1942. 75° aniversario de la Sociedad Rural Argentina.
Por Julia de Titto y Erica Porris. Esta medianoche comenzó un nuevo lockout por parte de las cuatro principales entidades del sector agropecuario, suspendiendo la comercialización de hacienda por 24 horas, en rechazo a la decisión del Ejecutivo Nacional de tomar posesión del predio conocido como “La Rural”. Un repaso histórico del famoso terreno de Palermo.
La Sociedad Rural Argentina (SRA) afirmó en un comunicado que la medida es en rechazo “al avasallamiento que sufre nuestra entidad y en defensa de los valores republicanos y de la Constitución nacional”. “Esta medida se enmarca en un sistemático ataque a nuestra institución y al sector productivo”, declaró el presidente de la SRA, Luis Miguel Etchevehere. Adujo, a su vez, que la medida gubernamental es “una venganza contra el campo por la 125”, en alusión a la resolución de 2008 referida a las retenciones móviles, que generó el máximo pico de enfrentamiento entre el gobierno y el sector agrario y que no fue aprobada en el Congreso por el famoso voto “no positivo” del entonces vicepresidente de extracción radical, Julio Cobos.
La medida de fuerza de las patronales agrarias, a su vez, es en reclamo por la anulación de la emisión de los certificados de acopio para las cooperativas cerealeras por parte de Federación Agraria (FAA), que desde 2009 pasaron a ser responsabilidad estatal. Al respecto, el titular de la entidad, Eduardo Buzzi declaró: “Nos sacaron la posibilidad de proveer cartas de porte y ahora también la capacidad de imprimir los certificados de acopio. Lo que hacen es tratar de perseguirnos y desfinanciarnos”.
A través del decreto 2552, el gobierno anunció la semana pasada la recuperación del predio cito en el barrio porteño de Palermo, en el que, desde 1875, la SRA desarrollaba actividades. El 20 de diciembre, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, determinó la “nulidad absoluta del decreto 2699 del año 1991” que dispuso la venta directa de ese espacio a la SRA. Había sido en la misma fecha, pero 21 años antes, que el entonces presidente de la Nación, Carlos Saúl Ménem, había rubricado el decreto que traspasaba la titularidad del predio en cuestión a la SRA, un polémico hecho que se enmarcó en la política de desmantelamiento del Estado característica de la década. Aquella decisión había estado cargada de irregularidades, desde la acción misma de vender el terreno de forma directa, sin licitación pública, hasta el hecho de que toda la legislación y regulación de los últimos 130 años lo había caracterizado al predio como un “bien de propiedad pública” y en ese momento se lo caratuló como un “un inmueble del dominio privado del Estado”.
Dirigentes de la UCR, Pro, el peronismo disidente y la Coalición Cívica coincidieron en calificar de “arbitraria e ilegal” la medida, y alertaron sobre los efectos que ésta puede traer sobre la seguridad jurídica en el país.
Una vaquita para un predio: breve recorrido histórico
Originalmente, el predio en cuestión formaba parte de una de las quintas del entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, quien la adquirió en 1843, junto a otros terrenos conocidos como los “Bañados de Palermo”. Tras su derrota militar en la Batalla de Caseros, en 1852, esas tierras fueron confiscadas y pasaron a ser de pertenencia pública e incluidas en el perímetro del “Parque Tres de Febrero”, que alcanzó una superficie total de 541 hectáreas. Desde un comienzo, se reservaron 12 de ellas para ferias y exposiciones.
En agosto de 1875, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, fueron entregadas en concesión por el plazo de 20 años a la SRA, fundada 15 años atrás por José Martínez de Hoz. La cesión estuvo a cargo de la Comisión Auxiliar del Parque Tres de Febrero, dirigida por el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento. No es casual que Eduardo Olivera, socio fundador de la SRA y presidente de aquella entidad entre los años 1870 y 1874, también formara parte de la misma.
Vale recordar que, por esos años, estaba en marcha el proceso de formación y consolidación del Estado Nacional, asentado en un modelo de producción agropecuario orientado al mercado exterior. Ese “granero del mundo” que comenzaba a gestarse tuvo entre sus principales promotores y beneficiarios a los grandes terratenientes, que se nuclearon en la SRA.
