Por Marco Teruggi, desde Caracas. El día empezó en la noche. Las luces nunca se apagaron, las voces no cesaron, el desconcierto no descansó. Ya desde temprano las calles aparecían con los negocios cerrados, banderas de Venezuela cubrían kioscos, brazos, cabezas, autos… Caracas era un luto vestido de rojo.
A las 10 de la mañana comenzó la misa en el Hospital Militar Doctor Carlos Arvelo, lugar donde había fallecido el presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Adentro estaban la madre del Comandante, sus hijas y la dirección político militar de la Revolución Bolivariana. Las afueras del hospital ya estaban colmadas de una multitud que crecía desafiando el calor obstinado.
El féretro salió del hospital a las 10.30 a las calles desbordadas de gritos y lágrimas. Las manos buscaban desesperadamente tocar el cajón vestido de flores y que de a poco se fue cubriendo con lo que la gente depositaba sobre él.
La movilización recorrió más de seis kilómetros por las avenidas de Caracas. Partió del hospital, pasó por la Avenida Lecuna, la Avenida Nueva Granada, hasta llegar a Los Próceres, sede de la Academia Militar, llamada la Casa de los Sueños Azules, ahí donde había ingresado Hugo Chávez hace 42 años como cadete.
La marcha duró siete horas hasta llegar al lugar donde se realizaron las exequias de los restos mortales de Hugo Chávez. A lo largo de las avenidas que se perdían en horizontes de rojo, pancartas y banderas se pudo ver al vicepresidente Nicolás Maduro y al presidente de Bolivia, Evo Morales marchando juntos.
Eran miles de remeras con nombre de las misiones sociales, consignas que decían “Yo soy Chávez”, “Chávez vive la lucha sigue”, “Con Chávez y Maduro el pueblo está seguro” y “Chávez vivirá y vencerá”. Se multiplicaron las gorras que portaban la frase “Chávez corazón de mi patria”.
La gente se trepaba a todo lo que podía, en el aire volaban los helicópteros, eran centenares de motos tocando bocina, niños, jóvenes, adultos, ancianos. Todos estaban en las calles para despedir al hombre que había devuelto el futuro al pueblo de Venezuela.
Cerca de las 6 de la tarde entró el féretro a la Academia Militar. Ahí estaban ministros, viceministros, gobernadores, los altos mandos de las fuerzas armadas, los familiares de Hugo Chávez, los presidentes de Bolivia, Uruguay y Argentina. Luego de realizarse una nueva misa comenzó la procesión donde cada persona presente en la sala caminó hacia una última mirada al libertador del Siglo XXI.
Afuera las miles de personas esperaban para poder entrar a despedirse. La tarde ya se iba haciendo una noche iluminada, habitada de un pueblo que sabía que en esa sala se encontraba el hombre que le había devuelto el cielo a la tierra.
El velorio durará hasta el viernes a la noche de forma ininterrumpida. Será una procesión de trabajadores, mujeres, hombres y todos los excluidos que ayer supieron de casas de cartón y hoy saben que la dignidad no es una utopía. Será todo un pueblo despidiendo a su líder, a aquel que levantó el nombre del socialismo en la época más oscura del capitalismo. Será el pueblo de la América toda que abrazando a un hombre: Hugo Rafael Chávez Frías.