Por Diego Fina. Por los cuartos de final de la Libertadores, el equipo rosarino dejó en el camino al xeneize tras vencerlo en los penales, luego de igualar 0 a 0 por el encuentro de vuelta. De esta manera accedió a las semifinales del certamen continental.
Y le pagaron con la misma moneda. Si justamente un equipo parecía imbatible en las definiciones por penales era aquel Boca de Carlos Bianchi. Pero esta vez el final de la historia sería distinto, y tras una serie interminable Maxi Rodríguez pudo coronar la merecida victoria para los dirigidos por Gerardo Martino por 10 a 9.
Lo cierto es que de entrada se dio el partido que muchos imaginaban, teniendo en cuenta las formaciones y presentes futbolísticos de ambos equipos. Newell’s se hizo dueño del campo y de la pelota, intentó desplegar un juego fluido y de posesión, pero sin demasiada profundidad como para dar la estocada final. Boca esperó replegado en su campo apostando a alguna contra o pelota parada, con un planteo por demás defensivo -en especial sabiendo el valor de un gol en condición de visitante- pero ordenado y a la altura.
Las primeras situaciones fueron para el local, con un cabezazo de Marcos Cáceres tras un córner y un mano a mano que Maxi Rodríguez ante Agustín Orión definió sin ángulo, a los cuatro y nueve minutos respectivamente. Boca recién se animó un poco más con un remate desviado de Juan Sánchez Mino y otro con igual destino de Juan Román Riquelme promediando la primera parte. Luego Orión contuvo un disparo de zurda de Ignacio Scocco, mientras que Santiago Vergini se animó desde lejos con un remate que pasó cerca. De todas formas, las situaciones de gol no eran claras y el partido iba tomando temperatura, con discusiones y pierna fuerte.
En la segunda parte el encuentro seguiría la misma temática, pero Boca tendría las más claras, ambas en la cabeza de Nicolás Blandi: una, despejada en la línea por Milton Casco y otra, en el travesaño tras una gran jugada de Riquelme. Sin embargo, los dirigidos por Carlos Bianchi pasaron de estar a punto de ampliar el marcador a quedarse con un jugador menos, lo que condicionó por completo el encuentro. En una falta de profesionalismo Clemente Rodríguez recibió la segunda amarilla luego de empujar levemente al árbitro Germán Delfino, quien lo acababa de amonestar. Lo inexplicable fue el cambio que realizó Bianchi ante esta situación, dejando a su equipo sin delanteros al colocar al defensor Nahuel Zárate en lugar de Blandi. De allí en adelante sería un asedio por parte del conjunto rosarino, quien buscó por todos los medios pero no pudo llegar al gol, con situaciones de Horacio Orzán, Diego Mateo, Cáceres y Maxi Rodríguez.
Llegaron a los penales y la definición parecía no terminar más. Luego de que Cáceres y Orzan desperdiciaran la posibilidad de llevarse la victoria daba la sensación que Boca era invencible en los doce pasos. Pero esta vez no fue así: Nahuel Guzmán agigantó su figura al taparle el remate a Juan Manuel Martínez para que luego Maxi Rodríguez liquidara la serie haciendo delirar al Coloso del Parque, en un 10 a 9 final, tras ejecutar catorce penales por bando.
Terminado el partido, Riquelme realizó declaraciones polémicas: “El arquero y los centrales manejaron la pelota y después nada más. Los penales son cuestión de quién tiene más suerte y ellos están con suerte. Enfrentamos al mejor del país, como dicen todos, y tuvimos las más claras”. Bianchi también careció de autocrítica: “Jugamos contra el mejor de América como el Corinthians y ahora con el mejor de la Argentina, y el equipo estuvo a la altura. En el mejor momento nuestro, cuando venían de sacar pelota sobre la raya y un cabezazo en el palo, llegó la roja a Clemente y a partir de ahí es una cosa lógica que nos dominara como nos dominó Newell’s. Creamos situaciones de gol, Orión no sacó ninguna difícil”. Por otro lado, el “Virrey” se quejó del arbitraje: “Nos expulsan jugadores todos los partidos, con justificación y sin justificación. En los tres con Newell’s nos echaron, no sé por qué a Burdisso”.
El duelo de argentinos por los cuartos de final quedó en manos de Newell’s. Y su clasificación fue especial, no sólo por ser ante un equipo con historia en la Libertadores, además por conseguirlo en una histórica definición por penales. El premio al juego y la intención de los rosarinos es merecido. En este caso ganó el que más buscó y, de seguir por este camino, Martino y compañía tienen argumentos más que suficientes para ilusionarse en grande.