Por Gabriel Casas. Javier Cantero era el Robinson Crusoe de los dirigentes del fútbol argentino. En su cruzada contra los violentos recogió apoyos de palabra de sus colegas y de todo el ambiente de la redonda. Pero por los resultados negativos se reunió con Hugo Moyano, para definir contratos y traer refuerzos que le intenten sacar la soga al cuello con el descenso a Independiente.
Uno, que lo apoyó de movida a Cantero, se siente decepcionado. Se lo puede llegar a entender en la desesperación y la presión que sufre a diario, pero cuando se le vende el alma al diablo, es difícil volver a atrás. Moyano, junto al ex presidente Julio Comparada, es uno de los principales causantes de por qué el club de Avellaneda se encuentra en tan penosa situación. Es más, juntos fueron el oficialismo que perdió las últimas elecciones.
¿Adónde va este giro de timón hecho a espaldas de los socios? Moyano padre, y en especial, Pablo –su hijo-, tienen relación directa con la barra. Moyano junior es el contacto con Pablo Bebote Alvárez, el ex capo al que Cantero se enfrentó hasta ante los micrófonos por lucrar con la institución. Gracias a sus favores (y hasta su acompañamiento), la barra del Rojo viajó a muchos Mundiales, incluído el último en Sudáfrica como cabeza de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA) cuando estaba en pleno su romance con el kirchnerismo. Aunque Bebote fue deportado cuando pisó el aeropuerto sudafricano y tuvo que regresar con varios de sus secuaces.
También fueron a Japón, cuando Independiente disputó la Suruga Bank. Si uno lo piensa rápidamente, es fácil deducir que ningún barra tiene la solvencia económica como para viajar por el mundo sin apoyo de los dirigentes políticos. Una vergüenza que nadie en su momento, se encargó de explicar. Lamentablemente, los socios hinchas de fútbol (que son la mayoría) no suelen exigir rendición de cuentas a los directivos que votaron por sus campañas electorales y eso es común en todas las instituciones de nuestro país.
Entonces, la elogiada lucha y resistencia de Cantero ante los embates de los sicarios tribuneros, se puede caer como un castillo de naipes. Negociar con Moyano, es hacerlo indirectamente también con los barras. El presidente había hecho un dúo dinámico con Florencia Arietto, su designada jefa de seguridad, para combatir y eliminar de las canchas (y de la institución) a la lacra que se llena los bolsillos con ataques, golpes y extorsiones.
Se comenta (esas malditas fuentes que tenemos los periodistas) que a la renovación del contrato de Ernesto Farías las cifras estipuladas las desembolsaría el capo camionero. Y se rumorea que los dos refuerzos permitidos también saldrán del mismo bolsillo. Una pena. Este tipo de aportes siempre traen un vuelto nocivo para los clubes. Los negocios verdaderos los suelen hacer los representantes, los empresarios, los fondos de inversión, los familiares dueños de los pases. Son mínimos los casos, en una comparación general, donde los favorecidos sean los clubes.
Así estamos como estamos en nuestro bendito fútbol argentino. Quizás haya habido un consejo del jefe máximo de todos los negociados en nombre de la pelota, Julio Grondona, hacia Cantero para que le abra el juego a Moyano. Esto es una mera especulación de quien escribe este artículo. Es que duele tanto que cuando aparezca un cruzado, dure tan poco su pureza…