Por Nicolás Fernández
A pocos días del final del abierto de Estados Unidos, repasamos hechos históricos y el momento de disputa actual de uno de los torneos de tenis más importantes del mundo.
Cuando en 1873 el Mayor Walter Wingfield inventó en la India este juego, que se jugaba en una cancha que se asemejaba a un reloj de arena, angosta a la altura de la red y más ancha en los extremos, difícil era de prever las dimensiones que tomaría un siglo después. Menos aún sabían en 1968 los organizadores de diversos torneos del territorio de los Estados Unidos, que tan sólo diez años después de que se juntaran para unificarse en un solo campeonato, nacería el ahora mítico US Open.
Es desde 1978 que el torneo se mudó al complejo Flushing Meadows en el elegante barrio de Queens y con la injerencia de la televisión, ha ido creciendo año tras año para convertirse en el mega-evento que distribuye más de 42 millones de dólares en premios (en igual medida entre hombres y mujeres), siendo el Grand Slam que más reparte.
Esta edición comenzó el 31 de agosto y ya en sus etapas finales cierra el año calendario sobre canchas duras y clasifica para el Torneo de Campeones que se jugará este año en Londres. Como cualquier producción norteamericana, encierra publicidad, transmisiones masivas y mucho, mucho dinero.
Este año se ha instalado el debate de las altas temperaturas, que en los horarios diurnos superan los 35 grados de sensación térmica. Si bien las etapas finales, con menos partidos, se juegan ya entrada la tarde, la duración de los encuentros, que pueden superar las cuatro horas, como fue el lunes el partido en que el sudafricano Kevin Anderson (14° en el ranking ATP) derrotó al escocés Andy Murray (número 3), se ha convertido en un polémico tema de discusión. En el cuadro femenino, que se juega al mejor tres sets, se ha llegado a un acuerdo para permitir un corte de diez minutos en caso de que una de las jugadoras lo solicite. Pero los varones no han accedido a tal beneficio y en las horas de sol más intenso, se los ve sudando en demasía.
En el partido, también del lunes, entre Federer y John Isner, el estadounidense se tomó más de diez minutos entre sets para cambiarse el vestuario completo, ya que se encontraba totalmente empapado, tras dos horas de juego. Este año se ha llegado al record de deserciones comenzando con doce solamente en la primera ronda. Incluso, se sospecha de la actitud de ciertos jugadores que llegaron a jugar muy pocos minutos, pero que han cobrado jugosos premios. Sólo por alcanzar el cuadro mayor, la bolsa supera los 30 mil dólares. De todos modos algunos tenistas, como Rafael Nadal han salido en defensa de estos jugadores, al argumentar que para aquellos que no tienen un alto nivel de ranking los costos de este deporte pueden ser altísimos, por lo cual carece de sentido la acusación.
Las estrellas siguen brillando
Una de las atracciones de este año incluye en el cuadro masculino a un Roger Federer que declara estar en su mejor momento de juego, con 34 años. El suizo sigue batiendo records y tras obtener el último Masters 1000 en Cincinnati, ha alcanzado los cuartos de final en esta competición por décima primera vez consecutiva. El estado físico de Federer parece ser el único condicionante que puede frenarlo. Sin embargo ha derrotado a todos sus rivales en sets corridos, acortando el tiempo de duración de los encuentros para llegar más descansado a las etapas finales.
Todo apunta a una memorable final entre el número dos y el uno, el serbio Novak Djokovich, quien enfrentaba al cierre de esta edición al español Feliciano López, 18° en el ranking y de gran performance en el torneo; aunque el croata Marin Cilic intentará defender los 2000 puntos obtenidos el año pasado cuando ganó el título. Ayer alcanzó las semifinales al derrotar al francés Wilfried Tsonga en cinco sets.
En el cuadro femenino, la fabulosa Serena Williams, con 33 años y 240 semanas como primera en el ranking de la WTA –es cuarta en ese podio-, buscará su cuarto Gran Slam consecutivo y parece indeterable en esa carrera, en la que ayer enfrentaba a su hermana.
El único argentino que sigue con posibilidades en la ciudad de las luces es el correntino Leonardo Mayer, quien ya está en cuartos de dobles en pareja con el portugués Joao Sousa.
Desde esta edición y luego de 58 años ininterrumpidos de concesión a la BBC, los derechos televisivos han cambiado de dueño. La cadena ESPN se comprometió a abonar a la organización 825 millones de dólares en los próximos 11 años para poder transmitir el sábado la final del cuadro femenino y el domingo, la del masculino y llegar en todo el mundo a una audiencia televisiva superior a las 5 millones de personas.