Por Mauricio Polchi
El delegado de ATE y miembro del Frente Popular Darío Santillán analiza los nuevos desafíos de las organizaciones sociales, después de la elección de Mauricio Macri como presidente.
“Si algo no tenemos que hacer, es subestimar al macrismo”, advierte el delgado de la Asociación de Trabajadores del Estado en el área de Desarrollo Promoción Social, y miembro del Frente Popular Darío Santillán, Mariano Skliar, quien conoce la gestión PRO por haberla enfrentado con sus compañeros desde hace 8 años, a través de su militancia y su trabajo en el área de Desarrollo Social.
-Qué primer análisis hacen después del bolataje?
El escenario político venia girando hacia la derecha. Claramente la forma en que constituyó su candidatura el propio Frente para la Victoria mostraba un agotamiento de la experiencia kirchnerista en su vertiente progresista, con una propuesta que incluía un gabinete con Sergio Berni y Alejandro Granados en el área de Seguridad. Y si bien algunos anuncios intentaban diferenciarse en lo económico con el macrsimo, hablando de la matriz productiva, industrial y desarrollista, en ciertos asuntos vinculados a los intereses de la organización popular esas agendas se parecían bastante, imponiendo la mano dura contra las protestas o los piquetes, y lo mismo con la estrategia de saturar los barrios de policías e incluso del ejército. Esas medidas que supuestamente sirven para erradicar el narcotráfico, pero todos sabemos que eso termina con más gatillo fácil, más hostigamiento, y con la militarización del espacio público.
Entonces ese giro a la derecha que venía dándose en los políticos de los distintos partidos y con los tres candidatos principales, Sergio Massa, Mauricio Macri y Danil Scioli, termina cristalizándose en este gobierno electo que es directamente el acceso al poder político del estado, o sea, a gobernar, de los grupos del empresariado y del poder económico. Ya no de sus gerentes o de sus mediadores, ya no de partidos políticos burgueses o pro-patronales, sino que llegan directamente al poder los grupos concentrados de la economía. Eso se da en la persona de Macri, y lo hacen a través de una especie de aprendizaje que han hecho a lo largo de estos años, porque supieron interpretar una etapa de gran importancia del mensaje y los simbolismos vinculados a los medios masivos de comunicación y al descompromiso con la política. Ocurre que paradójicamente ese descompromiso con la política es lo que los lleva a encumbrarse en lo más alto de la política.
-¿Cómo ves a este gobierno y su relación con las agrupaciones sociales?
Será un gobierno muy complejo en donde seguramente el nivel de resistencia va a tener que ser pensado de una manera muy inteligente para las organizaciones sociales o populares. Entiendo que el macrismo también deberá estudiar cómo ir graduando y buscando el ajuste, y buscando y graduando también ese giro cultural en la política. Hay algunas cuestiones que observar de la militancia más nueva, esa que se hizo en el clima del kirchnerismo. Hay algunas banderas que esa militancia más joven quizá cree que son parte de las banderas del kirchnerismo, como políticas de estado, pero en verdad son conquistas populares vinculadas a los derechos humanos o las cuestiones de género que llevaron muchos años alcanzarlas, y que hoy ya no son banderas del estado o del gobierno, y eso ahora deberán defenderlo también.
Inevitablemente, a los sectores populares, se nos plantea un escenario nuevo. Y si algo no tenemos que hacer las organizaciones sociales, es subestimar al macrismo como espacio político. Nosotros hace 8 años que la tenemos como fuerza en la Ciudad de Buenos Aires, y es cierto que en un primer momento la pensamos que se iba a caer por su propio peso. Veíamos que su discurso tenía una forma muy particular de hacer política y que eso generaría rechazo popular. Por algunos resultados, entiendo que es cierto que la derecha y los sectores dominantes también aprenden.
-¿Y las políticas en el área de Desarrollo Social, se trasladaran al gran Buenos Aires?
Seguramente la gente de (María Eugenia) Vidal va a tratar de tejer alianzas con los sectores populares de la provincia. Ellos, la dirigencia del macrismo, tienen una segunda o tercera línea de cuadros muy ligados a la cuestión más tradicional en la interrelación con los sindicatos, con los movimientos sociales, en los territorios. Ya lo hicieron acá en las villas, de la mano de Diego Santilli (electo Vicejefe de la Ciudad) y Cristian Ritondo (designado Ministro de Seguridad bonaerense). Lo hacen con los gremios junto a operadores menos conocidos pero que tienen mucha experiencia, y obviamente apelan a los denominados ‘punteros’. Entiendo que van a ir por el mismo lado, pero en la provincia.
