En el marco del Día Internacional de Acción contra las Represas y en Defensa de los Ríos, entrevistamos a Sofia Nemenmann, integrante del movimiento anti-represas que lucha contra el proyecto hidroeléctrico en el río Santa Cruz, de la provincia homónima. La joven ambientalista de Río Santa Cruz Sin Represas denuncia los impactos ambientales y sociales previstos, repasa la historia del conflicto y las actividades realizadas el pasado 14 de marzo en Buenos Aires y la Patagonia.
En 1997 se estableció este día conmemorativo durante el primer Encuentro Internacional de Afectados por las Represas en Curitiba, Brasil, con el objetivo de reclamar contra proyectos destructivos que amenazan los ríos, exigir la eliminación de presas y educar acerca de mejores soluciones para el agua y la energía.
La construcción de dos mega-represas (Cóndor Cliff – Pdte. Kirchner y La Barrancosa – Gob. Cepernic) por un consorcio de empresas chinas y nacionales que obtuvo la licitación, tiene el fin de aprovechar al río Santa Cruz para generar 1700 MW de electricidad y remediar la crisis energética. Sin embargo, cortar su curso es romper un equilibrio que implica un grave impacto socio-ambiental.
Se estima que la obra provocaría la inundación en forma permanente de una superficie de 470 km², territorio que equivale a casi dos veces y media la Ciudad de Buenos Aires. Ambientalistas denuncian que esto conllevaría a la pérdida de biodiversidad de mamíferos, peces y aves que habitan ese ecosistema. También pondría en peligro a los glaciares Perito Moreno, Upsala y Spegazzini porque afectaría negativamente su dinámica hídrica, según glaciólogos/as.
La activista informó sobre las actividades realizadas el 14 de marzo por el movimiento anti-represas en forma simultánea en Buenos Aires y la Patagonia. Se convocaron para tomar una foto simbólica frente al Palacio de Tribunales de la Nación y otra en el Río de las Vueltas de El Chaltén, mientras en El Calafate hubo una asamblea pública con un ciclo audiovisual. En un interesante intercambio norte-sur de experiencias de lucha, se exhibió un documental sobre la Marcha por los Ríos Libres del año 2013 de la Mesa Provincial No a las Represas de Misiones, llamado Ríos Libres se hace camino al Marchar.
En defensa del medio-ambiente
-Marcha: Para las personas que no conocen al río Santa Cruz ¿cuál es la importancia de esta belleza natural?
-Sofía Nemenmann: Para quienes no lo conocen, les recomiendo que vayan a visitarlo si pueden. El río Santa Cruz es una serpiente turquesa de 380 kilómetros que nace de los campos de hielo continentales de la Cordillera, es en su totalidad agua de glaciares y llega hasta el Mar Argentino. En nuestro país tenemos un Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO, el glaciar Perito Moreno que está apoyado sobre el Lago Argentino, cuyas aguas desembocan en el nacimiento del río Santa Cruz.
A lo largo del recorrido, su rivera virgen tiene paisajes impresionantes, está llena de fauna y flora nativa, con estancias y sitios arqueológicos importantes que dan cuenta de la historia de la zona. En el suelo encontramos puntas de flechas indígenas y fósiles de todo tipo, incluso marinos. Una de las zonas del río se llama Bahía de los Fósiles y es un lugar importante en la historia de la vida en la Tierra, porque fue recorrido por Charles Darwin y mencionado en su Teoría de la Evolución.
Por otro lado, es su cuenca alberga al macá tobiano, un patrimonio natural de la provincia de Santa Cruz. Se trata de una especie de ave endémica, lo que quiere decir que existe solo ahí y en ningún otro lugar del mundo, y que además corre peligro de extinción. Hoy en día quedan sólo 800 macáes que están dentro de un programa de conservación del Estado. De hecho, para cuidarlo se creó un parque nacional en 2015, el Parque Patagonia, pero las represas pondrán en riesgo el hábitat de invierno del cien por ciento de la población, además obviamente a los zorros, choiques y pumas que habitan en los márgenes del río.
Integrantes del Proyecto Macá Tobiano en el Día Mundial de Acción en Defensa de los Ríos
–Comenzaste a luchar por el Río Santa Cruz incluso antes de conocerlo, ¿cómo surgió tu preocupación y llegaste a defenderlo?
-Me gusta aclarar que para mí no es necesario conocer un lugar para defenderlo. El punto está en tener un poquito de consciencia de lo que están por destruir, esa es la clave. Nací en Capital Federal y cuando terminé la secundaria hice un viaje de mochilera en 2013 por la Patagonia que me enamoró, donde conocí varios parques naturales de la Argentina. Luego crucé a Chile para hacer un voluntariado en la ONG Conservación Patagónica de Kristine Tompkins y su marido Douglas, en el Parque Nacional Patagonia. Allí de casualidad tuve la suerte de conocer a los chicos y chicas de Patagonia Sin Represas de Chile, quienes me inspiraron a tomar consciencia.
