Por Juliana Gonçalves* / Traducción: María Julia Giménez / Foto: Telesur
El pasado 25 de julio, las calles de varias ciudad de Brasil fueron ocupadas bajo el grito “Mulheres Negras e Indígenas por nós, por todas nós, pelo Bem Viver”. En lucha contra el machismo, el racismo y la violencia, miles de mujeres participaron por segundo año consecutivo de la Marcha de Mujeres Negras que se realiza en torno al Día Internacional de la Mujer Negra Latinoamericana y Caribeña y en el Día Nacional de Tereza Benguela.
El 25 de julio restaura a las mujeres negras la ancestralidad de lucha y fuerza que no queda en el pasado. La ancestralidad que nos acompaña como fuerza vital activa en el presente. El ejemplo de Terezade Benguela, define que nosotras, mujeres negras de la diáspora de hoy, somos los sueños más osados de nuestros antepasados.
Tereza de Benguela era llamada de reina. Sin embargo, fue conocida por su estilo democrático y parlamentario de liderar el quilombo del Quarter, en Mato Grosso, alrededor de 1740. Desafió la corona portuguesa y el sistema esclavócrata por más de 20 años, hasta ser capturada y asesinada por el ejército, en 1770. Es por ese icono de la resistencia negra en el Brasil colonial que, en 2014, el 25 de julio se convirtió en el Día de la Mujer Negra, en consonancia con la fecha internacional que se estableció en 1992.
Las mujeres negras en movimiento están hermanadas en la construcción y defensa de un nuevo marco civilizatorio de sociedad. Y esa lucha gana aliento en la articulación nacional que llevó a la Marcha de las Mujeres Negras contra el racismo, el machismo, la violencia y el Bien Vivir en 2015. Por primera vez en la historia de Brasil, 50 mil mujeres ocuparon las calles de Brasilia para cobrar políticas públicas y reparación por las desigualdades estructurales enfrentadas por nosotras.
Desde la marcha de Brasilia, el concepto de Buen Vivir viene siendo cada vez más reivindicado por los movimientos de mujeres negras. Se hace urgente explicar las raíces del Buen Vivir, ya que el término puede ser fácilmente desvirtuado ignorando la fuerte crítica contra el modelo desarrollista de la sociedad que vivimos. El Buen Vivir no tiene nada que ver con la prosperidad financiera.
Por ello, traeré algunas definiciones sobre el término a partir de la óptica de las mujeres negras en diálogo con los conceptos trabajador por el político y economista ecuatoriano Alberto Acosta en su libro O Bem Viver – Uma oportunidade para imaginar outros mundos a raíz a partir de las ideas del economista Pablo Dávalos.
El Buen Vivir sueña otros mundos posibles
La teoría del Buen Vivir nació de la práctica histórica y de la resistencia de los pueblos originarios de América Latina. Ella presenta una forma diferente de relación entre los seres humanos, las sociedades y la naturaleza. Alberto Acosta afirma que el ” Buen Vivir es una filosofía en construcción, y universal, que parte de la cosmología y del modo de vida amerindio, pero que está presente en las más diversas culturas”. Y cita la ética y la filosofía africana del ubuntu – “yo soy porque nosotros somos”.
La noción de Buen Vivir propone también abandonar la idea de progreso, porque considera que esa noción es discriminatoria y violenta. Sus principios son relacionalidad, complementariedad, reciprocidad y correspondencia. El Buen Vivir surge para descolonizar la democracia y devolverle su sentido original, de gobierno del pueblo y para el pueblo.
Los autores proponen el Buen Vivir para evitar la destrucción provocada por los mercados, el capitalismo y la modernidad. Alberto Acosta, en su libro, presenta el Buen Vivir no como una alternativa, sino como la única vía que de hecho puede contraponerse al capitalismo. A diferencia del socialismo, que presenta la diversidad mientras recorta dentro de la lucha contra el capitalismo, el Buen Vivir trae la diversidad como fundamento.
El Buen Vivir se contrapone a la base eurocéntrica de nuestra sociedad
El Buen Vivir parte del principio que un lugar más igualitario y justo sólo puede existir sin la presencia de elementos como el racismo, el machismo y las formas de opresión que son estructurantes del capitalismo. Como nos recuerda la intelectual feminista bell hooks (que pide que su nombre sea escrito así, en minúsculas, por creer que lo más importante es lo que escribe, no quién es), una sociedad balizada por la ideología de la supremacía blanca, imperialista, capitalista y patriarcal nunca va a ser justa.
Las sociedades eurocéntricas, basadas en las ideales de la blancura, tienen como base de su desarrollo la concentración de poder, la acumulación de riqueza, la explotación como sustento de la sociedad, el dominio de otros pueblos y la masacre epistémica de todo lo que no es blanco.
Estos elementos se traducen en la construcción de un estado desigual. Un estado que desconoce las alteridades y la transforma toda y cualquier diferencia en desigualdad. El Bien Vivir exige otra economía, sustentada en los principios de solidaridad y reciprocidad, responsabilidad, integralidad.
El objetivo es construir un sistema económico sobre bases comunitarias. Esta nueva sociedad se aleja de los valores de las sociedades eurocéntricas y más cercanas a los valores civilizatorios amerindios y africanos, como el cooperativismo, la ancestralidad, la memoria y la oralidad.
El Buen Vivir y las mujeres negras
En una sociedad regida por el capital, basada en el racismo y el machismo, las mujeres negras no tienen visibilidad, a no ser como un recurso a ser explotado. Aquí vemos cómo la lucha de todas las mujeres contra ese sistema es también la lucha de los pueblos indígenas y negros.
En ese sentido, la gran intelectual Lélia Gonzáles, en construcciones con las mujeres latinoamericanas e indígenas en la década de 1970, ayudó a crear diálogo entre el Buen Vivir y las mujeres negras. Lélia supo garantizar el espacio para que mujeres negras e indígenas se encuentren, en lo que ella llamaba los amefricanos, en la búsqueda de prácticas políticas descolonizadoras. Este diálogo fue retomado y fortalecido en el proceso de construcción de la Marcha de las Mujeres Negras de 2015.
En esta nueva sociedad pautada en la unión de mujeres lo que prevalece es el sentido de comunidad. El Buen Vivir permite soñar otros mundos y da base para una práctica política que busca la deconstrucción de las opresiones estructurales a partir del rompimiento de prácticas colonizadoras.
Es importante resaltar que las mujeres (todas) siempre estuvieron a la vanguardia de esas construcciones. A ejemplo de lo que nos enseñó Lélia Gonzales, la unión femenina es fundamental para la construcción de un proyecto feminista efectivamente transformador en Brasil.
*para Calle 2 (Brasil)