Por Emmanuel Gentile / Foto por Nayko Fotos
Por primera vez en los últimos quince años todas las federaciones y organizaciones del movimiento estudiantil se unieron para un reclamo que atraviesa agrupaciones radicales, peronistas, de izquierda e independientes. Marcha entrevistó a Gastón Rodríguez, secretario gremial de AGD UBA en Psicología.
En el marco de una semana de paros y tomas de facultades, las federaciones de docentes y no docentes Conadu, Conadu Histórica, FEDUN, UDA, CTERA, Fagdut y las organizaciones del movimiento estudiantil se unieron para un reclamo común: la defensa de la universidad pública, sumida ante las políticas de ajuste del gobierno macrista en todas las reparticiones del Estado.
Los ejes de la protesta, que tendrá como ápice una masiva movilización este jueves 12 de mayo desde Plaza Hussay al Palacio Pizzurno, con la posibilidad de marchar a Plaza de Mayo, son el aumento salarial, la mejora del presupuesto y la ejecución de políticas socioeducativas, como el boleto estudiantil y los programas de becas.
En cuanto al reclamo salarial, las y los docentes rechazaron la última oferta de incremento del 31 por ciento: 15 por ciento en mayo y 15 en diciembre, esta última cuota a cobrar en enero de 2017. Más allá de los plazos, la propuesta está muy lejos de la demanda, que es una recomposición del 40 por ciento.
Para conocer más sobre el conflicto que logró unir a toda la comunidad educativa, Marcha dialogó con Gastón Rodríguez, secretario Gremial de AGD UBA (Conadu Histórica) en la Facultad de Psicología.
– ¿Qué tuvo que pasar para que todas las federaciones coincidan en un solo reclamo?
Hace más de 10 años que no se juntaban las federaciones nacionales en un plan de lucha que, si bien tiene matices entre las tácticas que cada una utiliza, agrupó distintos sectores, porque trata no solamente de la cuestión salarial, sino un montón de otros temas como el presupuesto, o la no implementación del convenio colectivo de trabajo que se aprobó el año pasado y todavía tiene mil baches legales que permiten que cada facultad lo aplique de manera discrecional.
– Como representante gremial de los docentes de Psicología, ¿cuáles es la situación que se vive en esa facultad en particular?
La de la decana Nélida Cervone es una gestión que estuvo cerca del radicalismo más cercano al macrismo. Como humorada o nota de color, la sede de Independencia está pintada de amarillo. Básicamente eso repercute de la misma manera que en el resto de las facultades, aunque con matices: el intento de ajuste del rector y de los decanos hacia adentro, que por un lado se quejan de que no alcanza el presupuesto asignado o que alcanza solo hasta agosto, y por el otro aplican el autoajuste encubierto, bajo la forma de caída de rentas, caída de designaciones, llamado a concurso con menos comisiones, etcétera. Básicamente lo que ocurre es que el ajuste afecta la estabilidad docente.
– ¿Hay un doble discurso de los rectores y los decanos en relación a la falta de presupuesto?
Es decir, cuando el rectorado baja a los decanos la “orden” de ajustar, aunque no sea una orden explícita, ellos ajustan como pueden y donde pueden. Es la lógica de la “gestión eficiente”. Estiran el dinero haciendo pequeños recortes encubiertos, pero nunca de sus salarios. Digo ajustes encubiertos porque nadie los va a querer asumir.
– ¿Cómo evaluá el refuerzo presupuestario de 500 millones a las universidades que anunció el presidente Mauricio Macri?
En mi opinión, y así lo plantea AGD UBA Conadu histórica, alivia tanto como puede aliviar un parche. El propio rodaje lo barre. Por eso lo que planteamos son soluciones más de fondo.
