A 18 años de la Masacre de Avellaneda entrevistamos a Leonardo, hermano de Darío Santillán, para reflexionar sobre aquellos días de furia, la continuidad de las luchas por justicia y el ejemplo de Dario, ese joven hombre nuevo que no para de nacer.
Por Luis Hesel | Foto: Anita Pouchard y Tadeo Borbón (*)
Cuando empezó la represión estábamos en la primera línea con los compañeros_ rememora Leonardo_ A Darío después lo crucé varias veces cuando estábamos volviendo para la estación, y después en la estación lo vi hasta último momento. Cuando yo entré estaba ciego por los gases y lo veo a Maxi y a Dario y a algunos compañeros más, y salgo para mirar a la avenida Pavón y cuando vuelvo a entrar le digo a Dario que nos vayamos que esta avanzando la cana. Dario me dice; no, andate vos y llevate a los compañeros. El estaba arrodillado y lo zamarreo de los hombros para que nos vayamos, vuelvo a salir a la avenida y ya la cana estaba entrando y salimos corriendo con los compañeros. Ahí fue el último momento que lo vi a Dario.
Darío para empezar no era de tener muchos amigos. Tenía dos amigos que siempre iban a casa de la primaria del primer grado, y cuando fue creciendo mi recuerdo fue que Dario siempre salía con estos compañeros de escuela que también eran mis amigos que se llamaban Martín y Nahuel, y a medida que fue creciendo yo me acuerdo que a los 14 años empezó a escuchar Hermética y se me acercó una vuelta y me dijo “tienen un mensaje las letras”, y yo medio que pensaba que el mensaje que me decía Darío era medio satánico porque en varios lados se hablaba de que la música tenía mensajes ocultos y todo eso, sino que a lo que Darío se refería era a un mensaje de lucha que son los mensajes que tiene Hermética en cuanto a la crítica hacia el sistema. Yo recuerdo que cuando él me dice eso yo era chico tenía 13 años y era muy apegado a Darío y en ese tiempo recuerdo alguna lectura que él iba teniendo, se encerraba en la pieza a escuchar Hermética, Malón y fue abriendo horizontes a la música porque después en un momento empezó a escuchar a José Larralde y música clásica porque mi viejo le había regalo muchos cd de la colección de la revista Noticias.
Y después que fue militando, yo esa entrada en la militancia no la tengo muy registrada, pero si me acuerdo que el no estaba en casa. Lo que si me acordé el otro día de que esto de que era políticamente activo, había organizado con un grupo de chicos de la escuela un recital para los inundados de Salta año ´98 – ´99 si no me equivoco. Después como contaba mi hermano Javier que él estuvo compartiendo la secundaria y había conocido a un profesor de historia Pedro Bellio y como que le abrió la cabeza un montón a Darío y empezó a organizar actividades en el centro de estudiantes y fue conociendo compañeros en la zona de Quilmes y ahí empieza a militar pero yo ya no sé mucho más de las cosas que fueron pasando ahí. De mi lado fue como de un costado ver pasar algunas cosas y después uno la fue armando con el tiempo cuando salió todo a la luz de como fueron los comienzos de Darío.
Por la diferencia de edad entre ustedes hay cosas que vos las fuiste descubriendo después…
Si, porque yo empecé a estar con él después de lo que fue el MTD (Movimiento de Trabajadores Desocupados), él se había acercado a una convocatoria de una asamblea de desocupados en el año 2000 y a los 2 o 3 meses fue que empecé a estar más con él. Yo siempre era muy apegado a Dario pero en el 2000 empecé a estar más con él. Me acuerdo cuando fue a ver al Cuarteto Cedrón, tenía 17 años y se había ido con una campera de jean y un buzo de Hermética y cuando volvió me comentó que había gente más grande, como que se sorprendió porque él pensó que había más juventud y era todo muy formal y en un momento cuando se le acercó el mozo y le preguntó que iba a tomar, el dijo agua. Y después está la foto del Tata Cedrón de ese vuelta, con la campera, el buzo y todo barbudo, que era algo raro, tan atípico en un pibe tan joven, tenía otra mentalidad tanto para la política como para la música.Te puede interesar: Nora Ciapponi en la Brigada Simón Bolívar -Parte I
Yo tengo muy presente ese Darío que no estaba en casa, que a veces no volvía a dormir y mi vieja se preocupaba y le decía “che que pasa”, y capas que estaba en la casa de un compañero u organizando cosas para el centro de estudiantes. Empezó a militar más fuerte en el centro de estudiantes en el cuarto año y ya en el quinto lo agarró muy efervescente ya yéndose pero dando muchas batallas como fue contra la directora del (colegio) Piedra Buena que estaba en ese momento, recordemos que era una época que había cosas que no se hablaban como de los 30 mil desaparecidos, había un tabú en una parte de la sociedad que veía todo eso como de “activista político”. Cuando deja el quinto año ya militando en el Movimiento La Patria Vencerá con Mariano, Pablo y con Flor va a laburar territorialmente en los barrios. Y bueno esa vez lo enganchó a Dario con una convocatoria de un volante que convocaban a los desocupados y se acercó con otro compañero y empezó a darle forma a lo que iba a ser el MTD.
