Por Mauricio Díaz. En el marco del Día mundial de lucha contra los agrotóxicos, en Córdoba se produjo una movilización contra la instalación de la multinacional Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas.
Ayer unas 10 mil personas se movilizaron desde el centro cordobés hasta la Casa de Gobierno para pedirle al gobernador José Manuel De la Sota que decida sobre la situación. Participaron organizaciones sociales, partidos de izquierda y ONG´s. Se convocaron contra la multinacional Monsanto con motivo del día mundial de la lucha contra los agrotóxicos.
No hay que perder de vista que el acampe y bloqueo a la planta en Malvinas Argentinas ya lleva más de 70 días y su fin es lograr que el intendente radical Daniel Arzani llame a una consulta popular para que su pueblo decida si quiere o no la planta en su localidad.
Luego de la negativa del intendente de Río Cuarto, José Jure, para la instalación de otra planta en la segunda ciudad más grande de la provincia de Córdoba, el grito de “No a Monsanto” se sintió con más fuerza por las calles de la capital provincial.
Fue publicada recientemente una encuesta llevada a cabo por el diario más popular de Córdoba, perteneciente al Grupo Clarín, -donde Monsanto pone la mayor parte de su pauta publicitaria- mostró un abrumador 80%, de rechazo a la instalación de la planta en Malvinas Argentinas.
Entre la multitud sobrevolaba lo ocurrido la semana pasada. La furia se transformó en canción y la canción en denuncia. Mientras tanto, el fiscal Chiapelo lo primero que atinó a hacer luego de la represión fue actuar de oficio sobre el corte de ruta que llevaron a cabo los asambleístas golpeados, y adujo que si no hay denuncia de la violencia ejercida por las patotas y la policía él nada podía hacer.
Desde sectores de la prensa que tenían familiares en el acampe se puso a disposición de la justicia la localización e identificación de los tercerizados que fueron por la UOCRA a golpear a los asambleístas, pero ni el fiscal Chiapelo ni la Justicia en general acusaron recibo.
Algo más que el cuestionamiento a una empresa
El trasfondo del reclamo es en contra del modelo extractivo que viene desde hace varios años atrás. En los ´90, con las privatizaciones, se vivió un vaciamiento de las empresas de servicios estatales, de ello no quedaron afuera las empresas dedicadas a la extracción de recursos naturales, como YPF. Con la llegada de los Kirchner y su actual nacionalización se está produciendo una situación particular. Se aceleraron los procesos -particularmente luego del descubrimiento del yacimiento de Vaca Muerta- para que el Estado argentino vuelva a ser soberano sobre sus recursos. Pero nunca se pensó el “¿Cómo?” y ni siquiera el “¿Para qué”?.
Muchos con la nacionalización de YPF y su desembarco en Vaca Muerta se desayunaron de la existencia del “Fracking” o la “fractura hidráulica”. Método relativamente nuevo y altamente cuestionado. Pero este no es el único problema del modelo elegido en el país para la explotación de nuestros recursos. El blanqueo y advenimiento de la mega minería a cielo abierto se dio en estos 10 años kirchneristas. Durante esta década se reactivó y maximizó La Alumbrera, en Catamarca, a pesar de la rebelión iniciada en Famatina. Al lado de La Alumbrera, bajo la resistencia de la gente de Belén, Famatina, Chilecito y cientos de miles de ambientalistas constituidos en asambleas, se comenzó con los trabajos en Agua Rica, yacimiento que dobla en magnitud a la que hasta ese momento era la mina más grande del país.
Tiempo antes, en 2009, Cristina Kirchner vetó la ley de Glaciares y permitió que Barrick Gold inicie el emprendimiento binacional Pascua Lama (Pascua, lado chileno; Lama, del lado argentino) en la provincia de San Juan. En la actualidad, este proyecto está detenido, parte por la resistencia de organizaciones sociales y el compromiso de la población a los dos lados de la frontera.
Es sabido que la mega minería deja destrucción del ambiente. No se ha conocido ningún caso en el cual la minera vuelva a restaurar el contexto ambiental en el cual trabajó, aunque sea cuanto menos a remediar mínimamente el daño que produjo. También deja desocupación en los pueblos que la rodean y genera graves inconvenientes para poder usufrutuar la tierra con posterioridad en clase de actividad, ya que por ejemplo para dedicarte a la agricultura necesitas agua y la poca que dejan queda contaminada e inutilizable. Por último, más allá de ciertos aumentos en las retenciones de estas multinacionales en sus exportaciones, es ínfimo lo que abonan en comparación a lo que se llevan, y ni hablar a lo que declaran que sacan. Para las grandes mayorías populares, el negocio no cierra por ningún lado.
En este marco puede comprenderse mejor otro de los casos que podemos considerar, el lamentable “motor” de la economía nacional en estos años: la soja. El boom de la soja no solo movilizó la circulación de divisas y por ende de la economía, sino que hasta elevó a rango de “caudillos” a personajes como De Angelis, Buzzi o Cobos. Una de sus consecuencias más graves se produjo en la casi desaparición de los pequeños y medianos productores, que no tienen manera de competir ante la velocidad de la cosecha, la resistencia al clima y la magnitud de siembra de la soja.
En el año ´96, pleno menemismo, se aprobó la inserción de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM). Desde aquella época las semillas de soja genéticamente modificadas han monopolizado el mercado, relegando cualquier otro grano, a los tambos y también a los ganaderos. Modificó la matriz del negocio, si da plata y encima el doble de ganancia, se hace. Para demostrar el poder del sector, en 2007 a Cristina Kirchner el campo la apoyó en casi su totalidad, al año siguiente cuando quisieron aumentarles las retenciones, durante casi seis meses se vivió un cuasi estado de conflicto permanente.
Los problemas ambientales de la soja son bien sabidos, conocimos palabras como monocultivo, transgénicos, glifosato, etc. Lo importante es que se está cerca de demostrar fehacientemente, a pesar que le pese a los lobby multinacionales, que se le hace un daño irreparable al ambiente; y que su relación con las economías nacionales donde se instala da más pérdida que ganancia. Donde Monsanto se instala le da al Estado Nacional un sinnúmero de obreros con problemas de salud. Donde Monsanto se instala deja una generación de pibes con problemas respiratorios y con malformaciones. Donde Monsanto se instala solo deja muertos de causas que el Estado y los médicos no pueden explicar ¿Casualidad?