Por Andrea Sosa Alfonzo. El presidenciable Sergio Massa visitó Rosario para presentar a su candidato a intendente y se refirió al narcotráfico. Definió quiénes son los enemigos y cómo combatirlos. Como será el negocio del aliado de los carteles.
El líder del Frente Renovador, Sergio Massa, se presentó el domingo en la ciudad de Rosario a respaldar a su candidato a intendente, el periodista de LT8, Alejandro Grandinetti. En su visita, en el marco de la candidatura a gobernador del actual diputado nacional, Oscar “Cahi” Martínez, aprovechó para profundizar su discurso xenófobo y controlador sobre los “enemigos” y las causas del narcotráfico. En la provincia con mayor índice de accionar de bandas narcos de los últimos años, aseguró que hay que “devolverle a los rosarinos la paz ante tanta sangre y muerte”.
Del narcotráfico no se vuelve
El actual diputado nacional y candidato a presidente afirmó que su candidato “se pondrá al frente de la lucha contra la droga y la inseguridad”. Grandinetti por su parte, afirmó que “hay que terminar los negocios del narcotráfico en Rosario”. Vale recordar que para julio de 2014 Massa recibía una denuncia penal presentada por la diputada nacional del FA-Unen y actual aliada de Mauricio Macri para las primarias, Elisa Carrió, donde se lo acusaba de recibir financiamiento del narcotráfico a partir de la vinculación con una red de lavado de dinero –Operativo “Fondo Blanco”– por la que fueron detenidos ciudadanos colombianos que residían en Tigre. Los detenidos, fueron acusados por lavados de activos a través de emprendimientos inmobiliarios en zona norte.
El partido Ciudad Futura, integrado por el Movimiento 26 de Junio – Frente Popular Darío Santillán y Movimiento Giros denuncia desde hace un año la penetración en los territorios populares de bandas narcopoliciales que actúan bajo la protección del poder político, que tuvo como desenlace el asesinato de tres jóvenes en lo que se denominó el Triple Crimen de Villa Moreno. Recientemente, el 4 de diciembre pasado para ser más precisos, se consiguió una condena ejemplar en el juicio por el Triple Crimen donde fueron asesinaron a sangre fría los jóvenes, Jeremías “Jere” Trasante, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patom” Rodríguez, el 1 de enero de 2012. En forma unánime, el tribunal condenó a los cuatro procesados: Sergio Rodríguez a la pena de 32 años de prisión, Brian Sprío a la pena de 33 años de prisión, Daniel Delgado a 30 años y Mauricio Palavecino a la pena de 24 años de prisión.
Pedro “Pitu” Salinas es referente del Movimiento 26 de Junio – FPDS y en conversación con Marcha dio cuenta de lo que vienen sosteniendo desde que tuvieron que enfrentar la dolorosa pérdida de tres compañeros: “El espacio que dejó el Estado retirado que hay en Rosario fue ocupado por la policía. Por eso descartamos que cualquier solución pueda llegar de un Estado que reclame una presencia de fuerzas de seguridad, y esto ha quedado demostrado, corrompidas y asociadas con el nacotráfico. Tanto es así que este año esperamos el comienzo del juicio por los policías procesados por encubrimiento agravado e incumplimiento de deberes de funcionario público en el caso del Triple Crimen de Moreno”. Se trata del comisario inspector Eduardo Carrillo, el suboficial Norberto Centurión y el agente Lisandro Martín en la causa que lleva adelante el juez de Sentencia Julio César García. “El entramado del narcotráfico castiga a los jóvenes de las barriadas populares a partir de las complicidades policiales y políticas”, sostuvo Salinas.
Teniendo en cuenta el andamiaje que denuncia el partido Ciudad Futura, Massa propuso justamente todo lo contrario, estrechar ese vínculo ineficiente y corrupto para fusionar poderes que deben ser autónomos. “Rosario necesita un intendente que sea su jefe de policía, que se ponga al frente de la lucha contra la inseguridad” ya que la ciudad precisa “recuperar el orden en las calles”.
En 2014 se registraron en Rosario 202 homicidios dolosos, esto es una tasa de 20,8 % de homicidios cada 100 mil habitantes. Dichos valores triplican la tasa nacional que es del 7,2 %. Estas cifras habilitaron la llegada a los barrios populares, denominados como “zonas calientes”, de fuerzas federales de seguridad como Gendarmería y Prefectura, que accionaron junto a la policía local. El 42% de las víctimas tenían entre 16 y 25 años y los crímenes fueron cometidos en los barrios del oeste y sur de la Ciudad.
El problema actual en la ciudad santafecina reside en la expansión y penetración del narcotráfico en los barrios populares, lo que conllevó la presencia de mercados ilegales de drogas y armas con la consecuencia de jóvenes víctimas de la disputa por el control del territorio. En paralelo, esta situación se agravó con el corrimiento del Estado.
Combatir al narcotráfico desde las organizaciones sociales
El repliegue del Estado permitió el avance de nichos delictivos sobre los territorios y que se constituyan en formadores de identidad para los jóvenes que muchas veces encuentran en ellos, prestigio y reconocimiento social. Sólo la lucha y la denuncia permanente de las organizaciones sociales, permite como en el Triple Crimen de Villa Moreno, que se haga justicia para las víctimas. Sin embargo, las organizaciones con inserción en los barrios, continúan reclamando el trabajo conjunto con el Estado en el diseño de políticas públicas eficientes, para detener al narcotráfico y el mercado negro de armas en los barrios populares.
Lejos de escuchar estas propuestas, el actual diputado nacional apuntó que para combatir el narcotráfico en Rosario, se necesita de “una policía local, tres fiscalías federales y del sistema de protección ciudadana” y sostuvo que cada rosarino “va a tener un botón antipánico”. La oferta reside en vivir en una ciudad controlada para controlar: “Cada rosarino va a tener en su sistema de manzana un sistema de control de cámara, lector de patentes y reconocimiento facial”. El discurso del massismo refuerza el control sin medidas, sin límites y convertir al inocente en el enemigo interno. Rienda suelta para que el ciudadano bajo la tutela de los medios de comunicación, formadores de opinión pública, profundice el estigma negativo sobre los jóvenes de los sectores vulnerables.
De hecho así lo aclaró: “La Argentina de los últimos años viene siendo dividida entre amigos y enemigos. La Argentina tiene que definir sus enemigos. El enemigo no es el que piensa distinto. El enemigo es el delito, la pobreza, el narcotráfico, la falta de empleo”, concluyó de forma amenazante. En el país que nos prometen, los enemigos están cada vez más cerca.