Por Nicolás Fernández
En sólo una semana, el delantero del Bayern Munich se despachó con siete goles, entre los cuales se registra un partido en el que metió cinco en sólo 9 minutos. Radiografía de un goleador de raza.
Su madre Iwona, que de joven había sido jugadora profesional de Voley en su ciudad natal, Varsovia, cuenta en una entrevista que cuando Robert era niño, ella le compraba un “pastel” por cada gol que convirtiera. Si además la costumbre hubiese sido hacerlo en el mismo tiempo, el pasado miércoles Lewandowski se hubiese indigestado con los cinco goles en nueve minutos que convirtió ante el Wolfsburgo.
Se jugaba la sexta fecha de la Bundesliga y por motivos de rotación, Guardiola había dispuesto que el polaco fuera suplente. Sin embargo, el partido no fue como el Bayern lo esperaba y el equipo bávaro se fue al descanso abajo por un gol en el marcador. El entrenador dispuso, así, el ingreso del goleador en el segundo tiempo y la catarata de goles no tardó en caer.
El primero fue a los 5 minutos en una jugada clásica, en la que el lateral derecho hizo la diagonal hacia el área, descargó hacia Vidal, quien la dejó de taco para Müller que llegó de atrás y el teutón la abrió hacia la puerta del área chica para Robert quien, con tiempo, se acomodó para dar un pase a la red con el pie izquierdo. Cuando el rival aún no había despertado, un despeje le quedó en tres cuartos de cancha; la dejó correr para acomodarse hacia su perfil y le dio un derechazo con pleno empeine para ponerla abajo y cruzado. Dos minutos después llegó el turno de la suerte. Tras un gran contragolpe y con una asistencia de primera, quedó mano a mano y al definir la pelota pegó en el primer palo, pero le regresó; intentó definir de nuevo, pero el arquero tapó con el cuerpo, aunque otra vez le volvió el rebote, y la tercera fue la vencida. El remolino Bayern no se detuvo. El brasileño Douglas Costa desbordó por izquierda, tiró el centro atrás, como marcan los manuales, y Lewandowski, que entraba a la carrera, definió con un pequeño salto y gran elasticidad para acomodar bien la pelota arriba. La joyita final llegó tras un centro de Götze (aquel petizo habilidoso que la paró de pecho y le pegó sin que tocara el piso, en el minuto 113 de la final del mundial, ante Argentina) en la que el goleador la vio venir y, tras una acrobática pirueta, la enganchó de derecha para clavarla al otro palo, desde la medialuna.
Ante la mirada atónita de la gente del Wolfsburg y los entusiastas gestos de los bávaros, el partido quedó liquidado.
Para seguir con la suma, ayer el Bayern Munich derrotó al Dinamo Zagreb cinco a cero, por la segunda jornada de la Champions League. Lewandowski marcó tres goles.
Goleador de raza
Olfato goleador, buen movimiento con y sin la pelota, buena capacidad de desmarque, manejo de los dos perfiles, buen cabezazo, potente remate, Lewandowski, nacido en la capital polaca el 21 de agosto de 1988, es el delantero completo que cualquier entrenador querría tener.
Hijo de Krzysztof, ex jugador en la segunda división polaca, aterrizó en el Bayern de forma increíble: como jugador libre, luego de que se terminara su contrato con el Borussia Dortmund. Allí había llegado en 2010 desde el Lech Poznan, el equipo de su país con el cual saltó a la popularidad. Ese año había sido entrenado por el ex jugador e ídolo del Barcelona, José Mari Bakero, quien lo recomendó al club catalán que andaba en busca de un delantero para reforzar el ataque que comenzaba a consolidar a Messi como su estrella; sin embargo, el barsa no quiso especular en ese momento con una joven promesa y se decantó por el experimentado David Villa. El Dortmund abonó 4,5 millones de euros y le hizo un contrato por cuatro años.
Sus comienzos en el equipo alemán no fueron fáciles, ya que el puesto de centro-delantero era ocupado por el argentino Lucas Barrios, un clásico goleador que no le dejaba muchas chances al polaco, quien ingresaba poco y sin suerte en la red.
Sin embargo, Barrios perdió regularidad en el campo, ajetreado por lesiones, y le dio a Lewandowski las oportunidades que necesitaba para consolidarse. En esa primera temporada finalizó con 10 goles en 43 partidos de un Borussia que ya tenía a Jurgen Klopp como entrenador desde hacía dos años, y alcanzó el título de la Bundesliga. En la temporada siguiente, la lucha contra el Bayern por la liga se hizo más ajustada, pero el Borussia volvió a ganar y el aporte de Lewandowski fue clave: 30 goles en 46 partidos.
Su tercera temporada en el conjunto alemán siguió en ascenso desde lo personal, pero su eterno rival ya estaba en una etapa superior de su proyecto y lo terminó derrotando tanto en la liga como en la final de la Champions League; un baldazo de agua fría para el proyecto a largo plazo del Dortmund, que había alcanzado así su máxima expresión.
La llegada de Guardiola ya estaba confirmada para la siguiente temporada en el Bayern y los rumores sobre el posible traspaso del delantero también fueron fuertes. El Dortmund es una institución que estuvo al borde de la quiebra a finales de los años noventa y se salvó gracias a la ayuda económica y financiera de otros clubes (entre ellos, el mismo Bayern) y a una ordenada gestión interna que cuenta con topes en los salarios a sus jugadores entre sus medidas de equilibrio. Es por eso que el polaco nunca renovó su contrato (que ya estaba en ese tope) y, al no haber acuerdo entre clubes, el agente del jugador decidió aguardar un año más para negociar con la carta de libertad en su poder. Esa última temporada de Robert no fue tan brillante ya que su equipo había perdido estrellas y el Bayern seguía haciéndose más fuerte. Pero su cabeza, seguramente, ya estaba en Munich. Ciudad a la cual finalmente recaló en el verano europeo del 2014, después de disfrutar, quizá por televisión, el Mundial de Brasil.
Es poco probable que veamos a este gran goleador en un mundial, de la misma manera que no se pudo disfrutar del ucraniano Andreiy Shevchenko, muy similar en cuanto a sus características. Pero es posible que, en la apertura del próximo libro de pases, haya ruido entre los grandes de Europa para hacerse de este extraordinario goleador.