa que injustamente se le sigue.
Higui se hace presente en cada ocasión y coincide con Alfredo, al afirmar que sólo la presión social es la que consigue que algo se modifique. Higui dijo: “si no fuera por ustedes, aún estaría presa” y Alfredo a su vez también afirmó la necesidad de “visibilizar lo que sucede y que alguien intervenga, porque los organismos de Derechos Humanos no tienen herramientas necesarias para intervenir. Nosotros los familiares, los compañeros, que luchamos en defensa de las personas privadas de su libertad también tenemos que aportar desde el acompañamiento, la visibilización para de alguna manera poder parar la represión”.
Elsa Medina y Janet López son dos de los nombres de tantas mujeres que llegan a las cárceles víctimas de la violencia sistémica y mueren en las cárceles víctimas del descuido, el maltrato y el abuso de un Estado que debiera cuidarlas, tal como lo establece la Constitución Nacional. Triste deuda de la democracia, entre 2009 y 2012 fueron halladas sin vida nueve mujeres en el Complejo penitenciario IV de la ciudad de Ezeiza. Ninguno de los fallecimientos fue esclarecido.
Notas relacionadas
¡Basta de represión! Las 800 mil somos también las que están presas
A 3 años del asesinato de “la China” Cuellar, no bajar los brazos
La China Vive, un símbolo de lucha