Por Laura Cabrera @LauCab /Foto: Andrés Álvarez
La escritora Natalia Romero presentará este miércoles en el Centro Cultural Matienzo el libro “El otro lado de las cosas”, tercera producción colectiva surgida del taller de escritura que coordina. Estos ejemplares editados por el sello Peperina Editora cuentan con relatos de cuarenta autores y autoras que, motivados por la “fascinación ante el mundo”, lograron rescatarle otra esencia a lo ya conocido.
Todo comenzó hace tres años atrás cuando la escritora Natalia Romero comenzó a coordinar el taller de escritura al que llamó “El otro lado de las cosas”, en homenaje un verso dentro del poema “La cara oculta”, de una de sus autoras de cabecera, la argentina Diana Bellessi. Para ese año, una de las primeras en llegar al taller fue Sara Paoletti. El taller crecía, la necesidad de exteriorizar las producciones que allí nacían se hacía cada vez mayor, y fue entonces cuando Sara, que además es diseñadora gráfica, propuso comenzar a pensar en la idea de un libro. Fue entonces cuando en ese ámbito íntimo, de comodidad y amistad que se generaba en la casa de la escritora, comenzó a materializarse esa idea de una publicación en papel.
“Al taller lo doy en casa y para mí siempre lo más importante de la literatura es que haya confianza, que uno se sienta cómodo, que pueda liberarse y ser sincero. Se armó una cosa de mucha amistad, entonces a partir de la propuesta de Sara de armar el libro, empezamos a organizarnos en 2015, juntamos plata entre todos para pagar el costo de la imprenta”, rescata Natalia al hablar de esa idea surgida de manera grupal y también como resultado de sus experiencias como participantes de talleres en donde una vez finalizado un texto surge esa necesidad de plasmarlo, dejar de modificarlo, de tan solo dejarlo ahí, para que otros y otras lo lean, lo interpreten, porque al fin y al cabo lo importante es soltar lo que cada uno escribe para que “haga su camino”, como explica Romero.
Estos tres años de historia tuvieron sus frutos en “El otro lado de las cosas”, compilado colectivo de más de 40 autores y autoras que pasaron por el taller y que presentarán sus producciones este miércoles 22 desde las 20 en el Centro Cultural Matienzo (Pringles 1249, CABA). Antes de esta fecha, que además incluirá música de la mano de Camilo Cipolat (quien también fue parte de uno de los talleres) Natalia Romero dialogó con Marcha acerca de esta experiencia puntual y sobre el hecho de escribir, de despojarse de ciertas cuestiones para dar lugar a una acción en la cual considera que el amor y la fascinación por el mundo cumplen roles fundamentales.
– “El otro lado de las cosas” surge de un taller de escritura, por ende es además un libro de creación colectiva. Teniendo en cuenta las individualidades de cada escritor o escritora que participó, ¿qué une a cada relato en lo colectivo?
-Lo que une a cada relato creo que tiene que ver con el espíritu del taller. Tiene algo de renovar o volver a mirar las cosas, de encontrarle el otro lado de la mirada más automática de las cosas, como de volver a ver por primera vez. Hay un texto de Patii Smith que a mí me gusta mucho, que es como el centro de todo, cuando ella en “Eramos unos niños” ve un cisne por primera vez y le pregunta a su madre qué es eso. La madre le dice que es un cisne y ella contesta “la palabra no me alcanzó” para decir todo lo que ella estaba viendo en ese cisne que se desplegaba en el lago. Entonces, me parece que lo que une a cada relato es un poco esa fascinación por el mundo. Para mí es importante que cada uno desarrolle lo mejor de su propia voz. Cada uno tiene una forma distinta de contar su experiencia, su vida o lo que surja.
– Yendo un poco al antes, a los talleres y a la idea de escritura, ya sea de cuentos, poesías, relatos, ¿cualquiera puede escribir?
-Cualquiera puede escribir siempre y cuando quiera escribir, siempre y cuando lo sienta. En el taller no trabajamos con formato cerrado, la forma viene sola. Creo que hay como una forma que cada uno tiene adentro y lo más difícil es encontrarla, lo más difícil es encontrar la propia voz, que a veces está un poco más oculta. Por eso también tiene que ver con el deseo: tiene que haber algo que uno no puede parar, algo irreflenable.
-¿Qué elementos son importantes a la hora de escribir literatura?
Lo más importante a la hora de escribir literatura es mucho amor, fascinación por el mundo, no tenerle miedo a la escritura, al misterio, no tener miedo a soltar el control. Uno se entrega a la escritura. Uno tiene que aprender que en la escritura no controla nada y que va a descubrir cosas propias que ni sabía que sabía. Uno para escribir tiene que tener confianza, disfrute, todas esas cosas que hacen a por qué uno escribe. Uno escribe porque ama.
-Teniendo en cuenta que la literatura siempre encierra un contexto en el cual un texto fue producido y que en ese sentido el arte es también una herramienta de lucha, ¿qué rol considerás que cumple hoy la poesía y los cuentos?
-La poesía, la literatura, es una gran herramienta de resistencia sobre todo. Yo aprendí mucho de Diana, de Paula Jiménez España, de Claudia Masin, que son mujeres que me marcaron en relación a lo que implica una poesía de resistencia. Sobre todo lo es también como dice María Teresa Andruetto, que es como que uno le gana al caos del mundo cuando se sienta a escribir un poema. Son esos gestos de devolvernos algo que todo el tiempo parece que nos están quitando. El rol es un rol de salvación, de resistencia y de fortaleza.