Entrevistamos a Esther Vivas, la autora del libro “Mamá desobediente”, recién editado por Godot, para profundizar sobre la escritura honesta y profunda que pone a la maternidad en clave autónoma y emancipadora.
Por Nadia Fink
Mamá desobediente. Una mirada feminista a la maternidad nos invita a desarmar todos los mandatos que el patriarcado armó en torno a todo lo que implica ser madre. Desde la proyección y el deseo de tener un hije, el parto respetado hasta la lactancia soberana y el poder decidir cómo criarles. Todo esto, pasado por el tamiz de una perspectiva feminista y de clase, que revisa lo que la sociedad reclama y le quita a las maternidades en mujeres y cuerpos gestantes devenidas “superwoman” para cumplir con todos los requisitos que desea el sistema.
Esther Vivas, su autora, es periodista y socióloga y desde su propia experiencia comenzó a trazar puentes con las vivencias de otras mujeres de Europa. Si bien las muchas experiencias y datos con los que cuenta el focalizan sobre todo en Cataluña, España, donde reside Vivas, fue muy bien recibido en Chile y varios países de América Latina. ¿El motivo? “Es que la lógica patriarcal y capitalista que incide en la experiencia materna se da, en buena medida, a nivel global. Y de aquí que muchos de los elementos que planteo en el libro, a pesar de la diferencia de contexto de mi experiencia con la de otras mujeres en América Latina, coincide en muchos aspectos porque la maternidad está supeditada al silencio, a la invisibilidad, al menosprecio, fruto de un sistema patriarcal y capitalista, que invisibiliza y no da valor al trabajo de cuidados”, nos cuenta Esther, y son esos aspectos los que hacen de este un libro posible de leer en casi cualquier parte del mundo.
Por otro lado, partir de su propia experiencia materna la ha llevado a pensar de lo particular a lo general en cuanto al silenciamiento que existe sobre esa vivencia: “me ha permitido descubrir la maternidad en clave política y entender que la maternidad viene muy determinada por el contexto social-económico en el cual nos encontramos, que es hostil a la experiencia materna, a un parto respetado, a la lactancia, a la crianza, a la infancia. Y de aquí es que yo creo que es tan importante que desde el feminismo tengamos un relato propio sobre la maternidad”.
Desobedecer mandatos y estereotipos
Desde el nombre mismo, la autora invita a romper con lo establecido. Pero no sólo con lo que el patriarcado y el capitalismo imponen respecto del “deber ser” en la maternidad, sino que también demanda a sectores más afines que deberían tomar la maternidad en clave colectiva y emancipadora. En ese sentido, propone a ciertos a algunos feminismos que se deje tomar a la maternidad y a la crianza como una fuente de opresión. Lo mismo sucede con la izquierda, a quien dice en el libro: “En la medida en que la izquierda no es capaz de reivindicar la maternidad y la crianza en clave emancipadora, igualitaria y feminista, nos deja, en cuanto a madres, huérfanas políticamente, al cederle todo terreno a la derecha o al adaptarse a un feminismo liberal”. Pero, mejor, que lo cuente ella.
–Contanos sobre el título del libro, “Mamá desobediente”, que plantea una postura política desde el nombre ya.
-Creo que es importante plantear una maternidad que desobedezca al ideal establecido. A ese ideal de madre perfecta, de madre ángel del hogar, de madre sacrificada, que es básicamente un ideal de maternidad útil al sistema patriarcal, que quiere a la maternidad y a la crianza encerradas en casa, en lo privado y a cargo en exclusivo de las mujeres. Pero también es importante desobedecer a ese ideal de superwoman, de madre que llega a todo, que siempre está disponible para el mercado del trabajo y con un cuerpo perfecto. Estos ideales de maternidad generan un malestar muy importante en las madres, nos hacen sentir mala madre, mala profesional, generan sentimientos de culpa y, por lo tanto, creo que es fundamental plantear esta desobediencia, esta rebelión, no sólo a un mandato de maternidad que asocia mujer a madre, sino también a ese ideal de madre perfecta que, básicamente, es un ideal de maternidad tóxico y generador de culpa y de malestar.
