Por Juan Manuel De Stefano. Ante tanta grandeza mal entendida y frases hechas ,cargadas de poco sustento, la búsqueda pasa por saber qué se entiende por honor y dignidad.
Ya cansa. Cansan. Algunas voces que se alzan y hablan de derrotas dignas, de que el honor está a salvo, que es mejor un 2 a 0 que una goleada en contra….Y siguen las firmas. Hablamos de algunos protagonistas, periodistas e hinchas, sin salvedades. ¿Dónde buscamos derrota digna en el diccionario? No lo sé. Lo cierto es que, en ese caso, habría que recurrir a las fuentes; a la niñez, al potrero, a todo aquello que el deporte más hermoso (¿a alguien le queda alguna duda?) nos enseño de chicos. Y habría que recordar alguna goleada en contra, el lamento por los goles perdidos, la mala puntería o algún error involuntario.Y en aquellos tiempos la deshonra era no ir al frente, no atacar, pegar patadas, colgarse del travesaño o no dejar todo en la cancha.
Es cierto, el fútbol profesional es otra cosa y el romanticismo quedó quién sabe donde. Tampoco es cuestión de comer vidrio, no vaya a creerse, estimado lector. Pero para ser un poco más pragmáticos podría decirse que un gris no vendría nada mal en estos menesteres. ¿Dónde quedó el famoso contragolpe ofensivo? Aquel que el Bambino Veira impuso en su River campeón de todo y tanto rédito le brindó a lo largo de su carrera como entrenador. Veira se refería a contraatacar, pero de verdad. Poniendo gente en campo contrario, ocupando los espacios y llegando hasta el final de la jugada sin dudarlo. Ir con confianza que le dicen. Ser un grupo compacto, fuerte, sólido y corto para defender y, una vez que se consigue la pelota salir disparados con 5 o 6 jugadores para sorprender al rival mal parado. Después se podrá discutir si es mejor o peor jugar de esa manera, si es el fútbol que a unos o a otros les gusta más o menos. Pero no se resigna solamente a esperar atrás y rezar para que el contrario se haga un gol en contra, o el solitario 9 gambetee a 8 rivales y haga el gol de su vida.
Así, jugó San Lorenzo frente al Real Madrid. Hay que reconocer que Bauza es un entrenador que salió dos veces Campeón de América y se lo sabe un tipo serio y trabajador, de ahí a compartir gustos y estilo hay un largo trecho. Y no se trata de ir todos para adelante sin brújula, con soberbia y aquel latiguillo remanido de “ la nuestra”. No señor. Se reconoce la superioridad futbolística, de presupuesto, de infraestructura-volviendo al ejemplo de San Lorenzo- Real Madrid- pero lo grave es resignar totalmente el ataque. En una sola oportunidad en el primer tiempo, el equipo del Patón insinuó un poco de agresividad y atrevimiento. Una contra mal manejada en la que 5 jugadores salieron medianamente convencidos de ir a fondo. Nada más, nada menos. El segundo tiempo con el 2-0 abajo, los cambios y la desidia del Madrid, no entra en el análisis global, ya se jugaba a otra cosa. Hay matices, si señor, siempre hay matices. Y vamos al caso de la Selección de Sabella en el Mundial de Brasil.
Hay un consenso general que el rendimiento del equipo no fue el esperado. A partir de ahí varias cosas a tener en cuenta, a saber: el mal rendimiento físico y futbolístico de los delanteros, el pésimo nivel de Gago, la llave favorable y el declive de Messi con el correr de la competición. Sabella concibió que con estos ítems a tener en cuenta, la única forma de que el equipo hiciera un buen Mundial era siendo más compacto, agrupándose, quitándole espacios al rival y tratando de intentar alguna contra. Y no estuvo mal pensado.
El partido ante Holanda fue soporífero y se podría haber arriesgado un poco más. Pero la estrategia de Sabella, teniendo en cuenta la realidad del equipo, no fue indecorosa ni mucho menos. Optimizar recursos y saber qué hacer con lo que se cuenta no está mal. Inclusive en la Final fue bastante más atrevido con el armado y con los cambios- equivocados algunos –que realizó. Mucho se habla de “morir con las botas puestas” ….¿Desde cuando es mejor caer que vivir? Hay que intentar todo para no morir, sacarse las botas, y llegar a la final con armas nobles y sin hacer trampa. ¿Es el estilo preferido y soñado? No, he aquí el famoso y trillado honor y la “elegancia” de caer pero con orgullo y la tranquilidad de haberlo intentado. Para pasarlo en limpio: se puede perder pero al menos intentar patear al arco, no resignarse ni claudicar en el esfuerzo, en la utopía de alcanzar la gloria, de ganarle al gigante de los millones, de la soberbia interminable . No fue así, Bauza prefirió cuidar la derrota por poco, resignarse a vivir penando esperando un milagro, el Milagro. No fue posible. Se quedó en su trinchera esperando y dejando que pase la vida. Sin buscar el protagonismo que requería la ocasión. Ya lo dijo Jorge Valdano: “¿Un rival que no le interesa atacar? Es como intentar hacer el amor con un árbol”. Cualquier duda consultar con el entrenador de San Lorenzo.