Otro empate que nos hizo gritar. Un resultado con sabor a repunte. A victoria. Queda otro partido aún y acá seguimos pensando cómo hacemos para juntarnos un miércoles a las 4 de la mañana.
Por Nadia Fink
Otro empate que nos hizo gritar. Sí. En 2019, en Francia, perdíamos 3 a 0 y empatamos. Terminamos 3 a 3 y lo celebramos infinito.
Hoy fue un primer tiempo raro. No muy bien jugado. Banini intentó por el centro y no pareció cómoda. El fútbol no llegaba ni de un lado ni de otro. Pero Sudáfrica fue más rápida. Y los errores se pagaron caro. Linda Motlhalo la empujó al arco. Hubo VAR pero el gol era válido. 1 a 0 y a seguir. El 2 a 0 llegó en un buen momento de Argentina.
Segundo tiempo y el partido pedía cambios. Entró Yamila Rodríguez, la criticada por antifutbol, la bulineada en la semana por ir al compas del corazón. Entró y le cambió la cara al equipo y al sentir. Entró a los gritos, a pura arenga.
Y sirvió. El equipo fue otro. Bonsegundo, de las mejores de Argentina, entendió el guiño y le metió. La Selección empezó a crecer y fue un remate de afuera del área (cuándo no) de Brown. Al rato, ya encendidas, ya yendo al frente, Yamila tira el centro y Nuñez la desvía. Centro, cabezazo y gol. 2 a 2 y el grito salió todo junto. En la cancha y en el Club Malvinas, donde éramos un montón alentando a las pibas.
Pitazo final. Un empate con sabor a repunte. A victoria. Queda otro partido aún y acá seguimos pensando cómo hacemos para juntarnos un miércoles a las 4 de la mañana. Miedo y sueño nunca tuvimos. Y creemos mucho, pero mucho, en esta Selección.