–Es interesante cómo, a lo largo del libro, tus cuestiones personales respecto de la maternidad van llevando a la profundización general. ¿Por qué decidiste hacer este camino y qué te impulsó a recorrerlo?
-En el libro en cierto modo planteo respuestas a preguntas que yo me había formulado a lo largo de mi embarazo y en los primeros años de crianza. De hecho, el libro lo escribí durante los primeros tres años de mi criatura. Y fue fruto de una cierta indignación, del hecho de tomar consciencia, una vez que quedé embarazada, de un tema que es tan central para la vida de muchas mujeres. Es un tema tan invisibilizado no sólo por la sociedad, sino por el conjunto de movimientos sociales que aspiran a cambiar esta sociedad. Y en particular, cómo de invisible -y en cierto modo tabú- es el tema de la maternidad en el seno de los feminismos.
–Uno de los planteos generales es señalar cómo el feminismo sigue sin hacer foco en las cuestiones de maternidad y crianza. “El patriarcado ha secuestrado la maternidad”, es una de tus frases. Desde tu punto de vista, ¿cuáles creés que son los factores que influyen en que eso siga sucediendo?
-Creo que hoy la maternidad es un campo en disputa con el patriarcado. El patriarcado ha secuestrado la maternidad, las posiciones conservadoras se han apropiado de la maternidad. Cuando lo que reivindican es una maternidad patriarcal, reaccionaria, que no me representa. Creo que es fundamental que desde el feminismo tengamos un relato sobre la maternidad, un relato en clave emancipadora, en clave de derechos, derecho a decidir sobre mi cuerpo, derecho al aborto, derecho sobre mi embarazo, sobre mi parto, sobre mi lactancia. Y si el feminismo no reivindica la maternidad en esta clave emancipadora, yo me pregunto, ¿quién lo va a hacer? Por lo tanto yo creo que el feminismo tiene una deuda con todas esas mujeres que son madres y que es importante que el feminismo tenga un relato propio sobre la maternidad, que vaya más allá de mirarla con prejuicio, identificando maternidad solo con maternidad patriarcal. La maternidad es otra cosa. La maternidad, cuando es una experiencia libremente elegida, es una experiencia mayoritariamente satisfactoria para muchas mujeres. Y es una experiencia a la que es muy importante darle el valor que le ha sido negado y la visibilidad que merece. A la vez que es fundamental señalar que la maternidad es una cuestión política, colectiva, y que es una responsabilidad de mujeres, de hombres y de la sociedad en general.
–En este libro la perspectiva de clase atraviesa todos los relatos, me gustaría que amplíes, desde esa perspectiva, la idea de que las maternidades deberían ser “re socializadas”.
-Sí, la maternidad no solo viene atravesada por una cuestión de desigualdades de género, a partir de la cual la maternidad es invisible, nos es valorada, porque es una práctica y un trabajo que históricamente ha adquirido la mujer. Pero la maternidad viene atravesada también por desigualdades de clase y de raza. La maternidad viene muy determinada por el contexto económico y social en que nos encontramos. No somos las madres que queremos, somos las madres que podemos ser en las circunstancias en las cuales nos encontramos.
Las mujeres de clase social baja, con pocos recursos económicos, tienen muchas más dificultades para vivir esta maternidad, para tener un parto respetado, para tener una lactancia materna satisfactoria, porque las licencias de maternidad también son muy escasas. Y lo mismo sucede con una mujer racializada, una mujer indígena, una mujer migrante; tiene menos derechos garantizados en relación a la maternidad. Por eso es muy importante entender la maternidad en clave de derechos y que esta sea una experiencia que podamos vivir libre de violencia. Que sea una experiencia que podamos vivir de forma satisfactoria. Toda mujer, al margen de nuestra clase social.
– ¿Cómo te transformó la maternidad a vos y cómo este libro, a partir de todo lo recopilado?
-Por otro lado, cuando hablo de soberanía, lo que reivindico es esa capacidad de las mujeres de poder decidir sobre nuestro cuerpo. Tan importante es reivindicar el derecho al aborto como reivindicar el derecho a poderme quedar embarazada cuando quiero, como quiero, y reivindicar el derecho a un parto respetado y a una lactancia materna satisfactoria.