Volví decidida que quería vivir en el sur, por eso me mudé a Bariloche donde empecé a estudiar biología en la Universidad Nacional del Comahue, y también estaba intrigada por la situación de las represas acá en Argentina. Buscando en internet hallé un sitio de Facebook llamado Río Santa Cruz Sin Represas administrado por Nicolás Abramzon, un chico de El Chaltén a quien no conocía. Empecé a participar del sitio e intercambiar información y luego decidimos con Nicolás encarar un proyecto más grande.
Comenzamos juntos nuestro primer objetivo de conocer bien la información disponible, porque en ese momento no se hablaba de la problemática, y a la vez informar a nuestros seguidores en la página donde compartíamos noticias e íbamos sumando gente de a poco. Luego, dimos con una ONG ambientalista de Buenos Aires que nos orientó para armar el proyecto medioambiental.
–¿Por qué se rechaza por parte de organizaciones, comunidades y expertos a la construcción del complejo hidroeléctrico?
-En nuestras reuniones nos encontramos con esa pregunta, el “por qué”, por qué motivo nos oponemos. Llegamos a la conclusión que deben ser ellos/as, los/as políticos/as y funcionarios/as quienes tienen que decir “por qué” hacer un proyecto que va a destruir al río. No hay una buena razón para hacerlo, sólo nos responden que estamos en una crisis energética y necesitamos energía ahora mismo. Pero según expertos, las represas van tardar como mínimo ocho o diez a años en dar energía.
Los ríos son las grandes arterias del planeta y cortar su curso es romper un equilibrio del que poco sabemos. Hace algunas semanas la Comunidad Glaciológica de la Argentina publicó un comunicado diciendo que no pueden demostrar que la construcción de las represas no influirá negativamente sobre el glaciar Perito Moreno. En el mundo medioambiental el agua representa el mayor problema para el futuro y tenemos ahí un enorme recurso de agua dulce, al que estamos poniendo en riesgo con esta obra sin sentido.
Desde las grandes ciudades ven a la Patagonia como un lugar lejano y hostil, pero esto nos afecta a todos/as porque es, ni más ni menos, que nuestra gran reserva de agua de hoy y mañana. Si las represas llegan a influir en el funcionamiento del glaciar Perito Moreno, el potencial impacto puede llegar a ser gravísimo. No sabemos si la reciente ruptura se trató de la última de su historia, deseamos que no sea así y luchamos por eso.
Más allá de los/as glaciólogos/as, biólogos/as y arqueólogos/as que nos apoyan en nuestra causa, en primer lugar está la comunidad santacruceña que no quiere perder a su río, al glaciar Perito Moreno ni al macá tobiano. Por eso cada vez somos más los que sentimos la necesidad de hacer algo para frenar la destrucción del río.
Ruptura del Glaciar Perito Moreno cuya agua glaciaria nutre al Río Santa Cruz
-La problemática comienza cuando el Gobierno Nacional anuncia en 2012 el llamado a licitación para construir las mega-represas, ¿cómo fue el proceso de lucha para defender al río a lo largo de estos años?
-Al principio, la gente local estaba tranquila y nos decía que la obra nunca se iba a construir porque se venía “amenazando” hacía mucho tiempo, pero no llegaba a ningún lado. En el año 2014, la ONG que nos ayudaba y la marca de indumentaria Patagonia decidieron financiarnos una primera bajada al río Santa Cruz, que hicimos junto con Nicolás y ahí conocí por primera vez al río.
En esa ocasión, aprovechamos para hacer una reunión de vecinos y vecinas en El Calafate y luego en El Chaltén, donde fue muy difícil la convocatoria. La gente estaba desinteresada porque no creían que la obra se iba a hacer y no había mucha información disponible. Esa situación cambió cuando se notó que la obra era impulsada fuertemente desde el Gobierno Nacional, con la firma del contrato de licitación, y los santacruceños y santacruceñas se empezaron a mover.
Luego, en 2017 se unen las mayores ONG medioambientales del país para formar una coalición en contra de las represas. Eso movilizó mayor cantidad de personas y al mismo tiempo se conformó de manera más organizada el movimiento anti-represas en Santa Cruz. Desde entonces se vienen haciendo actividades simbólicas como bajas al río y abrazos al glaciar Perito Moreno y movilizaciones al centro de Calafate y Piedra Buena. Realizamos charlas, debates, ferias en los centros urbanos de la provincia para discutir e informar, donde cada vez se suma más gente.
Río Santa Cruz fotografiado por Francisco Bedeschi
-El año pasado la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictaminó suspender la obra, ¿cuál es ahora la situación legal?
