Por Gerardo Leclercq
El pasado 1º de agosto entró en vigor en Texas, Estados Unidos, una ley que permite portar armas en las universidades públicas. Texas se convierte así en el octavo estado norteamericano en legalizar dicha practica en instituciones universitarias, sumándose a Oregón, Idaho, Utah, Colorado, Wisconsin, Kansas y Missisipi.
Sabido es que en los Estados Unidos las facilidades que un individuo tiene a la hora de acceder a un arma de fuego, no se repiten en todo el mundo, es más no solo que las armas son de fácil acceso, sino que además las que están disponibles en el mercado en muchos casos, son armas de grueso calibre.
En Estados Unidos la tenencia y portación de armas está contemplada dentro de la “segunda enmienda”, una ley sancionada en 1791 con el objeto de fomentar la creación de milicias urbanas para socavar el poder del ejercito de la corona Británica. Otro dato a tener en consideración es que para la sociedad Norteamericana las libertades individuales son cuasi sagradas, y la tenencia de armas de fuego es comprendida no solo como un derecho, sino que para los sectores más conservadores, es un deber.
Particularmente en el caso de Texas, cuya legislatura está compuesta por una mayoría republicana, la ley Campus Carry desató una fuerte polémica en la comunidad universitaria, sobre todos si tenemos en cuenta que la fecha en que entró en vigor dicha ley, el 1 de agosto es el aniversario de lo que se considera el primer tiroteo en un campus universitario. En 1966 el ex marine y estudiante de ingeniería, Charles Whitman, luego de asesinar a su esposa y su madre, decidió subir al punto más alto del campus de la Universidad de Texas (UT) disparando a discreción y asesinando a 16 personas.
La Ley Campus Carry, tiene una aplicación obligatoria en todas las universidades públicas de Texas, a las cuales asisten unos 500 mil estudiantes, para el caso de las universidades privadas la aplicación de la ley no es obligatoria (todas las universidades privadas decidieron no aplicarla) además se establece que el requisito mínimo para portar el arma es 21 años y permite a las universidades limitar la tenencia de armas de fuego en eventos deportivos y algunos casos puntuales.
Los principales promotores de este tipo de leyes, la gran mayoría republicanos, sostienen que “las armas en manos de los buenos, ayudan a frenar a los malos”. Las cifras oficiales desmienten este argumento, y son varios los estudios e informes realizados por distintas entidades que así lo demuestran. Pero en muchos casos, y dadas las características del sistema político Norteamericano, en donde los partidos obtienen el dinero para la campaña mediante donaciones, el poder político se ve cooptado por los intereses de los sectores más concentrados de la economía Americana, particularmente en este caso, me refiero al complejo militar industrial o el gobierno permanente de los Estados Unidos.
A nivel internacional este sector es el promotor de toda intervención militar que Estados Unidos realiza, ya que se vale de la guerra y el conflicto permanente para perpetuarse a sí mismo (mediante al venta de armas), a nivel local este poder se expresa en la Asociación Nacional del Rifle (en ingles NRA), una de las organizaciones mas influyentes en la vida cotidiana de los Estados Unidos.
La sanción de la Ley Campus Carry es un paso más en la belicosa sociedad Americana, demostrando que en muchos casos los poderes concentrados condicionan el funcionamiento de la sociedad y la democracia.