Por Natalia Pascuariello. La muestra “Luca: el sonido y la furia” exhibe ropa, discos, fotos familiares, grabaciones inéditas y las ya conocidas del líder de Sumo. Se puede visitar hasta marzo de 2015 en el Museo del Libro y de la Lengua de la Biblioteca Nacional.
Las gaitas y el grito de “Crua Chan” estremecen a medida que las diapositivas de fotos familiares llegan al origen, es decir, al niño de flequillo, traje y corbata que fue educado en Escocia, en el mismo colegio que el Príncipe Carlos de Inglaterra. Es que la muestra “Luca: el sonido y la furia” -inaugurada el pasado 3 de diciembre en el Museo del Libro y de La Lengua de la Biblioteca Nacional y que se extenderá hasta marzo del año que viene – propone un recorrido por la vida del líder de Sumo desde la intimidad del cantante.
Esta exhibición permite conocer a Prodan no sólo a través del clásico relato testimonial de sus contemporáneos o del de la crónica periodística, sino también desde un relato de los objetos personales. Una nota del director del Gordonstoun School sobre el comportamiento de Luca dirigida a sus padres que sentencia “He is a difficult boy”, la cuchara conmemorativa del bautismo y un prolijísimo cuaderno de sus 13 años, cuya anotación, escrita por su hermano Andrea, reza: “Aparte de su viaje a Loch Ness están estos dibujos… muy meticulosos… de pájaros que había observado en la zona. Como he dicho en alguna ocasión, Luca era un excelente joven ornitólogo. Por eso Traslasierra le voló la cabeza. La cantidad de pájaros… y todos desconocidos en Europa”.
Curada por Pablo Licheri y Esteban Bitesnik, el título de la muestra está en claro juego con el de la novela de William Faulkner, The Sound and the Fury, que el escritor estadounidense tomó del verso que espetara Macbeth en la obra de título homónimo, de William Shakeaspeare: “La vida no es sino una sombra ambulante, un pobre actor/ que se pavonea y apura su hora sobre el escenario/ y luego nunca más es escuchado. Es un cuento/ contado por un idiota, lleno de ruido y furia/que no significa nada. …” Y viene a resumir la idea de que la producción musical de Prodan era una cuestión ligada a la actitud.
Pelado, con gafas y ropa prestada, Luca Prodan vivió y produjo música desde el margen. Se constituyó como un outsider que supo entrar en ruptura con lo establecido como rock nacional, introduciendo el reggae y convirtiéndose en inspirador para las bandas de punk que se estaban empezando a conformar. Fuerte crítico de lo “rebuscado” de Luis Alberto Spinetta, de “el maquillaje y el peinadito raro” de Soda Stereo, y de lo “fríos” que le resultaban los integrantes de Virus, con la influencia musical de Lou Reed y Joy Division, vino a formar parte de esa revolución cultural que hacía falta para que el rock argentino se ampliase y se diversifique, se cuestione y se reinvente. Cantando en inglés el desafío era doble: ser entendido por el público y ser aceptado en el contexto de la dictadura militar que había prohibido la emisión radiofónica de música en inglés durante la guerra de Malvinas.
Además de los elementos que permiten reconstruir su infancia, también se muestra -y esto sí que impacta- la valija y la ropa con la que llegó vestido a la Argentina. Largas cartas y grabaciones para sus padres revelan la faceta íntima del músico. Long plays pertenecientes a su colección privada y su bajo Höfner con una etiqueta de la Comuna de las calles (ese lugar de la provincia de Córdoba que impactó al italiano) son algunos de los elementos vinculados a la música que Andrea eligió para rendirle homenaje a su hermano. Las artística de las tapas de Corpiños en la madrugada (1983/1992), Divididos por la felicidad (1985), Llegando los monos (1986) y After chabón (1987) -discografía que además puede escucharse en la muestra – junto a citas de Oscar Conde, Matías Serra Bradford y Roberto Pettinato- completan la reconstrucción de la personalidad del músico.
La frase “Algo está cambiando” de un afiche en el que se anuncia un recital junto a la banda de punk Alerta Roja, pone de manifiesto ese quiebre que el cosmopolitismo de Prodan vino a provocar entre quienes ya eran referentes: Los Twist, Charly García, V8, Fito Páez y Todos tus muertos, entre otros. Una línea de tiempo contextualiza con hechos históricos la vida del líder de Sumo desde su nacimiento en 1953 hasta su muerte el 22 de diciembre de 1987, pasando por su viaje a la provincia de Córdoba, en 1980, cuando se instala en la casa de su amigo Timmy Mckern para curarse de su adicción a la heroína.
Asistir a la exposición de la intimidad de Prodan -de este elogio de la intimidad- no cambia al personaje ya mítico ni a su música, más bien ayuda a conocer a esa figura en sus tres dimensiones, sobre todo para quienes nos acercamos a su música a casi 20 años de su muerte y la seguimos escuchando como si la tocase hoy, como si este personaje fuese un eco de aquel personaje (¿real? ¿ficticio?) de “El perseguidor” de Cortázar que decía: “Esto lo estoy tocando mañana”.
Nota Relacionada: