Una treintena de deportistas que se comprometieron en la lucha por construir una sociedad más justa forman parte del listado de las víctimas del terrorismo de Estado que se inauguró el 24 de marzo de 1976. Aquí recordamos algunas de esas historias.
Los 30000 desaparecidos que dejó la última dictadura militar como saldo de su macabro y genocida accionar no constituyen solamente un número que impacta, que conmueve, que nos permite visualizar a través de la fría estadística los devastadores efectos del terror sobre una sociedad. Cada uno de ellos es una historia que vale la pena contar, que es neceario recuperar a la luz de lo que significó la lucha por construir un mundo mejor. Entre ellas, encontramos la de varios deportistas federados -sobre un total de 35 casos, según los datos documentados por el periodista Gustavo Veiga en su notable libro “Deporte, Desaparecidos y Dictadura”- cuyo compromiso iba más allá de la disciplina en que se desempeñaban, respondiendo a un compromiso generacional que los llevó a integrar la nómina más trágica de la historia argentina.
Por diferentes motivos, el ejemplo de Miguel Sánchez, atleta tucumano y militante dela Juventud Peronista desaparecido el 9 de enero de 1978, es el primero que surge en ese listado. Veinte años después de su desaparición un artículo periodístico sacó a la luz la historia de Sánchez que trascendió las fronteras argentinas y provocó, entre otras cosas, el interés del periodista italiano Valerio Piccioni por investigar la vida del corredor, lo que se tradujo en la publicación del libro titulado “La Corsadi Miguel” (La carrera de Miguel) y en el incentivo para organizar una carrera en su homenaje. Las calles de Roma serían las primeras en recordarlo. Y desde hace once años es la ciudad de Buenos Aires es el terreno principal -además de tantos otros- en el que la memoria se hace lugar entre trote y trote.
El último viernes, un día antes de la conmemoración de los 36 años del inicio del golpe de Estado, se inauguró la calle Miguel Sánchez en el tramo que abarca la calle Crisólogo Larralde entre Avenida del Libertador y la avenida Lugones, en el barrio de Núñez, según lo establecido por la Ley3945, aprobada por la Legislatura porteña. Fue una nueva manera de seguir teniéndolo presente en el recuerdo ciudadano, además de la carrera que se disputó dos días después, que contó con escasísima difusión del gobierno macrista (a quien por supuesto le parece más importante la promoción publicitaria, con una suculenta inversión, de la carrera de TC2000 por el centro de la ciudad).
Pero Sánchez no es el único. Otras historias han trascendido el olvido y se exhiben en toda su dimensión. Entre ellas, la de los 17 jugadores de las distintas divisiones de La Plata Rugby Club, en un hecho que constituyó una terrible sangría dentro de una de las ciudades que más sufrió la represión dictatorial. La de la jugadora de hockey de Lomas, Adriana Acosta, cuyo nombre hoy lleva la cancha de ese deporte en el CENARD. La de Daniel Schapira, por quien el 18 de octubre -fecha de su nacimiento- se conmemora el Día Nacional del Profesor de tenis. La de los futbolistas Luis Ciancio (Gimnasia y Esgrima de La Plata), Carlos Rivada (Huracán de Tres Arroyos) y Gustavo Olmedo (Los Andes de los Sarmientos de La Rioja), los tres desaparecidos del deporte más popular del país que tuvo su apogeo mundial mientras el horror se sucedía a unas cuadras. O la de Alicia Alfonsín, basquetbolista del Club Deportivo y Social Colegiales y madre del diputado Juan Cabandié.
En síntesis, el mundo del deporte -pese a cierta invisibilización sufrida hasta hace algunos años- no fue ajeno a esos objetivos del Proceso de Reorganización Nacional que se propusieron erradicar a todo aquel que cuestionara los valores que se venían a imponer a sangre y fuego, valores que iban en desmedro de la solidaridad, de relaciones sociales donde el otro era un par y no alguien ajeno que debe salvarse por sus propios medios. Todo lo contrario a lo que propugnaba Miguel Sánchez en un bellísimo poema titulado “Para vos, atleta” que aquí compartimos:
Para vos atleta
para vos que sabés del frío, de calor,
de triunfos y derrotas
para vos que tenés el cuerpo sano
el alma ancha y el corazón grande.
Para vos que tenés muchos amigos
muchos anhelos
la alegría adulta y la sonrisa de los niños.
Para vos que no sabés de hielos ni de soles
de lluvia ni rencores.
Para vos, atleta
que recorriste pueblos y ciudades
uniendo Estados con tu andar
Para vos, atleta
que desprecias la guerra y ansías la paz