En 1880, el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, propietario hasta entonces de los terrenos, firmó un acuerdo con las autoridades federales, mediante el cual entregaba formalmente el Parque Tres de Febrero a la Nación. Siete años más tarde, por decreto del gobierno nacional, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires toma a su cargo el Parque Tres de Febrero. En 1905, se firma la escritura, como cierre de una disputa entre la Provincia de Buenos Aires y el gobierno nacional. La provincia reclamaba por una deuda arrastrada desde los orígenes del Parque, litigio que se resolvió en la Corte Suprema de la Nación, a favor de los intereses bonaerenses.
Luego de consecutivas prórrogas a la explotación del predio, en el año 1946, caduca esa concesión y no es renovada por el gobierno de Juan Domingo Perón. Una Ley Nacional dispuso la donación de esos terrenos a la Fundación Eva Perón. La misma fue derogada tras el golpe de 1955, conocido como “Revolución Libertadora”, que fue instigada, entre otros sectores, por la propia SRA.
Con el paso de los años, el plazo de la prórroga se fue acortando, primero a 5 años y luego a 3. En 1983, la SRA, atendiendo a ese dato, adquirió un extenso terreno en las cercanías de Pilar, para edificar sus nuevas instalaciones, libre de cualquier condicionamiento que pudiera implicarle la concesión de espacios públicos.
El 2 de febrero de 1990 se firmó un convenio entre la Nación y la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires por el que se delimitaron, dentro del Parque Tres de Febrero, los diferentes dominios públicos del Estado Nacional, de la Municipalidad y los particulares.
En su texto y en los planos que se acompañaban, se omitió intencionalmente mencionar como parte integrante del Parque al predio en cuestión, junto con otros como los jardines Zoológico y Botánico. Esto fue el antecedente que permitió luego llevar adelante el proceso de desguace del Parque Tres de Febrero. El entonces intendente porteño, Carlos Grosso, en pocos meses no dejó prácticamente porción del parque sin concesionar, vender o dejar usurpar: comercios jamás autorizados, los planes de concesión conjunta del Zoológico y el Jardín Botánico, el centro comercial y shopping en el predio del Hipódromo Nacional y, finalmente, la venta del predio de “La Rural”.
El 20 de diciembre de 1991 el Presidente Carlos Saúl Menem y el Ministro de Economía Domingo Cavallo firmaron el decreto 2699 por el que se aprobaba el boleto de compraventa del predio de Palermo a la sociedad comercial “La Rural de Palermo S.A.”.
El precio de venta fue establecido en la irrisoria cifra de 30 millones de dólares, de los cuales sólo se pagó al boleto de 3 millones. 7 millones se prorrogaron al 15 de marzo de 1992 (fecha establecida para el otorgamiento de la escritura). Para el saldo de 20 millones, se otorgó una ridícula financiación en 10 cuotas anuales de 2 millones de dólares a vencer periódicamente a partir del 15/3/94 (luego de dos años de gracia contados desde la Hipoteca). Consultadas por Clarín en su momento, las inmobiliarias Toselli, Fuentes, Lorenzo Ezcurra, Radel y Quintiero calcularon en 60 millones de dólares el valor de este terreno en el mercado. El mismo presidente de la SRA, Eduardo de Zavalía, afirmó: “Se quedaron cortos. Puede valer 300 millones”. Varios de los funcionarios del Banco Ciudad y del Estado implicados en la fraudulenta tasación se encuentran actualmente acusados judicialmente.
En 2003, la SRA vendió una parte de la empresa que había creado para gestionar el predio al empresario y actual diputado Francisco de Narváez, quien recientemente vendió su parte al Fenix Entertainment Group. El actual vicepresidente de la SRA, Daniel Pelegrina, también es el vicepresidente del predio.
“La Rural” es conocida por realizar anualmente, y desde 1886, la principal exposición ganadera del país. Estos días, en cambio, es tapa de diarios porque el quite de su concesión vuelve a poner en discusión esta historia poco conocida que entrelaza, desde sus orígenes, a los sectores de poder económico con los distintos gobiernos. Para muestra, basta un botón.