Por Marcelo Massarino / Foto: La Garganta Poderosa
Ayer, en las calles de San Justo, una movilización convocó a víctimas de violencia institucional, vecinos, organizaciones sociales, políticas, sindicales y barriales en respaldo a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza.
Unas mil quinientas personas marcharon desde la Rotonda de San Justo hasta la Fiscalía General del Departamento Judicial local, previo paso por el Palacio Municipal, para exigir el sobreseimiento de los miembros de la Asamblea en una causa armada; justicia por la muerte de Gabriel Blanco; el cese de las agresiones y amenazas contra miembros del organismo y el repudio a la política de criminalización de los luchadores y la violencia policial y estatal.
Hace tiempo que los militantes de la APDH son amenazados y hostigados, al igual que su presidente, Pablo Pimentel, y su familia. La cercanía del juicio oral por la muerte de Gabriel Blanco, un joven que fue encontrado muerto en una comisaría del barrio San Carlos, Isidro Casanova, en 2007, acrecentó el amedrentamiento hacia los miembros de la Asamblea de parte de quienes pregonan por la inocencia de los efectivos de la bonaerense. La prisión preventiva de los tres policías involucrados fue dictada por el juez de Garantías, Raúl Ricardo Alí, un magistrado de estrechos lazos con la fuerza, tras seis años de investigación. Su resolución fue ratificada por la Cámara ante la apelación de los abogados; los mismos que iniciaron una causa por “extorsión” contra Pimentel en la cual involucran al Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, y a Hugo Cañón, uno de los presidentes de la Comisión Provincial por la Memoria.
Semejante despropósito, que criminaliza la defensa de los derechos elementales de los ciudadanos, fue denunciado ante la Fiscalía, además de las amenazas citadas: a una de sus hijas le apoyaron un revolver sobre la cabeza en un simulacro de robo; al trabajador social Miguel Rodríguez tres hombres que merodearon su barrio lo agredieron con un culatazo en la nuca, por lo cual estuvo tres días internado; al abogado Christian Blanco lo amedrentaron en la puerta de su casa y a un grupo de muchachos que realizaban actividades en una granja vecina al predio del organismo les robaron y los amenazaron con armas de fuego.
Todo esto provocó la reacción del arco social, político y sindical, que salió en defensa de la Apdh, una entidad que tiene más de treinta años de presencia en el distrito. De inmediato se dio una cadena de solidaridad que superó las diferencias políticas para respaldar el accionar de la Asamblea y de Pablo Pimentel.
Postales de ayer
La marcha transcurrió con tranquilidad por las calles de la ciudad de San Justo, encabezada por una bandera que exigía justicia por Gabriel Blanco y el sobreseimiento en la causa señalada. Formaron parte de la columna Nora Cortiñas y Mirta Baravalle, de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora; Teófilo Blanco y Carmen, padres de Gabriel; Mónica Alegre, madre de Luciano Arruga; miembros de la APDH local y Nacional; Jorge Altamira, del Partido Obrero; Sandra Oviedo, ex concejal de Libres del Sur; Nathalia González Seligra, del Suteba-La Matanza; Paulino Guarido de la CTA del distrito, miembros de Hijos-La Matanza, Alberto Santillán, padre de Darío, asesinado en la masacre de Puente Pueyrredón, el diputado provincial Miguel Funes (FpV) y José Schulman, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, entre otros. La movilización se pudo seguir en vivo por la cobertura que hizo en directo la Red Nacional de Medio Alternativos.
Frente a la municipalidad de La Matanza se marchó en silencio, el mismo silencio que porta el intendente Fernando Espinoza ante la situación de agravios contra la Asamblea. Antes se leyó un documento que suscribieron 34 organizaciones, donde se denuncia que la continuación del trámite de la causa armada es un “hecho de coacción por parte de la Justicia, un intento de frenar la labor histórica de la APDH La Matanza, que es acompañar a quienes sus derechos les fueron vulnerados. De esta forma, el Poder Judicial se muestra condescendiente con los escraches que venimos padeciendo y promueve la impunidad del accionar ilícito de las fuerzas represivas”.
En otro tramo aseguran que “el intento de desprestigiar a los derechos humanos y a los organismos que los defienden es la punta de lanza de la estrategia de la corporación política, judicial y policial para avasallar las libertades civiles y los derechos sociales conquistados tras años de lucha democrática por parte de las organizaciones populares”.
Al llegar a la Fiscalía General, en Florencio Varela 2601, hablaron Nora Cortiñas, Mirta Baravalle, Teófilo Blanco, Alberto Santillán, José Schulman, Mónica Alegre, el padre Bachi (cura de Villa Palito) y Pablo Pimentel.
Alegre dijo que “Pablo (Pimentel) ya es parte de nuestra familia” y Blanco explicó cómo asesinaron a su hijo y de qué forma descubrieron los hechos que derivaron en la acusación contra los bonaerenses acusados. “Pimentel siempre estuvo a nuestro lado”, remarcó.
Nora Cortiñas aseguró que “mientras los policías amenazan porque tienen miedo, nosotros no tenemos miedo y por eso estamos acá” y se dirigió a las autoridades: “no nos van a intimidar en la búsqueda de Verdad y Justicia”. Mirta Baravalle expresó que las Madres “les damos un abrazo fuertísimo y nuestra solidaridad absoluta para Pablo, su familia y los militantes por los derechos humanos”. Santillán explicó que hace poco tiempo que conoció a Pimente, cuando le pidió ayuda para reactivar la causa por los asesinatos de Darío y Maxi. “Y si él se encolumna con nuestra causa, cómo nosotros no vamos a estar aquí. Por eso, somos todos Pablo Pimentel, somos todos Gabriel Blanco, somos todos Luciano Arruga, somos todos Darío y Maxi”.
José Schulman, de la LADH, el organismo más antiguo en la defensa de los derechos humanos en la Argentina señaló que la obligación del militante “es estar al lado del que sufre, de los torturados, de los perseguidos. Por eso estamos aquí y lo haremos cada vez que sea necesario”.
El padre Bachi dijo que “vengo como uno de tantos vecinos que fue a golpear la puerta de la APDH en busca de ayuda y Pablo siempre acompañó la lucha de los más pobres. Siempre estuvo ahí, como con la lucha por la tierra y la urbanización. Por eso, estamos con vos y te decimos que no estás solo porque esta es la causa de todos”.
Al cierre del acto, Pablo Pimentel explicó que “a esta movilización la convocaron todos los jóvenes que perdieron la vida a mano de integrantes de instituciones que todavía no entendieron que vivimos en democracia, en la plena vigencia de los derechos humanos. Esta marcha se la debemos a ellos, a Gabriel, a Luciano, a todos los chicos del interior que sufren la ignominia y la persecución, a los pueblos originarios, a las villas miserias.”
Sobre la agresiones contra sus compañeros de militancia y su familia aseguró que “llegamos a un límite: ¡basta de persecuciones!, ¡basta de injurias! Y sepan los cobardes que no vamos a utilizar las mismas armas que ellos utilizan”. Y enfatizó: “No vamos a dar ni un paso atrás en las causas que venimos acompañando porque nadie nos va a parar”.