Por Leandro Segado
El sábado 14 pasado se presentó Leo Maslíah, el compositor uruguayo, nuevamente en Buenos Aires. Un repaso por los mejores momentos de show, plagados de humor, recuerdos y sin olvidar las referencias políticas.
Sábado nocturno y frío. Si no hubiera sido porque ya habíamos comprado la entrada con anticipación y por la calidad que esperábamos de la intervención de Leo Maslíah, nos quedábamos en casa mirando Netflix. Menos mal que fuimos porque fue un muy buen recital, con varios momentos de mucho humor y muy buena música.
Durante tres días se presentó en tres lugares distintos: El viernes 13 en Lomas de Zamora, el sábado en San Telmo y el domingo en Villa Ortúzar. Las entradas del domingo volaron en poco tiempo, así que nos quedó la opción de San Telmo por cercanía geográfica.
El espectáculo contó con su sola presencia en el escenario, que se mantuvo así las dos horas que duró su obra, acompañado de un piano. Arrancó con temas instrumentales de su gran repertorio, como este “Intento de fuga” e incluyendo temas de música clásica de autores como Bach, o Mozart. El virtuosismo de este gran pianista y músico entra en una deliciosa combinación con las letras cómicas de sus canciones. Algo que recuerda a Les Luthiers.
Supo tocar el “Eco de la Abertura Francesa de J. S. Bach” y sobre esa base, cantó una canción de su autoría sobre el reguetón; y más adelante tocó la “Sonatina n° 2” (sus tres movimientos, sin pausas) del músico clásico y vanguardista Hector Tósar, que podría parecerse a algún tema de Emerson, Lake and Palmer.
La literatura también se manifestó en la canción sobre La Metamorfosis de Franz Kafka.
El momento en el que se lo vio más emocionado fue cuando hizo una versión libre y únicamente instrumental de la hermosa canción de Daniel Viglieti, “Gurisito”.
Si algo faltaba era un poco de actualidad política, pero no estuvo ausente, al dedicarle un tema a los Panamá Peipers, claramente sin escapar del campo del humor.
En su monólogo final, para sacar las últimas risas del público, evocó a Harrison Ford como guía de vida, sin dejar deslizar algunas consideraciones políticas sobre el Imperio.
En definitiva, ir a ver a Leo Maslíah constituye una experiencia divertida y enriquecedora por demás, ya que combina dos elementos y de manera majestuosa: el humor y el virtuosismo musical.
Autor prolífero
Como músico tiene más de cuarenta discos y como escritor más de cuarenta libros de relatos, entre los que se encuentra el excelente La mujer loba ataca de nuevo de Ediciones Godot, novelas y obras de teatro. También compuso Maldoror (2003), ópera que se estrenó en el Teatro Colón de Buenos Aires, basada en el libro de Lautréamont.