Por Nadia Fink y Francisco Farina / @nadia_fink @panchofarina
Un nuevo paso en la estrategia de gobierno contra el campo popular. El PRO, en mano de uno de sus punteros, baleó a Iki, militante del Movimiento Popular La Dignidad. Hoy por la tarde se realizará un acto en el barrio.
El viernes por la noche, la estrategia del amedrentamiento del Gobierno Nacional contra el campo popular tuvo un nuevo y alarmante episodio. Un puntero del PRO atentó contra la vida de Dario Julian “Iki” Euguenio, militante de la Confluencia Movimiento Popular La Dignidad Tupaj Katari OPSA, durante una asamblea de vecinos y vecinas en el barrio de Villa Celina, partido de la Matanza.
El sabado distintas organizaciones políticas y sociales se acercaron al Hospital Santojanni –donde aún se encuentra internado Iki, hoy con un pronóstico más estable y ya en habitación común– para expresar su solidaridad y donde se realizó una conferencia en repudio de lo sucedido.
El balazo en el pecho de Iki fue la consecuencia de un largo y complejo conflicto que incluye al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC), a una Sociedad de Fomento que le da la espalda al barrio y realiza negocios privados, y la Comisaría N°11, de Villa Celina, que es cómplice por omisión de las numerosas denuncias anteriores.
Villa Celina nació en los años sesenta, como un barrio transitorio para erradicar las villas en la entonces Capital Federal, pero luego fue dejado de lado. Años más tarde, esas tierras fueron del Banco Hipotecario, que luego se las vendió al Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC). A su vez, el IVC las cedió a la Sociedad de Fomento, que fue importante en la dinámica barrial hasta que fue disputada a los tiros (como, parece, acostumbran a dirimir diferencias y falta de representación) por la actual comisión.
La Sociedad de Fomento articula a su vez con la Cooperativa de Vivienda Lozana, quien comenzó un proceso de pre urbanización: sin consulta previa empezaron a levantar las tierras y taparon los pluviales de desagote natural del barrio. Así, cualquier mínima lluvia provoca que el barrio se inunde por completo. Allí empiezan, por un lado, las denuncias y los amedrentamientos; y, por el otro, la organización cada vez más sólida de vecinas y vecinos.
Para profundizar en el tema, Marcha conversó con Franco, o más conocido como “El Niño”, militante del Movimiento Popular La Dignidad, quien explicó que a partir de las protestas por las inundaciones “hubo cortes de la General Paz varias veces, hay denuncias para que el municipio fumigue por el dengue, porque las inundaciones hacen que se llene de mosquitos. Y en ese contexto, las y los compañeros empezaron a recibir amenazas de la Comisaría N° 11, de la Sociedad de Fomento y de la misma Cooperativa”.
Por eso el viernes por la noche, la Asamblea era concurrida: contra una Sociedad de Fomento que se constituyó como un negocio privado, “la cerraron y armaron canchas de fútbol que subalquilan a Coca Cola, a Pepsi y a Quilmes, a las fábricas, para que hagan recreación; y el barrio queda afuera”, cuenta Niño, en el barrio se fue tejiendo la organización y estaban por inaugurar un Jardín Comunitario. Así fue que Jonathan, quien disparó, vive en La Tablada, y es “conocido en el barrio porque es el que garantiza las movidas pesadas”, irrumpió la asamblea, pidió que dejaran de molestar y luego llamó a Iki a la esquina para pegarle un balazo en el pecho.
“La organización va a vencer al miedo”
Pero este trágico hecho que involucra al PRO y a un Instituto relacionado con el Gobierno de la Ciudad no es aislado, sino que se suma a la larga y condensada lista de ataques al movimiento popular: recordemos que apenas asumido el gobierno de Mauricio Macri reprimió duramente a los trabajadores de Cresta Roja en Ezeiza (donde quedó comprobado que sólo se buscó aleccionar a los trabajadores organizados porque incluso había carriles liberados en los accesos al aeropuerto); luego fue el turno en La Plata, contra las y los trabajadores municipales despedidos. Y la Gendarmería Nacional se encargó de balear a una murga en la villa 1-11-14 y de herir a niñas y a niños que ensayaban allí. A esto se suma el encarcelamiento de Milagro Sala, en una clara alusión a la criminalización de la protesta social.
Desde otro enfoque, pero parte del mismo paquete, el Gobierno implementó una serie de estigmatizaciones de las y los trabajadores estatales, llamándolos “ñoquis” y desmereciendo el trabajo que miles realizaban a diario. Si a estas acciones se las contextualiza en un escenario de ajuste –más de 50.000 despidos incluidos–, es claro que anticipan y condicionan a las negociaciones de paritarias. Así, el intento de disciplinamiento de las organizaciones populares queda cada vez más bruscamente expuesto y como parte de un plan sistemático.
Pero para seguir disputando territorios, espacios, trabajos y formas de construir, las y los vecinos siguen organizándose y dando pasos. Hoy hay una causa abierta, a pesar de que “desde la Comisaría N° 11 nadie apareció aquel viernes, así a las 2 y 30 de la mañana fuimos a presentarnos y a pedirles una respuesta. A las 1 de la tarde, fueron hasta la casa de Ivana (compañera de Iki) y quisieron llevarla a declarar, pero no lo permitimos sino recién con el abogado del Movimiento”, cuenta Niño.
Hoy por la tarde, a las 17, en Roca y General Paz se realizará una movilización desde allí para terminar en un acto dentro del barrio “con todas las organizaciones populares que nos quieran acompañar, en desagravio al atentado de nuestro compañero pero también para plantear que la organización va a vencer al miedo… porque si no podemos lograr esto, en los barrios tienen que vivir a merced de estas mafias”, concluye Niño.