¿Vos participás cuando él se va a militar a Lanús?
No, estábamos en el MTD de Alte Brown y Darío se va a Lanús en mayo junio y yo me fui a vivir con él en abril del 2002. Estuve en enero un tiempo, estuvimos hablando bastante por situaciones que habían pasado tanto lo de Javier Barrionuevo que lo habían asesinado en febrero del 2002 y después en abril lo balean frente al municipio de Lanús a Juan Arredondo un compañero del MTD de Lanús. Y yo tenía muchas ganas de vivir con él de estar con él y él estaba en medio de la toma de terrenos en febrero y en una situación muy precaria, llovía mucho y era todo barro, hay algunos registros en el documental de Miguel Mirra (Darío Santillán La dignidad rebelde) y en abril pudimos concretar y me vine a vivir con él al MTD de Lanús.
Por aquellos días en que las palabras de moda eran “crisis”, “corralito” y “riesgo país”, el escritor Hernán López Echagüe visitó el barrio La Fé y caminó por sus callecitas junto a Darío y en alguna libreta de anotaciones apuntó que “a pesar de la ferocidad del sol, que caía a plomo en la cabeza y reverberaba en los ojos de Darío y en las latas y botellas diseminadas a uno y otro lado del trayecto, todo era caminos y senderos y atajos barrosos, y charcos que reventaban en infinitud de arroyos amarretes que serpenteaban por toda parte. A nuestro paso, endebles casillas de madera y chapa, casas inconclusas, montículos de escombros, miradas al acecho, y decenas de perros andrajosos y chicos jugando a la guerra”.
A medida que se profundizaba el hambre y la represión en la Argentina, las organizaciones sociales sufrían cada vez mayores niveles de confrontación y represión por parte del Estado. El 26 de junio de 2002 Dario Santillán y Maximiliano Kosteki fueron parte de los 4000 desocupados que movilizaron al Puente Pueyrredón exigiendo el pago de planes de empleo (que no se venían pagando), aumento de los subsidios de 150 a 300 pesos, insumos para escuelas y centros de salud, el desprocesamiento de los luchadores sociales y la solidaridad con la fabrica recuperada Zanón que estaba bajo amenaza de desalojo. El gobierno había anunciado en distintos medios que no toleraría nuevos cortes de rutas y que impediría el bloqueo a los accesos a la capital.Te puede interesar: Domingo 11: Las PASO, gran encuesta nacional
¿Darío te llegó a transmitir alguna preocupación por ese escenario?
Lo que pasó y que después estremece un poco es que hay varios registros de Darío hablando de esta situación que se venía poniendo cada vez más pesada pero hay una señal muy clara que tiene que ver con la noche anterior al 26 y que tiene relevancia. Después de la crisis del 2001, la represión y los asesinatos que se dieron en toda la Argentina, la escala de violencia y los aprietes de la policía en diferentes cortes. El 25 de junio nosotros habíamos tenido una reunión en la Guardería y estábamos haciendo los preparativos para el corte, estábamos lavando la olla y ahí hay una situación que lo pinta a Dario como era, porque estuvo lavando las ollas y las cosas para cocinar como 5 horas y después a las 8 de la noche tuvimos una reunión de seguridad donde presentó fotos de lo de Arredondo y Barrionuevo haciendo un llamamiento y diciendo “compañeros tenemos que empezar a mejorar la seguridad porque mañana van a empezar a matar compañeros”. El tuvo una lectura muy profunda. Después uno va rearmando, yo estaba viendo unas notas, unos videos y en el de la autopista Dock Sud de febrero ya se lo ve con esta preocupación y que se llega al 26 matando gente.
Unos días antes en una asamblea una compañera planteó que ir implicaría que nos iban a pegar y Darío y le dijo que si no íbamos ya perdíamos la pelea sin haberla dado. Y eso tiene que ver con la concepción de Darío y de como se quedó con Maxi sin conocerlo. Uno después arma el rompe cabezas de lo que fue la vida de Darío y encuentra un pensamiento muy profundo y de su manera de actuar y de hacer lo que pensaba. El iba casa por casa a hablar con los compañeros o en los comienzos del movimiento cuando iba casa por casa a hablar con lo vecinos y él tenía 17 o 18 años, y lo que menos hace un pibe es conversar con gente más adulta, es estar en la esquina tomando una birra. A él lo marco mucho la lectura del Che y en su cuaderno transcribía esa frase “sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.
En un contexto de mucha expectativa el 27 de mayo del 2005 en el tribunal oral n.º 7 de Lomas de Zamora comenzó el juicio a los responsables materiales de la masacre y que concluyó con importantes condenas como la prisión perpetua para el comisario Alfredo Fanchiotti ¿qué balance haces del juicio?
