Con más de 60 millones de votos, Luiz Inacio Lula Da Silva ganó un balotaje histórico y es el nuevo presidente electo de Brasil. El candidato de Partido de los Trabajadores tendrá como tarea reconstruir el país hermano tras cuatro años del desgobierno neoliberal de Jair Bolsonaro, que recortó derechos para mujeres, LGTBIQ+ y la clase trabajadora.
Cobertura #NosotresSim desde São Paulo | Fotos: Julianite Calcagno
Con el 50,85% de los votos, Luiz Inácio Lula da Silva ganó la segunda vuelta y se convirtió en el presidente electo de Brasil. El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) y de la alianza Federación Brasil de la Esperanza asumirá el 1 de enero de 2023 su tercer mandato como presidente del Brasil. De esta manera, se interrumpe el ciclo fascista iniciado en 2016 con el golpe a Dilma Rousseff y seguido con el femicidio político de Marielle Franco e inicia la tarea política de reconstruir Brasil tras cuatro años del desgobierno neoloberal de Jair Bolsonaro que recortó derechos para mujeres, LGTBIQ+ y la clase trabajadora.
“No hemos enfrentado un adversario, sino a la máquina del Estado brasileño”, comenzó su discurso Lula da Silva, tras conocerse los resultados electorales. Luego prosiguió: “Gracias al pueblo brasileño que me votó, quiero felicitarlos porque me considero un ciudadano que ha tenido un proceso de resurrección de la política brasileña. Trataron de enterrarme vivo y estoy aquí para gobernar este país en una situación muy difícil, pero tengo fe en que con la ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para volver a vivir democráticamente y podamos volver a restablecer la paz”. En su discurso, el presidente electo tuvo como eje al pueblo fue el eje y a ellos y ellas agradeció cada vez que pudo: “Llegamos al final de una de las más importantes elecciones de nuestra historia, que ha puesto frente a frente dos proyectos de país que hoy tiene un único y gran vencedor: el pueblo brasileño”.
“Esta no es una victoria mía ni del PT sino de un inmenso movimiento democrático que se ha formado por encima de los partidos políticos y de los intereses personales para que la democracia saliera vencedora”, definió el presidente electo. “El pueblo desea más oportunidades, respeto y entendimiento, más libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país. El pueblo ha demostrado que quiere participar de las decisiones del gobierno; que tiene hambre, que no tiene acceso a la salud y a la educación, que le falta un techo, que no hay perspectiva de futuro. El pueblo brasileño quiere comer bien, tener un salario, políticas públicas de salud. Quiere libros en vez de armas”, expresó.
Minutos antes de que llegue, dos de los jingles más conocidos sonaron y se cantaron en el bunker del PT, ubicado en el barrio Jardim de São Paulo. “Tá na hora do Jair / já ir embora”, que alude a la salida del capitán del Gobierno. Y, luego, “Lula lá, brilha uma estrela / Lula lá, cresce a esperança”. Fue al inicio de su discursos que saludó a cada compañero y cada compañera, sobre todo resaltando a quienes lo acompañaron sobre el escenario, como a la senadora y excandidata a la presidencia Simone Tebet (Movimiento Democrático Brasileño – MDB), que dio su apoyo para la victoria en segunda vuelta.
“Vamos a reconstruir cada día de nuestro gobierno, con crecimiento económico. La rueda de la economía va a volver a girar con los pobres formando parte del presupuesto”, adelantó Lula da Silva, electo presidente, “es necesario ir más allá, fortalecer las políticas de combate de violencia hacia las mujeres, a igual trabajo e igual salario”, adelantó, y de forma seguida se refirió al combate al racismo, “que blancos, negros e indígenas tengan los mismos derechos y las mismas oportunidades, solo así seremos capaces de construir un país para todos y todas”. “Es momento de volver a rehacer los lazos rotos por el odio”.
En el escenario, junto a Lula, lo acompañaron también su vicepresidente, Gerardo Alckmin; su esposa y socióloga feminista del partido, Janja; la presidenta del PT, Gleisi Hoffman; la diputada federal Marina Silva; el exministro de relaciones exteriores, Celso Amorim; el electo diputado nacional Guilherme Boulos (PSOL); y el presidente del PSOL, Juliano Medeiros; entre otros.
“Es hora de bajar las armas que jamás se deberían haber levantado”, dijo e hizo referencia -sin nombrarlo- a su contrincante Bolsonaro que, durante su mandato (2019-2022), armó a más de un millón de personas en el país con las nuevas normas para adquirir armas de fuego. “El desafío es inmenso, es necesario reconstruir este país en la política, económica, en la armonía institucional, las relaciones internacionales y nunca dejar a los más necesitados. Es necesario construir el alma de este país, el respeto a las diferencias; traer de vuelta la alegría de ser brasileño y traer el orgullo de la bandera brasileña. Esta bandera no pertenece a nadie, solo al pueblo brasileño”.
Lula da Silva se refirió al reencuentro de las y los brasileños con eje en la función de la política: “Este país tiene que reconocerse, reencontrarse consigo mismo (..) vamos a recuperar el diálogo con el poder judicial y legislativo tratando de reconstruir la convivencia armónica y republicana entre los poderes; también es fundamental recuperar el diálogo con el gobierno; con los gobernadores para planificar las obras; nuestro compromiso es con la mejora de la vida de la población”, finalizó. “Vamos a trabajar por un Brasil que venza a la mentira y para que la esperanza sea mayor que el miedo”.
