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    Sin categoría

    Mercenarios Made in USA

    24 noviembre, 20115 Mins Read
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    Con la reciente agresión militar a Libia y el actual plan para desestabilizar a Siria, volvió a la luz la utilización de mercenarios.

    Si en la década del 70 Estados Unidos hizo uso y abuso de mercenarios para combatir los procesos revolucionarios y de liberación en América Latina, en pleno siglo XXI esta modalidad ha reaparecido con Medio Oriente como escenario.

    Apenas comenzada la agresión de la Organización del Tratado para el Atlántico Norte (OTAN) a Libia, el líder Muammar Al Gaddafi denunció públicamente que mercenarios de Al Qaeda estaban detrás de los disturbios y levantamientos. Pese a esta revelación, ni la Casa Blanca ni la Organización de Naciones Unidas (ONU) se detuvieron a investigar si esto sucedía realmente.

    Cuando se produjo el ingreso a Trípoli por parte de los opositores libios, el periodistas francés Thierry Meyssan, que se encontraba en la ciudad como corresponsal de la Red Voltaire, denunció que miembros de Al Qaeda encabezaron la invasión a la capital libia.

    El gobierno de Bashar Al Assad, ahora en Siria, viene denunciando la utilización de mercenarios para generar caos y aunque Estados Unidos y las potencias europeas condenan las acciones de esa administración contra los civiles, todavía no se han pronunciado sobre lo revelado por Damasco.

    ¿Paladines de la justicia?

    Hasta el momento, Estados Unidos y sus aliados han apoyado al Consejo Nacional de Transición (CNT) libio y a las fuerzas opositoras sirias, argumentando que propugnan la libertad y la democracia.

    Pero una noticia que pasó desapercibida muestra la posición real de Washington y sus amigos. La semana pasada, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, rechazaron condenar el uso de mercenarios, luego de que un conjunto de países presentara en la Asamblea General de la ONU el proyecto de resolución “Utilización de mercenarios como medio de violar los derechos humanos y obstaculizar el ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación”.

    La iniciativa fue impulsada por Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Belarús, y fue adoptada por 118 votos a favor, 52 en contra y cinco abstenciones.

    La postura negativa fue sostenida por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Bosnia y Herzegovina y Portugal, todos miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.

    Rusia y China, miembros permanente del Consejo, más Brasil, Gabón, Líbano, Nigeria, India y Sudáfrica, integrantes no permanentes del órgano, avalaron la propuesta.

    Por América Latina se registraron 20 sufragios a favor, ninguno opuesto y tres abstenciones, donde figuran Chile, México y Colombia.

    El texto aprobado expresa que la utilización, reclutamiento, financiación y entrenamiento de mercenarios infringen los propósitos y principios consagrados en la Carta de la ONU.

    Reconoce además que los conflictos armados, el terrorismo, el tráfico de armas y las operaciones encubiertas fomentan la demanda de mercenarios y llama a tomar medidas contra la amenaza que entrañan las actividades de estos individuos.

    Entre otros puntos, el proyecto indica que las actividades mercenarias están dirigidas a obstaculizar el ejercicio del derecho a la libre determinación y a desestabilizar o derrocar gobiernos, sumado a la destrucción total o parcial de la integridad territorial o la unidad política de Estados soberanos e independientes que actúan bajo el derecho a la libre determinación.

    A su vez se llama la atención sobre el uso de mercenarios por empresas privadas de seguridad militares y exige que se prohíba la intervención de esas firmas en conflictos armados o acciones que desestabilicen regímenes constitucionales.

    Los reinos del Golfo y Blackwaters, amigos del alma

    La utilización de mercenarios en Siria fue denunciada por la agencia de noticias iraní Fars, que citó a fuentes europeas de inteligencia que confirmaron tal situación.

    Según lo difundido por ese medio, los mercenarios que se infiltran en la nación árabe son entrenados en bases ubicadas en Catar, Arabia Saudita y Turquía.

    Estas personas, revela Fars, ingresan a Siria para sumarse a grupos opositores, a lo que proveen de armamentos de guerra.

    En sus bases de reclutamiento, los mercenarios son entrenados por asesores estadounidenses, israelíes y turcos, y la supervisión de esas zonas están a caro de la tristemente célebre, Blackwater Worldwide, empresa de seguridad privada estadounidense que alcanzó su fama por las violaciones a los derechos humanos en Irak, luego de la invasión de 2003.

    Blackwater fue la niña mimada de la administración de George W. Bush, para proveer a las tropas estadounidenses en territorio iraquí. La firma recibió millonarios contratos para entregar desde alimentos hasta para participar como ejército paralelo en los enfrentamientos con la resistencia.

    La agencia Fars indicó que la compañía opera desde Abu Dhabi, una de las entidades de la monarquía de los Emiratos Árabes Unidos, donde tiene plena libertad para efectuar sus acciones.

    El mayor escándalo de Blackwater en Irak se produjo el 16 de septiembre de 2007, cuando sus mercenarios asesinaron a 17 civiles en Bagdad.

    Documentos secretos revelados por Wikileaks afirman que hay, al menos, otros 14 casos que confirman los ataques de los miembros de esa compañía contra pobladores iraquíes.

    Otro caso reconocido sucedió el 2 de mayo de 2006, cuando un vehículo de Blackwater, que escoltaba a diplomáticos norteamericanos en Kirkuk, sufrió un desperfecto y se detuvo. Si mediar razón alguna, los agentes de la firma abrieron fuego contra un taxi y mataron a sus dos ocupantes.

    Por lo visto, en la crisis de Medio Oriente el mercenarismo goza de buena salud y cuenta con el respaldo de los países que abogan por mayores libertades y democracias.


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