Se cumplieron 25 años de la Carrera de Sociología en el programa UBA XXII, en el Centro Universitario de Devoto (CUD). A modo de celebración, el viernes 16 se llevó adelante dentro del penal de Villa Devoto, una jornada académica y cultural organizada por la misma carrera junto a estudiantes de esa institución.
La semana pasada se cumplieron 25 años de la Carrera de Sociología en el programa UBA XXII, en el Centro Universitario de Devoto (CUD). En ese contexto, el pasado viernes 16 se llevó adelante en el CUD, dentro del penal de Villa Devoto, una jornada académica y cultural organizada por la Carrera de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales – UBA, junto a estudiantes de esa institución. La celebración también incluyó un acto el día de ayer, en la Facultad de Ciencias Sociales, en la que se entregaron reconocimientos institucionales a docentes históricos de la Carrera de Sociología, además de estudiantes fundadores de los centros universitarios de Devoto y Ezeiza.
El acto fue encabezado por la directora de la carrera de Sociología, Alcira Daroqui, que remarcó que “estamos muy contentos celebrando estos 25 años de presencia de la carrera de Sociología en Devoto, y en otros penales, como fue en su momento Caseros y como es Ezeiza”. En ese mismo sentido, Sandra, estudiante de sociología que también participó del encuentro, señaló “el espacio de estudios universitarios brinda la posibilidad de construir resistencia en términos de poder, construir otros discursos, otro tipo de relaciones de reciprocidad, visualizar otro futuro, (…) y si aun así no es suficiente para evitar los daños al menos que los reduzca, minimice el impacto incapacitante y neutralizante sobre las personas encarceladas propio del avance del Estado Penal y de Seguridad de las últimas décadas”.
Fue con el advenimiento de la democracia que en 1985 se pudo poner el pie la propuesta de vinculación entre dos instituciones con lógicas muchas veces contradictorias como la cárcel y la Universidad. Dos años después, en 1987, la carrera de Sociología hacía sus primero pasos dentro de la Cárcel de Devoto con el objetivo de empezar a impartir clases, sin imaginar enorme número de estudiantes y docentes que atravesarían el programa. Algunos de los testimonios de esos años de historia se encuentran plasmados en una publicación de la carrera de Sociología, compilada por la actual directora, a 20 años de aquella primera experiencia, que recopila escritos de docentes, estudiantes y egresados de la carrera.
En la actualidad alrededor el CUD está compuesto por alrededor de 160 estudiantes privados de libertad, algunos de los cuales son trasladados desde otros penales para poder ejerce su derecho a estudiar. Marcelo Langieri, coordinador externo de la carrera, explicó: “las condiciones de estudio no son fáciles, pero el nivel de desarrollo del centro universitario es significativo: desde la limpieza hasta la comida, todo se encuentra autogestionado por los propios presos, que encuentran en el CUD un espacio para escaparle a la lógica gris de la obediencia carcelaria. El Servicio Penitenciario Federal tiene un acceso limitado al espacio”.
A la vez el CUD es un espacio de activismo y organización estudiantil muy importante. Muchas iniciativas en defensa de los derechos de los presos surgieron desde ese espacio, desde la actual ley de desmilitarización del SPF, hasta la propuesta de organización de un sindicato de trabajadores privados de la libertad ambulatoria. Esto hace al CUD un espacio importantísimo como experiencia de lucha activa allí donde las condiciones son más adversas, y a la vez, genera un gran interés como experiencia académica y social a nivel internacional.
Las jornadas del 16 y el 20, que conmemoraron estos 25 años de compromiso, fueron una celebración del esfuerzo histórico de los docentes y estudiantes de la carrera por estar allí donde pocos están, y sobre todo, dónde se hace cuesta arriba. Las mismas no sólo involucraron un balance dentro de la comunidad académica, y una fiesta que no dejó de incluir bandas, murga, murales, proyecciones y todo tipo de actividades culturales, sino también permitieron plantear desafíos a seguir, entre ellos fortalecer el Centro Universitario de Ezeiza mujeres y en general el programa UBA XXII, bastión de la presencia de la universidad pública en contextos de encierro.