“Brasil está listo para recuperar la paz entre los pueblos”, dijo, y mencionó uno de los ejes de su programa, el ambientalismo, sobre todo en la selva amazónica, “Brasil y el planeta necesitan una Amazonía viva, un árbol de pie vale más que toneladas de madera; cuando un niño indígena muere asesinado por la codicia una parte de la humanidad muere con ella”.
“La más importante virtud de un gobernante es el amor por el pueblo”, afirmó, casi al final de su discurso: “Viviremos un nuevo tiempo de paz, amor y esperanza, un tiempo en el que el pueblo brasileño tenga de nuevo el derecho a soñar y a tener oportunidades”. Este es un compromiso de vida: Brasil tiene una misión. Todos juntos vamos a arreglar este país y a construir oportunidades. Renuevo mi eterna gratitud al pueblo” y agradeció a sus candidatxs: “una lucha no termina en una elección”.
El clima de una jornada decisiva
La segunda vuelta se vivió diferente a la primera, en donde la tensión se percibía en el aire. En el centro de la ciudad de São Paulo, la más grande y con el mayor electorado del país, desde el sábado las calles se pintaron de rojo, se vieron banderas colgadas desde los balcones y los adhesivos con el número 13 (de la lista de Lula) flamearon pegados en las banderas brasileñas, como un presagio del resultado. Brasil ya no le pertenece a Jair Bolsonaro ni al proyecto político del odio y las violencias. Ahora apuesta a reconstruir política y socialmente los lazos rotos durante estos años.
Los ánimos en el búnker también se sintieron de manera distinta. Aunque los nervios estaban a flor de piel y hay quienes prefirieron no aventurar ningún resultado, la esperanza estuvo intacta. “Vai virar”, se escuchaba. Pasadas las 18.30, el Tribunal Superior Electoral (TSE) actualizó los resultados: 50.15 % contra 49.82%, para el líder petista, el trabajador metalúrgico, el más pequeño de cinco hermanos y tres hermanas, que hace tres días cumplió 77 años. El silencio se hizo a las 19.13 cuando Datafolha, con el 90,50% de los votos escrutados, proyectó lo que más de medio Brasil, la región y el mundo esperan y que se confirmó, finalmente, a las 19.58: Lula será el próximo presidente.
La jornada electoral fue dispar en los diferentes territorios, tanto que en horas de la tarde, la presidenta del PT, Hoffman, denunció desde su cuenta de Twitter las maniobras bolsonaristas que intentaron impedir el voto en el nordeste del país, la región más lulista del país. “Solicitamos la detención del Director General de la PRF (Policía Rodoviária Federal) y de los Superintendentes Regionales que no están acatando la decisión del TSE”, afirmó. “Pido a los parlamentarios de nuestra coalición que vayan a los lugares de operaciones en sus Estados y den órdenes de arresto a los policías, incluidos los PM como en RJ”, agregó.
Enseguida, el ministro Alexandre de Moraes, presidente del TSE intimó al director de la PRF para que interrumpa el operativo que pretendió impedir a la ciudadanía del noreste brasileño llegar en transporte público a los centros de votación.
También hubo definición de las gobernaciones
Son 12 los estados que hoy eligieron gobernador en una segunda vuelta. En Bahía, el petista Jerônimo Rodrigues se consolidó como el próximo a ocupar el Ejecutivo de ese distrito con el 52,42 por ciento de los votos ante el bolsonarista Acm Neto, que obtuvo 47,58. Rodrigues será el primer mandatario indígena. El bahiano había pasado a la segunda vuelta como el nombre más votado para gobernador del estado y, esta vez, más de 4,2 millones de votos le dieron la victoria. Jerônimo, como se lo conoce, es licenciado en Ingeniería Agronómica con maestría en Agronomía, ambas de la Universidad Federal de Bahía (UFBA) y docente universitario. Durante el mandato de Rui Costa (PT) como gobernador, implementó la Secretaría de Desarrollo Rural. Más tarde fue titular del Ministerio de Educación local.
Las candidaturas de izquierda o centroizquierda resultaron electas en Paraíba, en Mato Grosso del Sur, en Espíritu Santo y en Alagoas.
La candidata de la centroderecha Raquel Lyra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), será la primera mujer gobernadora de Pernambuco, después de competir con Marília Arraes (Solidariedade), aliada del PT. En Río Grande del Sur, si bien ganó Bolsonaro, fue reelecto y logró una hazaña inédita en la política del Estado: la redemocratización del país Eduardo Leite, del PSDB, que le ganó a Onyx Lorenzoni del PL. Leite y Lyra no se declararon en favor de ninguno de los dos candidatos a presidente en este ballotage.
En tanto, los candidatos de derecha a ocupar las gobernaciones ganaron en Amazonas, Sergipe (aunque en ambos lugares ganó Lula la terna presidencial), en Santa Catarina y en Rondônia. En San Pablo, en una elección casi cantada, se impuso el bolsonarista Tarcísio frente al petista Fernando Haddad.