Por Mauricio Polchi y Nadia Fink / Fotos: Gustavo Pantano
Tras los nuevos recortes en educación, con 400 docentes de administración central del Ministerio y 2600 virtuales que se quedan sin trabajo a fin de año, las y los trabajadores decidieron tomar una sede del Ministerio de Educación. Voces, imágenes y una lucha que abarca, además de los puestos de trabajo, el futuro de nuestros pibes y pibas.
Jueves 29 de diciembre de 2016. Son las 10 de la mañana de una agobiante jornada calurosa en Buenos Aires. Una multitud se reúne en el hall central de Palacio Pizurrno. En su mayoría, son trabajadores y trabajadoras. Hacen una asamblea, numerosa, convulsionada, agitada. Ante cada intervención, cae un aplauso. Ante cada silencio, sobrevuela un nerviosísimo generalizado. Definen un plan de lucha. Saben que hay más de 400 personas que van a quedarse sin empleo. No les van a renovar sus contratos. Pero también, hay 2600 docentes más: son quienes trabajan como tutores y tutoras virtuales en postítulos de capacitación que duran dos años y de los que participan docentes de todo el país. Son las y los próximos despedidos del Estado bajo la gestión del Ministro de Educación, Esteban Bullrich. El funcionario que aplica el ajuste, se entera por teléfono de la situación. Bullrich no se encuentra en la ciudad. El Ministro está de vacaciones.
Llegando al mediodía, y luego de un fuerte debate, en la asamblea se votan dos mociones. Hay quienes plantean quedarse en el Ministerio y tomarlo ahí nomás. Hay quienes opinan que hay trasladarse hasta la sede de Barrio Norte y ocupar esas oficinas con el fin de resguardar la seguridad de las y los manifestantes. Gana la segunda opción, condicionada por la Junta Interna de ATE, que la promueve. A pesar de las diferencias, se van todas y todos juntos caminando bajo el sol porteño hasta la dependencia elegida. Cuando llegan a la puerta de Santa Fe 1584, colocan un cartel que dice “Permanencia Pacífica”.
Año nuevo sin vitel toné
Son diferentes áreas las que se verán afectadas por este recorte, todas ellas apuntan a perfeccionar el desarrollo docente, capacitar y llenar de contenidos temas que no se trabajan en la carrera con profundidad (por ejemplo, la Educación Sexual Integral –ley que lleva vigente diez años aunque no se aplique más que una semana por año– es hoy un postítulo de dos años. Se verá reducido el personal docente en el Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD), la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas (DNPS), el programa Coros y Orquestas, la Biblioteca Nacional de Maestros y el área de gestión educativa. También se ve afectado el programa Centro de Actividades Juveniles (CAJ), la Secretaría de Políticas Universitarias, la Dirección de Jóvenes y Adultos y el área de Recursos Humanos.
La pelea de quienes tomaron el Ministerio es por una educación integral y de calidad, como cuenta Diego, Licenciado en Filosofía: “Estamos desde hace tres años formando equipos técnicos en los que el Estado puso mucha plata. Lo que defendemos es que el Estado puso en estos equipos técnicos tiempo y dinero para garantizar la capacitación de 140.000 docentes que están activos, y que se quedan sin capacitación”.
La justificación del Ministerio es que “no renuevan el contrato por incumplimiento de horas”. La estrategia para este Gobierno parece ser culpar a quienes despide, señalarlos como “vagos” o “ñoquis”, mientras vacacionan en un fin de año convulsionado y desestiman los años de estudio y capacitación para llegar a puestos con difíciles evaluaciones.
La que habla ahora es Mariana, Profesora y Licenciada en Ciencias Políticas. Está en la toma con Maite, su hija de un año y un puñado de meses, en los brazos. La niña tiene un gorrito, porque el sol está bravo, y la madre un cartel y la dignidad de valorar la educación pública. “Trabajo hace dos años en el INFOD, como tutota virtual, en el Módulo de ‘Pensamiento Latinoamericano’. Este 23 de diciembre, a partir de 13 resoluciones que emitió el ministro Bulrich, en las que dio por finalizado trece postítulos del programa Nuestra Escuela, quedó concluido el trabajo de 2600 trabajadores y trabajadoras virtuales”.
Si bien sabe que en enero ya no contará con este sueldo y es parte del reclamo, su preocupación va mucho más allá: “Esparte de la idea del ministro Bullrich (y del gobierno de Cambiemos) la de descentralizar la formación docente a nivel nacional, pasarlo a las provincias. También, que en lugar de hacer especializaciones que duren dos años, y que sean de calidad para las y los docentes, quieren hacer cursos cortos, similar a lo que pasa hoy en día en la Ciudad de Buenos Aires, a través del CEPA (Escuela de Capacitación Docente), que duran dos meses”. Mariana agrega: “Hoy a la formación descentralizada en las provincias la están llamando ‘Formación situada’, que en realidad lo que esconde es decentralizar recursos y que cada provincia se haga cargo de la formación docente, lo cual sabemos que muchas provincias están imposibilitadas de hacer y esto no es otra cosa que ajuste directo en educación… se han descentralizado primero las escuelas primarias, después las secundarias, y ahora van por la de la formación docente”.
Anabella es profesora de Comunicación social graduada en la UBA y parte del programa Nuestra Escuela, desde hace dos años. Trabajaba en el módulo “Marco político pedagógico de la Educación Secundaria. Anabella también tiene un hijo, Amadeo Fidel, que tiene apenas cinco meses y prefirió que no la acompañara por el fuerte calor. Su lucha es por él, y ese futuro. “Hay incertidumbres de contratos y llevábamos cuatro meses sin cobrar, recién el mes pasado regularizaron la situación, pero creo que hay que luchar por la educación, que es un derecho, no un privilegio. Y la tenemos que defender”.
Diego retoma la palabra: “Llega el 31 de diciembre y no sabemos nada de nuestra continuidad… pedimos una respuesta. Nosotros no queremos vaciar esto; al contrario: con nuestra lucha queremos llenarlo de trabajadores y trabajadoras y de contenido”.