– Los reclamos de la comunidad educativa coinciden con otros reclamos de otros sectores de servicios públicos que padecen el mismo ajuste en sus presupuestos en un marco de devaluación, inflación y tarifazo, como el caso de los hospitales de Capital Federal y Provincia…
No creo en las coincidencias. Esto es el efecto más estructural de la política macrista. Creo que todos esperábamos en algún momento todo esto que está pasando: el ajuste desde el Estado hacia abajo iba a generar reacciones. Los ajustes no se dieron solo en tarifas, despidos, etcétera. Se fueron plasmando en recortes presupuestarios que van motivando reclamos en los diferentes sectores, sectores que ya venían ahogados antes del macrismo, lo que hace este Gobierno es profundizar ese ahogo.
– ¿Confían en que un Gobierno que recorta presupuestos en todas estas áreas del Estado lleve una oferta salarial más cercana al 40/45 por ciento que exigen las federaciones universitarias?
Más allá de los porcentajes que se discuten, buena parte del debate gira en torno a por qué se estira hasta diciembre, porque en un contexto inflacionario representa una depreciación del sueldo que hace que cobres menos de lo que estás cobrando ahora.
– Tanto en Hospitales como en Universidades, además de la cuestión salarial se plantean problemas estructurales, con techos rotos y falta de insumos, ¿cuál es la situación en Psicología?
En Psico, en la última etapa del gobierno kirchnerista se venía realizando un plan de obras fuertes que hizo que se cerrara la sede de Independencia durante varios meses, por lo que se estaba cursando en una sede alternativa en la calle Bulnes. Eso hizo que los problemas más estructurales mejoraran bastante, pero nosotros veníamos de inconvenientes mucho más graves, con caída de techos o falta de espacios de intercambio para los estudiantes. Las obras estaban en su última etapa de ejecución, y como en casi todas las reparticiones públicas, se frenaron.
– Ante una posible extensión de los paros y las tomas de facultades, ¿cómo pueden verse afectadas las cursadas y exámenes?
Estamos hablando de un conflicto que si no se resuelve en los próximos días podría afectar el inicio del próximo cuatrimestre. Lo mantenemos como podemos. Una medida muy clara fue pasar de una lógica de paro con ausencia en los lugares de trabajo a la lógica de clases públicas, con cortes de calle, con mayor visibilización, de esa manera no atentás contra la misma educación que decís defender, ni tampoco te alejás ni te enemistás con los estudiantes. Nuestro enfoque es comenzar a integrar a los estudiantes en la problemática, reconociendo que estamos todos implicados como miembros de la comunidad educativa, y a partir de ahí que ellos puedan reconocer que esto es un problema de la educación pública, no de los docentes universitarios. El apoyo de las federaciones y organizaciones estudiantiles históricamente siempre fue notorio. Hoy en día se está buscando también ampliar el conocimiento y la participación de los estudiantes no organizados.
– Esas clases públicas parecen molestar mucho al Gobierno, porque vimos en los últimos días amedrentamientos de la policía, sobre todo en Filosofía y Letras. ¿Cómo se preparan para enfrentar eso?
No es nada que no esperemos ni que no estemos acostumbrados aquellos que hacemos clases públicas sobre todo en la calle. Este tipo de actitudes se dan también al interior de las universidades, con funcionarios del rectorado o del decanato que te vienen a apretar directamente diciendo que no podés estar ahí, que no podés cortar el paso. Son cosas que uno espera de las gestiones universitarias contrarias al reclamo. En la calle el tema es tener seguridad, estar preparado, que los estudiantes y las gremiales apoyen logísticamente a los docentes, y contar con que siempre va a haber provocaciones, porque con eso intentan mostrar que la protesta es violenta.
– ¿Cómo sigue el conflicto después de la marcha del jueves?
Apostamos a que se dé una nueva fecha de negociación en donde el gobierno entre en razón, que acerque una propuesta más realista y que reconozca que este conflicto tiene a toda la comunidad muy atenta. Ninguno de nosotros queremos que esto se rompa por romperse, lo que queremos son soluciones de fondo.