Por Pablo Potenza. Este sábado 29 de noviembre Láudano en canciones cierra el año en “La Oreja Negra”. Antes Marcha con uno de sus fundadores, Juan Tarruela, para contarte lo que prepararon.
Laudano en canciones cerrará el año este sábado 29 de noviembre con una presentación especial en “La Oreja Negra”. Allí prometen recorrer parte de su repertorio, incluyendo las canciones de su gran disco Agua de río nuevo. Previo a ese show esperado hablamos con Juan Matías Tarruella -guitarrista, compositor y fundador de la banda- y pudimos recabar algunos datos, pensar líneas y tradiciones y discutir sobre géneros musicales.
-¿De dónde sale el nombre del grupo? ¿Sería como un medicamento que viene en canciones?
-Surge desde el concepto que sostiene que la música puede curar, sanar, quitar las penas. A partir de esa idea, apareció el láudano, que tenía ese fin en siglos anteriores. Además, también es un guiño literario: muchos artistas y escritores lo consumían con esa finalidad.
-¿Qué pasó con este disco? ¿Cómo lo hicieron?
-Es nuestro primer disco larga duración y viene con ese envión que suelen tener todos los primeros discos. Es el registro de lo que fuimos creando en cuatro años de toques y ensayos. Lo trabajamos desde la sala, con muchas horas de prueba, error y vuelta a intentar. Luis Volcoff fue nuestro productor; fue el que nos ordenó y sostuvo la batuta musical en el armado y construcción de nuestro disco. Lo hizo con generosidad, ternura y firmeza. Creo que sacó lo mejor de cada uno y el disco es una bella y fiel instantánea de ese momento. Estamos muy felices con los resultados y con la recepción que tuvo.
-La canción que da título al disco dice “soy agua de río nuevo”. ¿Cómo es un río nuevo?
-El agua es lo que muta, lo que fluye, lo que nos da vida y nos alimenta. La canción que compusimos con Flor Albarracín- intenta dar fuerza, dar valor para que nos atrevamos a cambiar. En ese cambio constante -opuesto a la permanencia, al agua estancada- encontramos el crecimiento y, en definitiva, somos más libres. El tema pregona desde su letra y su música ese cambio, nos interpela para que dejemos el miedo y nos animemos a ser lo que ansiamos.
-Esa misma canción también dice: “Porque el tiempo pasa, y la falta de pausa es la única amenaza que compromete nuestra causa”, ¿cuál es la causa? Es una palabra fuerte, con muchos sentidos encima. También dice: “Venite conmigo, cruzate de mi lado”, ¿cuál sería el lado de ustedes?
–Hay que abandonar el temor, la permanencia. Nuestro lado, o el lado en el que aspiramos a estar, porque la lucha no es nunca definitiva, es el lado de la pelea constante. La causa es la pelea por ser más libres, por elegir más. Y esa elección, es mejor hacerla acompañado, vivirla y compartirla con otras personas. Si el camino es compartido, no hay miedo al destino. Y si hay miedo, es mucho menor que estando solo.
-El disco tiene temas con ritmos muy diversos. Suena muy latinoamericano –digamos-, pero también hay una rumba flamenca. Y el hip hop está muy presente. ¿Cómo se encara esa mezcla de géneros, que a la vez es una mezcla cultural?
–Las influencias son variadas, captamos las distintas músicas que surgen de cada rincón de nuestra ciudad. En cada calle, en cada esquina, desde las ventanas, surgen diferentes ritmos que le dan riqueza y mestizaje a nuestra música que, en definitiva y como vos decís, es nuestra cultura. Encaramos esa mezcla desde nuestra naturalidad, desde lo que vivimos a diario, escuchamos y sentimos. Podríamos decir que entre nuestras influencias están el tango (en su poesía, en su toque), lo uruguayo y también lo cumbiero. Y todo atravesado por el rock.
