Por Federico Medardo
Ayer los legisladores del Pro aprobaron la UniCABA de manera inconsulta y a pesar del amplio consenso contra este proyecto que vulnera el sistema de educación pública. No estuvo ausente la represión frente a las movilizaciones que visibilizaron el rechazo a la ley.
El 22 de noviembre de 2018 quedará grabado en la historia de las políticas educativas como el día en que el PRO –y ningún otro partido más- aprobó la ley que implica la eliminación gradual de los Institutos de Formación Docente.
Mientras la Legislatura se encontraba vallada y militarizada y la represión policial hacía de las suyas, con gas pimienta, golpes y un estudiante hospitalizado, treinta y cuatro legisladores y legisladoras tuvieron la insensibilidad y el cinismo de aprobar la ley. Un proyecto rechazado, a lo largo de todo un año, por las comunidades educativas y los y las especialistas en educación del país y la región.
Lo que hasta ayer, y desde hace ciento cincuenta años, conocíamos como Institutos de Formación Docente, hoy ya no existe. Se ha borrado la institucionalidad de cada uno de los veintinueve profesorados de la CABA, que a partir de hoy tendrán que exponerse a un régimen de acreditación para seguir funcionando, aunque bajo otras lógicas. El “Joaquín V. González”, el “Romero Brest”, el “Sara C. de Eccleston”, entre otros, serán etiquetas del “Sistema de Formación Docente” dependiente de un Ministerio de Educación panóptico y omnipotente, que homologará planes de estudio y unificará carreras y cursos con baja matrícula. A la vez, competirán desigualmente con “los recursos y autonomía universitaria”[1] de la UniCABA, por lo cual, ni aún las etiquetas quedarán en este futuro distópico y patético del macrismo.
Proyecto maquillado
Este segundo –o tercer proyecto-, aunque maquillado, es mucho más perverso que el primero, que pretendía disolver en un acto legislativo los 29 Institutos de Formación Docente, IFD. En ese caso, la resistencia se produciría en cada profesorado, haciendo una trinchera que impidiera el desalojo. A partir del rechazo generalizado, lo cambiaron en busca de apoyo de otros partidos políticos. En la versión definitiva, la sola creación de la UniCABA nos borra del mapa: se ofrece mayor puntaje, se otorga título universitario, seguramente las carreras son más cortas, etc. De a poco, los y las estudiantes van a ir migrando, al tiempo que los y las graduadas van a tener que realizar cursos y posgrados para poder seguir siendo competitivos, x ejemplo en el sistema laboral docente.
Organización de la resistencia
A pesar de todo esto hay algo de los profesorados que trasciende las etiquetas y las leyes canallescas: la comunidad educativa, la resistencia frente a los embates del gobierno, la historia de cada IFD y, por sobre todo, la organización frente a la UniCABA.
La lucha no se terminó por la sanción de la ley: los profesorados seguirán en las calles, reclamando su derecho a seguir existiendo de la manera más justa y entera posible. Allá donde construyan la universidad estaremos desafiantes, tirando al suelo los tachos de pintura, derribando la pared antes de que continúen con la columna, achicando los límites del terreno hasta que solo quepan allí, parados y paradas, y en soledad, los treinta y cuatro legisladores y legisladoras que votaron a favor, la Ministra de Educación y Horacio Rodríguez Larreta.
Desde afuera, les enseñaremos –porque así aprendimos en los profesorados- que las reformas educativas deben tener voz, voto y participación de todas las partes involucradas, que la represión es el reverso exacto en una discusión pedagógica, que para hacer más atractiva la formación docente necesitamos mejores salarios.
Les enseñaremos también, junto a los profesorados de Educación Física, cómo disponer sus cuerpos –tan chico va a ser el terreno- para que se ubiquen más cómoda y relajadamente. Cuando finalmente se sientan a gusto, cuando en ese cuadrado minúsculo encuentren su espacio de pertenencia, cuando comiencen a sentirse orgullosos y orgullosas de sus esquinas maravillosas, muy despacito, como saben nuestras maestras jardineras, les explicaremos que tenemos que cerrar la UniCABA porque nació con el explícito objetivo de ajustar, de cerrar carreras, cursos e Institutos con mucha historia, y eso no tiene nada que ver con la Educación que queremos.
[1] Artículo 29°, inciso e de la “Ley de la Formación Docente del Sistema Educativo y creación de la Universidad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.