Por Redacción Marcha.
El septeto tanguero presenta su primer material discográfico. Apuesta a que el dos por cuatro abra sus oídos para escucharse fabricado por trompetas, trombones y tubas. El miércoles se presenta en Capital Federal.
Música riopaltense con instrumentos de bronce, un toque tanguero más algo de “corajudos e inconscientes”: esa es una posible síntesis de Los Civenti, un septeto porteño que presentará su primer material discográfico, “Derecho a los caños”, en el Centro Cultural Galpón B. En su mística hay algo del espíritu negro y del legado de las primeras generaciones de inmigrantes a la orilla de Buenos Aires, reminiscencias folklóricas y bastante de luchas. Una fusión cuyos protagonistas prefieren despojar de etiquetas.
Los Civenti atravesó desde finales de 2012 varias formaciones hasta alcanzar la actual, integrada por Juan Manuel Vazquez en voz, Sebastián Di Pardo y Gonzalo Pereyra en trompetas, Fernando Bonavita y Rodrigo Ruiz en trombón, Ariel Bisignano en tuba y Ezequiel Frias en percusión. Marcha conversó con el cantante de la agrupación sobre los objetivos musicales y las definiciones de cara a compartir su trabajo inaugural este miércoles desde las 21:30, en Cochabamba 2536 de Capital Federal.
-Si tuvieran que definir el estilo de la formación dentro del tango, ¿cuál sería?
-Nosotros intentamos no pegarnos a ningún estilo muy definido. Nos gusta probar, experimentar, no ponernos techos y tratar que nuestra identidad vaya mutando con el tiempo. En el repertorio específicamente tanguero tenemos una ensalada de autores: Di Sarli, Troilo, Piazzolla, entre otros, y además la formación cuenta con percusión, lo que nos permite incluir la raíz afro del tango y la milonga.
-Ya desde el empleo de algunos instrumentos la propuesta se diferencia del tango ortodoxo. Sin embargo, ¿se puede encontrar algo de lo “típico” en su música?
-Lo “típico” que se puede encontrar en la música de Los Civenti es la elección de este primer repertorio, en el que la mayoría son tangos clásicos. En estos primeros pasos intentamos con mucho respeto aprender y reproducir con los bronces los sonidos de las grandes orquestas de tango. Recibimos ayuda también de colegas de algunas formaciones tangueras que nos escucharon y trasmitieron sus experiencias.
-¿Hay un eje temático que atraviesa “Derecho a los caños”?
-Es nuestro primer disco, no tuvimos ni producción, ni productor, ni nada de esas cosas que salen bien caras. Al que le agradecemos la paciencia y la escucha es a Alejandro Saro, el técnico que estuvo a cargo de grabarnos en los míticos estudios ION, mezclarnos y además masterizar el material. Podríamos decir que empezamos a ciegas, con un alto nivel de inconsciencia respecto de lo que buscábamos. Queríamos “tocar tango con los caños” y lo hicimos, entonces quizás el eje temático principal tiene que ver con abrir el espectro musical de lo que es el tango en el Río de la Plata y que esto no se quede simplemente en algo raro o meramente alternativo, sino que además sea algo que motorice a nuevas experiencias.
-En ese marco, ¿qué logros musicales destacan de este trabajo?
-Por ejemplo, buscar el soporte rítmico en una tuba, cuando lo lógico es seguir un contrabajo si hablamos de tango, o que un trombón haga un “solo” que normalmente lo hace el fuelle. Hay un cambio tímbrico increíble en ese aspecto y también en la armonía que se va construyendo entre todos en cada compas.
-¿Grabar el material de manera “independiente” fue una decisión?
-En esto nos gustaría decir que sí, que fue una decisión como algunas bandas legendarias o algunas que sostienen que son “independientes”, pero no, somos un proyecto muy humilde con la aspiración de viajar, difundir lo que hacemos. Estamos dispuestos a trabajar en esto para que se convierta en nuestra fuente de ingreso económico. Con respecto a la grabación intentamos encontrar los canales oficiales, los alternativos, pero nada de esto resultó, en resumidas cuentas editar un “disco legal” no es nada fácil. Algo que debería ser sencillo por lo que significa la producción discográfica para la cultura, resultó bastante tedioso y tratamos entonces sí como decisión colectiva resolver de manera “independiente” todo lo que pudimos. Pero nadie es independiente en el mercado, eso está claro.
-En una época atravesada por la discusión política, ¿”Derecho a los caños” asume una mirada sobre esa temática?
-“Derecho a los caños” tiene la particularidad de ser un trabajo colectivo, no hay dirección fija. Está el que sabe un poco más de música y se le animó hizo arreglos, algunos gestionaron y coordinaron, otros que pudieron pusieron plata de su bolsillo. Creo que este tipo de trabajos en una coyuntura atravesada por elegir el menos malo para conducir los destinos de un pueblo marca una gran diferencia. Nosotros optamos por un trabajo lento, pero seguro, donde todos seamos dueños de lo que queremos, tanto de los aciertos como los fracasos. Y queda claro que elegimos el rojo, el negro, un violeta o tantos de la gama de colores; el que claramente hoy no podemos elegir es el amarillo.