Ya pasaron muchos años, casi 15 años, y lo que jode es que todavía no hayamos logrado sentar en el banquillo a ninguno de los responsables políticos y que se los juzgue y se los castigue por sus responsabilidades frente a la masacre, pero me parece que es importante lo que se logró aquella vez porque fue la primera vez que se condenó a un comisario y le pudimos dar perpetua. Fue importante estar, nosotros estuvimos acampando 45 o 50 días frente a los Tribunales y fue un paso que marcó precedente para otros casos, logramos condenar a los responsables materiales pero a los que los mandan todavía no. Esto muestra que toda la lucha que fuimos dando fue importante porque si bien ya existía una condena social sabemos que sin gente en las calles la justicia funciona para los poderosos, porque se lo intentó cubrir a Fanchiotti hasta que aparecieron las fotos.Te puede interesar: La cumbre de la subordinación
Hubo reuniones antes del 26 de junio para coordinar el accionar de las cuatro fuerzas de seguridad y también para pensar lo que después dijo cada uno de los funcionarios políticos como Anibal Fernández y sus declaraciones sobre la asamblea de desocupados que hubo en el Polideportivo Gatica de Villa Domínico que dijo que ahí se habló de lucha armada o Duhalde diciendo que cualquier intento de sitiar la capital iba a ser tomado como una declaración de guerra. Recordemos a Felipe Solá cuando esa misma tarde lo recibe a Fanchiotti o cuando la llama a Nora Cortiñas y le dice quédese tranquila que se están matando entre ellos. Hubo un discurso y una estigmatización y un intento de hacer creer eso a la sociedad pero que después no prosperó. A mi entender por lo fuerte en la manera en que lo fusilan a Dario y en la actitud que lo encuentran a Dario, socorriendo a un compañero al que no conocía y entonces la sociedad no terminó comprando ese discurso que se quiso imponer desde los medios y el gobierno. Pero a veces yo me pregunto y pienso qué abría pasado si no aparecían esas fotos, es muy difícil saberlo, pero el tema era cortar con la protesta social. Duhalde había venido para eso y el 26 de junio había sido planificado desde la casa de gobierno y ejecutado principalmente por la policía bonaerense que disparó plomo por toda Avellaneda. Y estas cosas no tienen que volver a suceder.
(Vale mencionar al pasar que un colectivo de periodistas militantes que en ese momento integrábamos Prensa de Frente impulsamos un portal donde cubrimos todas las audiencias judiciales priorizando la voz de los familiares y los movimientos sociales).
Darío expreso lo mejor de los valores de nuestra generación, su valor, su entrega, su compromiso, hoy hay pibes y pibas que llevan su cara en una remera y que ni siquiera habían nacido en el 2002 ¿cómo vivís vos todo eso como hermano?
Es muy fuerte y a medida que pasan los años lejos de apagarse eso se ha encendido más, y se ha traducido en remeras, bibliotecas, remeras, en nombres de barrios, y me sorprende que desde hace unos años a través de las redes cada 18 de enero se festeja el cumpleaños de Darío y el año pasado en 2019 decidimos juntarnos y celebrar una jornada en conmemoración de Darío. Y nos juntamos en Roca Negra porque estaba toda esta fuerza y era una demanda de las compañeras y los compañeros porque nosotros tenemos también que sacar lo mejor de todo esto y nos juntamos para recordarlo pero también para seguir dándonos fuerza. Y mi mensaje es que no hay que generar un Darío inalcanzable en una bandera, sino que nos dejó su ejemplo, y hay que ejercer la memoria porque hemos naturalizado que responsables políticos como Felipe Solá y Anibal Fernández estén en el gobierno, ya hay compañeros que han bancado esa militancia y hay organizaciones que han militado para que eso pase y nosotros tenemos que ser la piedra en el zapato de esta sociedad tan olvidadiza.
Porque así como vuelve Felipe Solá o Anibal Fernández, vuelve Anibal Ibarra que fue responsable de Cromañon, vuelve Fernando Espinosa como responsable político encubridor de la desaparición de Luciano Arruga, entonces este año tiene que ser con más fuerza esa frase de no olvidar, no perdonar y no reconciliarnos porque estamos viviendo una época donde parece que los que estamos mal somos nosotros y nos cuestionan esos que se han cagado en Darío, que se han cagado en nosotros como familia y ni siquiera han criticado que en la lista del Frente de Todos estaba el nombre de Felipe Solá. Nosotros tenemos que seguir en la calle y no naturalizar que los responsables estén libres y hasta sean reivindicados políticamente como hizo el presidente Alberto Fernández diciendo que a Duhalde había que hacerle un monumento porque nos sacó de la crisis.
(*) Especial para Marcha y Contrahegemonia web
Referencias citadas:
El libro de Hernán López Echagüe mencionado es “La política está en otra parte. Viaje al interior de los nuevos movimientos sociales”.
En la “Carta de despedida de sus hijos” el Che Guevara escribió “Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.”
Para conocer la experiencia de la cobertura del juicio realizada por Prensa de Frente se puede consultar el trabajo de Natalia Vinelli “Usos alternativos de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación”, o los testimonios que el autor brindó para la guía de medios “El fin del periodismo y otras buenas noticias” realizada por la cooperativa de periodistas La Vaca.