-Una de las ONG de la coalición llamada Banco de Bosques, quienes ya venían trabajando con nosotros, presentó una acción declarativa a la Corte Suprema pidiendo que se detenga la obra hasta tanto sea entregado el estudio de impacto ambiental. Previamente, la Asociación de Abogados Ambientalistas de la Patagonia ya había presentado un recurso de amparo con el mismo reclamo a la Corte.
Ambos organismos estaban pidiendo el cumplimiento de la Ley General del Ambiente, dentro de la cual se establece que las instancias legalmente requeridas por una obra de tal magnitud son una audiencia pública y un estudio de impacto ambiental.
Sin embargo, la respuesta de la Corte fue exigir que se cumpla con la Ley de Obras Hidráulicas, en la que también se debían llevar adelante un estudio de impacto y una audiencia. Una vez que ambas se realizaron, la Corte levantó la cautelar y dieron por comenzada la obra. Esa decisión fue apelada de nuestra parte, porque entendemos que la obra comenzaría en condiciones ilegales por incumplir con todos los requisitos.
Asimismo, con relación al aspecto legal la Argentina suscribió al Convenio Internacional 169 de Organización Internacional del Trabajo, el cual obliga a realizar una consulta previa, libre e informada a los pueblos originarios afectados por las grandes obras. Esto no ocurrió todavía, porque en la zona viven varias comunidades, por ejemplo pasaron por alto a la comunidad mapuche-tehuelche Lof Fem Mapu. Ellos habitaron históricamente en los márgenes del río Santa Cruz y en la actualidad están instalados en la Isla Pavón del río.
-¿Cuáles fueron entonces los resultados del estudio de impacto ambiental del proyecto?
-Dicho estudio de impacto fue un tema conflictivo desde el principio. Cristina Kirchner firmó el comienzo de obras en Santa Cruz sin estar hecho el estudio de impacto ambiental, lo cual fue ilegal. Hoy en día se cuenta con un estudio de impacto pero tiene carencias importantes en su contenido. Por ejemplo, las represas se conectarían a un tendido eléctrico de alta tensión que las integraría al Sistema Interconectado Nacional, para llevar la energía al resto del país.
La construcción de esas líneas no está incluida en ningún estudio de impacto ambiental y no se detalló por cuales áreas correrían. Hay que recordar que influyen negativamente tanto a la salud de los pueblos por los que pase, como a las aves de la zona. Sobre estos temas importantes se está avanzando a ciegas.
Además, las líneas de alta tensión disipan la energía generando una perdida en el recorrido del 1 por ciento cada 100 kilómetros, es decir que en 3000 kilómetros se perdería el 30%, exactamente la misma proporción de energía que va a generar la represa La Barrancosa-Gob. Cepernic. O sea, el equivalente de la energía producida por la segunda represa se perdería totalmente en el camino del tendido eléctrico hasta los grandes centros urbanos.
-¿Qué ocurrió en la audiencia pública realizada en el Congreso de la Nación en 2017?
-La audiencia pública en julio del año pasado fue un logró obtenido por la presión de todo el movimiento anti-represas. La audiencia representó un hecho histórico para la conservación ambiental en nuestro país porque durante dos días tanta gente concurrió al Congreso para dar voz a nuestra lucha y expresarse claramente contra el proyecto. En presencia del Mtro. de Medio Ambiente Sergio Bergman y del Mtro. de Energía Juan José Aranguren, la gran mayoría de los oradores hablamos en contra de la construcción de las mega-represas. De hecho, solo hablaron a favor los funcionarios del Gobierno Provincial y desde las empresas constructoras.
Osvaldo Bayer por un Rio Santa Cruz Sin Represas
-¿Ustedes perciben una postura diferente del Gobierno Nacional con respecto al anterior sobre las mega-represas?
-El último día de su mandato Cristina Kirchner firmó el comienzo de las obras y el nuevo gobierno las rechazó como una excusa para hacer una modificación y relanzarlo como si fuera un proyecto nuevo y distinto. Fue nada más que un lavado de cara. El proyecto no tiene oposición política, porque surgió en el Gobierno anterior y continua en éste, y en ese sentido estamos bastante solos/as. Por eso la lucha es a contra corriente, pero tenemos tanta razón que por eso seguimos de pie y con más gente cada día.
También remarcamos las mentiras que salen por parte del Gobierno en relación a esta obra, que la dan por avanzada y sabemos que no es así. Tienen un lobby importante y en los medios salen a dar por hecho la obra, diciendo que ya está empezada y que el próximo año ya podríamos empezar a usar esa energía, lo cual es ridículo.
Si bien el tema legal sigue en tratativas, mientras tanto ya están yendo los obreros al lugar pero todavía no se tocó el cauce del rio. De hecho, tenemos contacto con los trabajadores y nos dicen que están muy lejos de eso, así que todavía no es una batalla perdida. Ya le dimos cuatro años más de vida al río y vamos a seguir. El plan es seguir luchando porque como dice uno de los directores de la coalición, “ellos tienen mucho poder pero nosotros tenemos razón”.
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