-¿Y a partir de eso cómo se posicionan las agrupaciones sociales?
Ahí hay un gran desafío para los compañeros y las compañeras de las organizaciones que han crecido y han constituido una identidad a la luz de la identidad kirchnerista y ahora van a ser claramente una oposición. Ya no van a estar adentro del aparato del Estado, no van a formar parte de la elaboración de las políticas públicas, no van a tener el nivel de recursos, y eso les va a generar un desafío.
Por otra parte, para los que no estuvimos dentro del kirchnerismo todo estos años y estuvimos siempre en la calle, probablemente sea un escenario de profundización de ajuste con un accionar represivo. Y ahí vamos a tener que redoblar los esfuerzos organizativos y también de unidad, para enfrentar una política que puede der muy despiada, pero que tiene un discurso y una manera de venderse que no aparenta, se camufla, miente bien, y una parte de la población le cree a la hora de votar.
-¿Puede haber articulación con nuevas organizaciones, esas que se hicieron bajo el kirchnerismo?
Nosotros ponemos por delante el concepto de unidad, no en abstracto. Una unidad reivindicativa, una coordinación por la conquista de derechos, la defensa de los derechos conquistados, y algunos niveles de debate político. De todos modos, nosotros pensamos, frente a determinados escenarios, con diálogo y dejando en claro en qué términos se construye esa unidad con todo aquel actor social que este decidido a defender derechos y a conquistar otros nuevos, porque nosotros en la pelea siempre vamos a estar. No le vamos a pedir, ni estamos en condiciones, ni corresponde que le pidamos certificado de luchador a nadie. Pero es cierto que los compañeros de las organizaciones kirchneristas hicieron una apuesta en la provincia, una apuesta de construcción política que ahora está en una crisis y ellos deberán darse los debates para adentro.
-¿Eso dependerá de varios factores, entonces?
Yo sé dónde tuvimos que estar cuando hubo despidos selectivos por persecución sindical en el corredor norte, y en la panamericana cuando hubo represión con Berni (Secretario de Seguridad), y cuando hubo muertos en el Indoamericano en la lucha por la tierra y la vivienda. Nosotros sabemos dónde estuvimos frente a cada conflicto. No creo que seamos perfectos, cometemos errores, pero creo que mantuvimos una línea coherente y política en función de nuestra ideología y nuestra posición.
Los compañeros hicieron otra apuesta, que es absolutamente respetable aunque no se comparte. Ante el cambio de etapa nosotros vamos a estar peleando, donde estuvimos siempre, junto al pueblo, con los sectores populares. Y si se vienen a la vereda de la pelea estaremos juntos.
Criminalización de la protesta social
En noviembre del año pasado, Mariano Skliar, (al igual que Humberto Rodríguez, Sec. Gral. Adjunto de ATE) fue absuelto en el juicio al que fue sometido por haber interrumpido la circulación del tránsito por el carril del Metrobus durante una movilización contra la precarización laboral de los trabajadores porteños. “Se nos acusó por el artículo 68 del Código Contravencional por interrumpir u obstaculizar el tránsito”, recuerda Skliar.
“El motivo jurídico ha sido un trabajo absurdo que ha hecho la fiscalía planteando que los delegados y dirigentes gremiales somos contraventores y entorpecedores del libre tránsito, cuando en realidad están llevando adelante una causa armada, trucha y nula para intentar disciplinar y perseguir a referentes de protestas legítimas”, detalla.
En el caso de los trabajadores estatales de la CABA en una asamblea, haciendo uso del derecho de huelga, a la libre expresión y la protesta, ese día decidimos hacer una movilización que, obviamente, fue por las calles de la Ciudad, con la particularidad que en esa ocasión el propio Ministro de Hacienda, Néstor Grindetti y el paritario central José Orlanián, nos convocaron a una mesa de negociación que aceptamos y por eso desconcentramos inmediatamente”, amplía.
“Llegamos a un acuerdo para un aumento de emergencia que benefició a 2000 compañeros/as contratados y la semana siguiente nos llega un oficio notificándonos que estábamos imputados en esta causa”, explicó.