Qandil Rojo (*) El pasado 17 de marzo en las tierras de Rojava, en el Kurdistán sirio, Alina Sánchez, médica argentina y mártir de la humanidad, entregó su vida por la lucha contra el fascismo.
Una vida cuya infancia transcurrió en nuestros aires cordobeses y que dejó para formarse en medicina en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas de La Habana y luego para sumarse a la lucha revolucionaria de las mujeres y el pueblo kurdo.
Hace tan sólo unos años, hablar de Kurdistán y la revolución que se estaba gestando era complejo, más que hoy. Sonaba a tierras lejanas y luchas ajenas. En 2014, Alina compartió con nosotras su amor por el pueblo kurdo y su revolución en una charla en la Casa de los Trabajadores. Estas charlas de formación política, donde pudimos conocer el proceso revolucionario que se estaba gestando en Kurdistán, influyeron y determinaron el nacimiento del Comité de Solidaridad con Kurdistán Córdoba, a la par de muchos otros en todo el mundo.
Hoy, el proceso revolucionario del pueblo kurdo y el Movimiento de Mujeres existen, resisten y se conocen en todas partes por compañeras como Alina, con el inclaudicable compromiso de no sólo reivindicar la historia de un pueblo sino de poner el cuerpo allí, junto a las compañeras. Desde el frente de batalla que eligió, la construcción de un sistema de salud alternativo que sea capaz de dar respuesta a las necesidades de este pueblo que resiste a la violencia del poder y se atreve a construir la utopía.
Algunos compañeros y compañeras tuvimos la ternura de compartir con Alina encuentros que encendieron todo. Los primeros fuegos que nos inundaron de coraje e impulsaron la creación del Comité de Solidaridad con Kurdistán Córdoba. Y viven en nosotras sus palabras enardecidas, la calidez de sus gestos, los momentos compartidos en las charlas y en todos los lugares en los que anduvo por aquí; en espacios sociales y políticos y en la casa de los y las compañeras que abrigaron los sueños de muchos y muchas.
Por demostrarnos día a día que las revoluciones existen y resisten, por mostrarnos con la fuerza de tu sonrisa y tus convicciones que luchar por la liberación de todas las mujeres es tarea de todas en cualquier lugar del mundo. Es nuestro honor tener hermanas compañeras como ella, con la coherencia de sus palabras y acciones, que siempre miran hacia la libertad.
Las revolucionarias nunca mueren: viven en cada una de nosotras, en la bravura de las montañas de Kurdistán, en la rebeldía de todas sus hermanas y compañerxs.”… Esta revolución está haciendo sentir más y más su influencia en todo el mundo porque la revolución del pueblo kurdo no es sólo para las mujeres de Medio Oriente, la verdad de la vida sigue siendo”
Alina Sánchez Jîn Jîyan Azadî! Hasta la Revolución Siempre!
(*) Comité de Solidaridad con Kurdistán – Córdoba