Por Ramón Raggio. Hace más de 20 años que Hernán López Echagüe vive de escribir lo que no ve que otros escriban. Con éxitos editoriales incluidos, sigue apostando a generar incertezas antes que verdades inobjetables. En diálogo con Marcha, la primera parte de una apuesta por recuperar la potencia literaria del periodismo.
Próximo al nacimiento del Río de la Plata, donde confluyen el Paraná y el Uruguay, está Nueva Palmira. Por su estratégica ubicación, alguna vez fue proyectada como capital de la República Oriental por Artigas. El censo de 2004 contabilizó 9.230 habitantes, entre ellos Hernán López Echagüe.
El ascensor llega hasta el 7º. Luego hay que subir un piso más por escalera. Es el departamento en el que para Hérnan cuando cruza el charco. Empezó a arrimarse al periodismo después de volver al país en 1984. Necesitaba trabajar y recibir una remuneración.
La escritura lo fue atrapando. Se mudó de Argentina hace casi 10 años. Después de publicar La política está en otra parte, texto que lo llevó a recorrer gran parte del país durante 2002 y 2003, buscando esos otros lugares para la política.
– Hace 10 años afirmabas que la política estaba en otra parte. Hoy, ¿vos dirías que la política está también en el periodismo?
Sí, creo que el periodismo es el que está en otra parte. No deja de ser periodismo lo que hace Chiche Gelblung o Lanata. Pero ya se ha hecho a un lado definitivamente la participación y el entusiasmar al lector. Si vos ves los comentarios en las notas, no hay cuestionamientos, no hay dudas, no hay incertidumbres. La incertidumbre es algo totalmente lógico y natural. Los medios tradicionales dejan de tener incertidumbre y pasan a ser absolutistas, ya tienen todo resuelto y todo claro. Hay una búsqueda, pero a todos los lugares que voy, veo mucha gente que quiere volver a ese periodismo que estaba desprovisto de ese absolutismo y puja constante. Ahora el encontronazo en los medios es de verdades generales. Hasta te dicen prácticamente “estamos en guerra”. Miremos el tema del periodismo militante. Es una burrada total. El periodista es un tipo que recibe un sueldo por hablar en una radio, escribir en un diario y vive de su trabajo. El militante es el que está a favor de una idea, de una propuesta y que lo hace sin recibir nada a cambio. Creo que habría que hablar de militancia periodística. El caso más claro es 6-7-8, donde hay una cosa enfática, no hay un resquicio donde encontrar una duda, una grieta, una incerteza. A mí lo absoluto me da miedo, me resulta oscurantista y conservador. Veo Página 12 o La Nación y parecen boletines estudiantiles, sin menospreciar, pero están destrozando al periodismo.
-¿Cómo?
Si vos mentis, ocultás información, construís una identidad de un país que no es tal. Me pasó por ejemplo cuando investigaba sobre Bussi en La Gaceta de Tucumán en 1987. Voy ahí, había hecho trato con un tachero tucumano, Sudamericana me pagaba los gastos y él me llevaba de un lado para otro. De repente un día pasamos por una esquina, cerca de la Casa de Tucumán, y él me dice “acá en esta esquina, para que usted vea, en diciembre de 1975 la guerrilla hizo explotar un auto con 5 jóvenes, dejando una pintada que decía Dios, Patria y no sé qué”. Le pregunto “¿Quién dijo que fue la guerrilla?”. “Estaba en el diario”, me responde él. Fui a la hemeroteca de la Gaceta, busqué la noticia y la encontré. Efectivamente, estaba firmado por un periodista, pero era un parte del Ejército. Eran jóvenes que aparecieron algunos con las bocas cosidas con alambres. Entonces toda la gente se cree que ahí la guerrilla hizo eso, porque lo leyeron en el diario. Como decía mi abuelo, cuando le decías algo te preguntaba “¿Dónde lo encontraste escrito?”. Si le decías que era en el diario, ya está.
-Una suerte de lugar de la verdad inobjetable, ¿no?
Exactamente. Los diarios tienen eso. Mi vieja, que conoce mi laburo, nunca confió en lo que le decía. Me acuerdo cuando saqué La Política está en otra parte, me decía “todo esto que contás es interesante, vos estuviste en esos piquetes pero no es así”. Y no me creía. Ese libro es así, no estoy mintiendo ni inventando nada. Y no me creía.
Entonces, este asunto de la información es tan importante para mí, y a veces me siento impotente sobre cómo hacer llegar determinada información a determinado público, porque a mí no me interesa que me manden información y que me cuenten que hay desaparecidos o determinadas cosas, porque eso ya lo sé, es parte de mi ideología, es parte de mi forma de ver el mundo. Es algo que sale naturalmente y sale. Pero hay una cuestión de no poder separar lo secundario de lo fundamental. En general cuando el mentiroso habla, habla de generalidades y de cosas ambigüas. Puede decir “¿quién no está en contra de la pobreza en el mundo?”. Me acuerdo cuando en un programa me cruzaron en un debate con Rodríguez Larreta. Él decía “yo junté 900 mil firmas contra el hambre”. Claro. ¿Quién no va a firmar porque se acabe el hambre en el mundo? O sea, hablar de generalidades, de cualquier cuestión, de ambiguedades, es muy fácil. En cambio hay otros hombres que son los verídicos. Esos hombres se acercan más a lo real, a lo práctico, a lo tangible, una actitud más próxima a una presunta verdad. Yo creo que los medios tradicionales ya han perdido esa parte.
-¿Y los medios alternativos o populares?
No me gusta el término alternativos porque siento que los rebaja. Son medios que ofrecen esa información y que ofrecen algo fundamental que el periodismo tradicional ha perdido. Yo no estudié periodismo, soy de una época donde no había tanta escuela de periodismo y la gente se formaba en la calle, empecé a hacerlo cuando volví del exilio. No estudié, pero tengo entendido que en cualquier escuela de periodismo, para informar, se enseñan las famosas 6 preguntas. Pero hay una pregunta que no está teniendo respuesta: el por qué.
-¿Por qué no tiene respuestas esa pregunta?
Todo periodismo es investigación, si no se responde esa pregunta el haber respondido las otras no tiene sentido. Lo que realmente importa es el por qué. Justamente lo que tienen de interesante muchos boletines digitales, muchos medios y periodistas que trabajan en radios pequeñas, es que te hablan más del por qué. Porque uno mismo, por naturaleza, quiere saber el por qué. Te doy un ejemplo, cuando hice La Política… y estaba el asunto del Puente Pueyrredón, el asesinato de Darío y Maxi, cuando estoy escribiendo empecé a buscar todos los diarios de esos días. Todos. Ningún medio y ningún diario publicó el por qué de ese corte y de esa marcha en Puente Pueyrredón. Había un petitorio de diez u ocho puntos creo. Y yo tuve la suerte de tenerlo en un papel porque me lo da el propio Darío Santillán. Lo tengo guardado allá en mi casa de Uruguay. Bueno, ese petitorio, desde los diarios, nadie lo publicó. Un documento que es lógico de conseguir para hacer la nota, porque destraba esa pregunta clave.