Por Leandro Albani
Las Fuerzas Democráticas de Siria, conformadas por combatientes kurdos, árabes, turcomanos y de otras nacionalidades, liberaron la ciudad de Manbij, en otra nueva e importante victoria militar contra el autodenominado Estado Islámico.
Fueron 73 días de combates contra el Estado Islámico (ISIS, o Daesh), en los cuales se rescataron a miles de civiles, en medio de una lucha que, en los últimos días, se volvió cuerpo a cuerpo. Las Fuerzas Democráticas de Siria (FDS) y el Consejo Militar de la ciudad de Manbij, anunciaron el viernes pasado que esa localidad, ubicada en el norte del país y fronteriza con Turquía, había sido liberada de mercenarios y terroristas.
Al igual que sucedió con la ciudad kurda de Kobane, las milicianas y milicianos desplegaron un operativo militar que demolió la resistencia de ISIS, situación que llevó a muchos terroristas a escapar de manera desesperada, huyendo hacia territorio turco o replegándose a Alepo, ciudad cercana en la que hoy se producen los combates más encarnizados entre grupos terroristas, el Ejército sirio –respaldado por el Hezbolá libanés-, y las fuerzas kurdas, tanto de las YPG/YPJ como de Burkan Al Firat (Volcán del Éufrates).
La liberación de Manbij, con alrededor de cien mil habitantes y punto estratégico para el suministro de armamento desde Turquía hacia el Daesh, resulta otro golpe mortal para los terrorista liderados por Abu Bakr Al Baghdadi, que desde hace meses retroceden posiciones tanto en Siria como en Irak. La victoria en la ciudad -conocida en la antigüedad por ser el centro de veneración de la diosa Atargatis-, también permite un bloqueo a la movilización de terroristas hacia Raqqa, capital de un Califato proclamado por ISIS y que, por lo visto, empieza a resquebrajarse de forma acelerada.
El triunfo además supone un importante avance en la consolidación de las FDS, conformadas por combatientes kurdos, árabes y de otros pueblos, no sólo en el plano militar, sino en el desarrollo político y social de la federación proclamada hace un año en el norte de Siria, denominada Rojava.
El mismo día de la liberación de Manbij, Shervan Derwish, portavoz de las FDS, declaró que con la victoria “empezamos una nueva historia después de cerrar el libro de la oscuridad”. Con la operación militar Abu Faysal Leyla -nombre de un comandante árabe caído en combate-, el Movimiento Kurdo de Liberación también se pronunció, remarcando la importancia de derrotar al Estado Islámico para lograr el control total de Rojava.
Desde el Kongra Gel (Congreso de los Pueblos, conformado por organización vinculadas al Partido de los Trabajadores del Kurdistán), calificaron como una “victoria estratégica” el triunfo en Manbij y “un paso importante para la limpieza de las bandas de ISIS y el establecimiento de una Siria democrática”. Por su parte, el Congreso Nacional del Kurdistán (KNK, por sus siglas originales) expresó que el triunfo es “el comienzo de un nuevo período en la historia del Kurdistán sirio”, al mismo tiempo que se recordó que la ciudad era la “segunda base más grande del ISIS en el país” y, debido a su importancia estratégica, fue utilizada “como el centro en el que las bandas planificaban y organizaban sus ataques”. Con esta victoria, según el KCK, se logró “la aplicación efectiva del sistema federal” en el norte de Siria.
En tanto, el Consejo Democrático de Siria (MSD, por sus siglas originales) felicitó a las FDS y criticó “el papel de Turquía durante la operación para liberar Manbij”, porque “atacó a las FDS y permitió que las bandas de ISIS cruzaran la frontera de Jarablus durante la operación”. Desde el MSD destacaron que en la operación se “contó con el apoyo de diferentes grupos sociales de Siria, lo que ayudó a las FDS a asegurar su victoria decisiva”. A su vez, la organización remarcó que la liberación de la ciudad es “un paso importante en la mejora de las vidas de las mujeres árabes, que se han movilizado y llevaron a cabo una autodefensa eficaz”, obteniendo “una revolución social de las mujeres árabes”.
Sobre este último punto, en los días previos a la liberación total de Manbij se conocieron fotos y videos de cientos de mujeres quemando las ropas negras impuestas por los terroristas de ISIS y recibiendo con abrazos a las guerrilleras y guerrilleros de las FDS.
Quien también se pronunció sobre el triunfo en Manbij fue Saleh Muslim, copresidente del Partido de Unión Democrática (PYD), la principal organización kurda en Rojava. En declaraciones a la agencia ANHA, Muslim consideró que el nuevo avances permite a “kurdos, árabes, turcomanos y otros pueblos” mantenerse “unidos entre sí para desarrollar la mentalidad de una nación democrática”. “La lucha dada en Manbij fija un ejemplo para nosotros en lo que respecta a la construcción de un futuro democrático”, aseguró el dirigente.
Apenas dos días después del triunfo en Manbij, las FDS anunciaron que iniciaron el avance hacia la ciudad de Al Bab, a treinta kilómetros de Alepo y con alrededor de 150 mil habitantes. En un comunicado, las FDS confirmaron la creación del Consejo Militar de Al Bab, con el objetivo de “liberar a los habitantes de los mercenarios de Daesh (acrónimo de ISIS en árabe)”. En el comunicado, las FDS pidieron la colaboración de la población y de la Coalición Internacional, encabezada por Estados Unidos, que en Manbij participó con bombardeos contra los terroristas.
Con la liberación de Manbij y el avance hacia Al Bab, las fuerzas kurdo-árabes demuestran nuevamente su capacidad militar contra el Daesh, pero también el fuerte arraigo que generan entre la población. Al mismo tiempo, las FDS se van conformando como una organización poderosa que, tarde o temprano, tendrá que ser incluida en las consultas para la pacificación en Siria. Con Turquía en su contra, pero con un respaldo medido tanto de Estados y Rusia, las FDS llaman a derrotar a ISIS y a respetar la unidad territorial del país, convirtiéndose en un vórtice ineludible para encontrar una solución al grave conflicto que atraviesa Siria hace seis años.