Por Belisario Sangiorgio. Rubén Carballo falleció en 2009 tras agonizar después de un recital en el estadio de Vélez. Un informe de Gendarmería anula la versión oficial. Apuntan a la Federal por torturas y encubrimiento.
Rubén Carballo es uno de los muertos durante la última década que el Estado no puede y nunca podrá justificar. Nació en el conurbano bonaerense durante la década de los 90, creció al calor de las murgas barriales y las letras insurgentes del rap. “Odiaba las injusticias”, dicen en su familia. Rubén falleció el 8 de diciembre de 2009, tras 23 días de agonía, por los golpes recibidos durante la violenta represión que tuvo lugar antes del recital de Viejas Locas en el estadio de Vélez Sarsfield, el sábado 14 de noviembre de 2009: “dos fracturas de cráneo, múltiples contusiones hemorrágicas encefálicas, edemas cerebrales y estado de coma profundo”, dijeron los médicos del Centro Gallego.
A tres años de su asesinato, la causa entró en una nueva instancia. Para los próximos días, se espera un informe de Gendarmería Nacional, que tiraría por la borda la teoría policíaca de que Rubén se quiso colar al estadio y cayó de un muro de siete metros. Hasta aquí, para su familia, el camino ha sido largo. Sobre todo, porque debieron hacerse cargo de una investigación que, en la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 2, nadie quería tener. Desde la muerte de Rubén hasta hoy, la causa tuvo siete fiscales distintos. Rubén Carballo se llamaba igual que su padre, un ex chofer de la línea 132 que fue despedido cuando hizo la primera conferencia de prensa pidiendo el esclarecimiento del crimen.
Rubén padre habla con la firmeza de quien aprendió a enfrentar la burocracia judicial: “Ya falta poco para alcanzar la verdad sobre lo que yo denuncié al principio: que mi hijo fue reprimido, junto con otros chicos, que lo levantaron desmayado del lugar y que apareció a200 metros. Que se defendió de la agresión y, por lo que yo pude ver en la escena, fue torturado por la policía. Eso lo decimos desde el primer momento. Desde el primer momento pedimos la intervención de Gendarmería pero el fiscal Eduardo Cubría no cedió a los pedidos y se siguió manejando conla PolicíaFederal, a quienes yo denunciaba como responsables de la muerte de mi hijo”.
La corporación de las mentiras
En diálogo con Marcha, el padre de Rubén Carballo dijo: “Yo he descubierto que hay una corporación política, judicial, policial. Cuando una institución del poder asesina al pueblo hay muchas vueltas, muchos derechos que no tenemos. En dos años, la cusa tuvo siete fiscales, porque se encubre a los policías que mataron a mi hijo. Yo lo he denunciado en los medios de comunicación, que Asuntos Internos encubrió y nadie me llamó para preguntarme nada. Estos tipos son encubiertos hasta último momento. En la mayoría de los casos donde están estos delincuentes de las instituciones vestidos de policías, hay encubrimiento”.
-¿Podría relatar en qué momento puntual de la investigación la policía encubrió a los agentes, supuestos responsables de la muerte de Rubén?
-Tres días después del recital, el 17 de noviembre, fuimos al lugar donde lo encontraron a mi hijo. Fuimos con cinco policías de Asuntos Internos, entre ellos el Comisario Mario Daniel Ferreiro, el señor Ruso Burgos en calidad de fotógrafo, el comisario Julio César Guardini y el inspector Paulo Romero. Yo fui con diez personas más como testigos. Y mientras realizábamos la recorrida vimos que este señor Paulo Ferrero, inspector abogado, encuentra una insignia de la Policía Federal en el lugar y la esconde. Delante de nosotros, no sé si no nos vio o si se manejan con total impunidad. Pero ya dieron lugar a la denuncia penal por encubrimiento. Además, había manchas de sangre, entre otras cosas.
-¿Cómo llega la intervención de Gendarmería?
-No les quedó otra que pasar la investigación a Gendarmería, que trabaja para descartar la hipótesis dela Federal. En cualquier momento llega ese informe y comienzan a trabajar en las denuncias nuestras. Esto es apuntar a la puerta de acceso número 15, pedir la identificación de los que estuvieron ahí, las modulaciones de radio, identificar al jefe de Infantería. No hay mucha vuelta. Yo pedí un rompecabezas, modulaciones de radio, orden de operaciones, patrulleros, ubicación de cada policía, jefes de operativo, para saber quién mató a mi hijo…se burlaron hasta el último día. Me dieron la mitad de las cosas. Me dijeron que actuaron 7 móviles dela Comisaría 44 y es una mentira.
-¿Qué otras comisarías actuaron?
– En los registros de los canales de televisión se ve la intervención de varias comisarías. En total fueron cerca de 22. La 44, la 38, la 40, la 42, la 23, la 11, la 13, la 12. Lo grave de todo esto es que tenían que actuar 531 policías y figuran 231. Ellos son cómplices de todo. Por ejemplo, de la barra brava, de la sobreventa. Está grabado cómo la policía actuó con la barra del club Vélez y cómo actuó con los chicos que tenían entrada para el show.
-La Policía Federal trabajó fuerte para imponer la versión de que Rubén quería entrar sin pagar al recital y que cayó de un muro al intentar colarse…
– Mi hijo aparece debajo de la autopista, en las instalaciones del Club Ferroviario, de donde el personal policial de la 44 es habitué. Ahí van a jugar a la pelota, van a comer, se conocen todos. Lo grave es el armado de todo. A mi hijo lo atiende en el lugar la doctora Viviana Herrera Cruz, del Hospital de Quemados, socia del club ferroviario. Ella impone, junto a la Policía y a algunos medios, la versión de la caída. Decían que Rubén se había querido colar al recital, pero tenía la entrada en el bolsillo. Yo no soy médico, no soy perito, pero no soy boludo. Esa versión no era real. El perito contratado por nosotros la descartó siempre. Pero el perito de la Federal quería imponer la versión de la caída. Y después hicieron desaparecer las grabaciones de seguridad que había de la cancha de Vélez. Se robaron los videos. Hay dos oficiales procesados por encubrimiento junto a un civil que es de la cancha.
Imágenes sin editar: La represión fuera del estadio.