Por Pablo Solana. El periodista Darío Aranda tuvo que difundir por sus propios medios los párrafos que el diario Página/12 recortó de sus coberturas sobre el asesinato de Cristian Ferreyra. La Agencia oficial Télam eligió difundir la versión policial para convertir el crimen político en una “pelea entre vecinos”.
“La censura no existe, mi amor… la censura no existe… la censura no… la censura… la…” cantaba Juan Carlos Baglietto en sus años mozos, y en efecto, en este caso… lo cierto es que Darío Aranda, especialista en la problemática campesina del diario Página/12 y autor del libro “Argentina originaria, genocidios, saqueos y resistencias”, no tuvo más remedio que apelar a su correo electrónico para difundir los párrafos que el diario excluyó de sus artículos sobre el asesinato en el monte santiagueño.
“La nota que hoy aparece en Página/12 –por el sábado 19- con mi firma no se corresponde con la que escribí” dice el periodista, en referencia a este artículo: “Reclamo de esclarecimiento y sanciones”. Y explica que, a pesar que haber acordado con el editor la versión completa, borraron sin avisarle el primer párrafo, “lo más importante de una nota periodística”, agrega. El señalamiento por parte del MOCASE al gobernador Zamora y las responsabilidades, en boca de la organización, que incluían al gobierno nacional, parecen ser el motivo del recorte editorial de Página/12, si vemos extracto que Aranda después rescató del tijeretazo para difundir por correo electrónico: “El Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), donde militaba Ferreyra, enumeró cuatro niveles de responsabilidad: el modelo agropecuario, el gobernador Gerardo Zamora, el Poder Judicial provincial y el Gobierno Nacional. Desde la puerta de la Casa de Santiago del Estero en Buenos Aires el vocero del MNCI, Adolfo Farías, fue explícito: `Hacemos público que vamos por el Gobernador, es el responsable de las represiones. No habrá más asesinatos en el monte santiagueño´. También hubo marchas en Santiago y Córdoba.”. Aún asumiendo que la empresa periodística puede editar su artículo y eso es parte de las reglas del juego de la política editorial, Aranda agrega: “Un derecho básico de los periodistas es tener la posibilidad de retirar la firma. No me han respetado ese derecho”.
Ya el día anterior, el gobernador santiagueño había recibido otro manto de piedad editorial de parte del mismo diario, también a través del ejercicio de la tijera sobre otra cobertura del mismo periodista. Allí, el párrafo que no se pudo leer en el artículo del día, fue el siguiente: “El gobernador Gerardo Zamora, que no respondió los llamados de este diario, va por su segundo mandato y denominó a la provincia como la ´capital nacional del kirchnerismo´ luego de obtener en las últimas elecciones el 82 por ciento de los votos. Se autodefine ´radical k´. El Mocase lo señala –en cuanto a la represión al campesinado– como la continuidad del juarismo”.
Pero si la forma en que Página/12 eligió dar cobertura al crimen del integrante del MOCASE habilita una polémica, los cables de Télam van más allá. Es costumbre de la agencia oficial de noticias evitar cualquier referencia crítica a funcionarios o políticos alineados con el gobierno, y eso expresan los primeros cables que se refieren al hecho: aún cuando reproducen el testimonio del MOCASE, esquivan las menciones a las responsabilidades que se le atribuyen los funcionarios provinciales (http://www.telam.com.ar/nota/7599/). Pero el cable que más llama la atención es el del día viernes, después de la movilización donde la organización campesina hizo mención explícita al gobierno nacional. A partir de entonces, la palabra que el gobierno eligió pronunciar, a través de su agencia de noticias, llevó implícito un cambio de enunciador: ya no reflejaron la voz de los campesinos que padecieron la represión y la muerte, sino la de la policía local, asociada a los empresarios sojeros (http://www.telam.com.ar/nota/7745/). “La muerte de un campesino en Santiago del Estero fue por una disputa entre vecinos” titularon, rebajando un crimen político a un hecho policial -doméstico casi- y replicando en idéntico tono una frase de triste pasado: nueve años atrás se amplificaron hasta el absurdo otras palabras policiales para convertirlas en el relato falsificado de los hechos que tantos medios legitimaron. “Se mataron entre vecinos” dice hoy la agencia oficial Télam sobre el crimen del campesino del MOCASE reproduciendo la voz del comisario santiagueño, de la misma forma que Clarín y TN dijeron hasta el cansancio, en 2002, “se mataron entre piqueteros” amplificando la voz del comisario Fanchiotti, hoy condenado a perpetua por los asesinatos de otros luchadores sociales, en la Masacre de Avellaneda.