-Había grupos, en los años ’90, que tenían una búsqueda por fuera de lo que era estrictamente rock. La inclusión del acordeón los llevaba hacia regiones y músicas balcánicas, por ejemplo; tal vez era una búsqueda por tipos de sonido. En este caso, me parece que lo que une es un patrón rítmico, ¿es así?
–Es una buena pregunta. En los noventa aparecieron bandas como Los Visitantes, La Portuaria, Los Fabulosos Cadillacs, que tenían una propuesta desde el mestizaje también, aunque con sus diferencias. La inclusión del acordeón en Láudano, creo que está más ligada a esa tradición del rock que vos propones, más que a lo rítmico. Aunque es difícil pensarlos separados.
-¿Son una banda de rock entonces? ¿Se consideran parte de lo que llamamos rock nacional? ¿Dónde aparece, si corresponde, esa línea? ¿Viene, tal vez, a través de grupos que salieron a lo latino, como Los Fabulosos Cadillac?
-El título “banda de rock” o “banda de música latina” nos parece una necesidad más bien de la industria -en su loco afán etiquetador-, antes que de la realidad musical. Obviamente, podemos responder a la pregunta, pero siempre con reservas. Creo que estamos en la tradición del rock nacional, entendiendo a “lo nacional” dentro de lo latinoamericano y no separado del continente. Los Fabulosos Cadillacs, además de ser precursores, nos gustan mucho, los escuchamos, nos influenciamos, y estamos siempre atentos a su música. Ellos, con calidad y calidez, trazaron un camino que abrió muchas puertas. Claramente, podemos pensarnos dentro de esa tradición.
-La canción “El dragón” es decididamente una cumbia, ¿cómo se llevan con esa línea, esa cultura?
–Ese estilo forma parte de nuestra cultura. La cumbia es parte de nuestra cotidianeidad y bienvenida sea. Aceptamos y escuchamos cualquier estilo musical, siempre y cuando nos interese cómo está propuesto, de qué manera está tocado, compuesto y cómo llega a nosotros. “El dragón” –compuesto por JJ Poggi & Juan Zuberman- es una cumbia porteña con un elemento rockero importante en su audio e instrumentación. Sentimos que no importa el estilo tanto como lo genuino de la obra. Si hay corazón -sea cumbia, tango o rock-, la canción llega, estremece y produce cosas.
-¿Cómo se produjeron los videos que acompañan a este disco?
-Somos independientes al 100%, por lo tanto, todo cuesta tiempo, plata y corazón. El clip principal –”Agua de río nuevo”- fue filmado en una jornada, en una hermosa torreta de Av. de Mayo. Buscamos una locación bien porteña, porque la ciudad, con sus imágenes y sus historias, inspira nuestras canciones y nuestra forma de tocar. El director fue Pablo Abate y nos divertimos mucho al hacerlo. Lo produjimos nosotros mismos y quedamos muy contentos con el resultado.
-¿Qué esperan, cómo encaran el show del sábado 29?
–Nos preparamos con mucha ilusión, ensayando mucho, con un montón de ganas de llevar nuestra música a toda la gente que va a llenar “La Oreja Negra”. Habrá sorpresas: invitados, escenografía, baile, colores y muchas canciones. Queremos que llegue el 29 de noviembre ya y salir a tocar. Será nuestro último show del año en la Ciudad de Buenos Aires y estamos muy contentos y ansiosos de encontrarnos con nuestro público.
Láudano en canciones está integrado por Florencia Albarracín (voz, teclados y acordeón); Sebastián Dols (bajo y coros); Juan Zuberman (batería, guitarra y coros); Juan José Poggi (timbaletas y percusión); Nicolás Lublinsky (saxos); Daniel Schteingart (teclados y coros) y Juan Matías Tarruella (guitarras y coros). El show es el sábado 29 de noviembre a las 21 hs. en “La Oreja Negra”: Uriarte 1271. CABA.