Por Leandro Frígoli y Andrés Rodolfo Medina
Entrevista al poeta y cineasta César González. “Elegir es inventar”, decía Sartre. Combatir a la oscuridad desde la acción. No tenerle miedo a la calle, lo popular surge desde el fuego; entonces hay que alimentarse del fuego y de la calle. Rimbaud lo sabía: sin libertad sólo se pueden escribir cosas de salón. En esta primera parte, el arte, el proceso creativo, la fe y los determinismos.
Hace un tiempo que César González emergió en la escena nacional, estigmatizado por los medios masivos como una rareza de la actualidad. ¿Cómo puede ser que un pibe de la villa se convierta en un pensador popular? Una y mil veces las miradas de los medios masivos de comunicación clasifican, estigmatizan lo desconocido, la rareza y lo extraño con sus criterios burgueses y empresariales.
Pero esas aseveraciones revelan una certeza, y es que César es un poeta que construye una voz poética desde su experiencia con una mirada sensible, comprometida moral y socialmente sobre las miserias de un sistema capitalista injusto, egoísta, llenos de vicios y discriminaciones.
También deviene en silencio para molestar a los medios de comunicación masivos con su palabra, que vive, grita y siente orgullo de su ser porque no se esconde detrás de una careta. Su poética es una oda a la vida, a la amistad y a la esperanza. En síntesis, su poesía es una manifestación atemporal que relata una serie de síntomas de esta locura sin fin.
La mirada del poeta en ocasiones suele ser un aventura dialéctica, otras un menester necesario para compartir la otredad ausente que hostiga las almas libertarias en toda su dimensión, una forma de vida injusta y perversa en la sociedad moderna con la complicidad de los medios de comunicación masivos que pretenden mostrarla, lucirla, como la antesala de una ópera prima, que estrena y en simultáneo se presenta como toda una novedad.
No obstante, en este escenario de injusticias, de ausencias, de desmemoria propiciadas por egoísmos neoliberales nacen poetas como Camilo Blajaquis (seudónimo que utiliza en homenaje al revolucionario cubano Camilo Cienfuegos y al militante sindical Domingo Blajaquis), un pensador popular, cineasta que habla desde su ser y experiencia. Hablo de la esclavitud, de la libertad, de Sartre, del arte, de él, que prefiere considerarse un artista popular sin que se sobreestime el término o el apodo de popular.
Converso sobre que la libertad se construye. No está ahí. Es decir, por algo Sartre se da cuenta y felizmente hizo ese quiebre. Lo que reina es la esclavitud. Bueno, entonces hay que construir y luchar por la libertad para anteponerla. El amor se construye. El amor mismo se construye. El amor no es que llegó. No. Hay que regarlo. Hay que construirlo. Hay que oxigenarlo. Hay que ayudarlo a vivir. La libertad lo mismo. Tomando eso, creo que estamos, confabulados, y tentados de conspirar contra este Estado reinante en general. Desde Marcha, nos acercamos a su experiencia de vida, y sus pasiones como la poesía, la política y el cine.
-¿Qué preferís: César González o Camilo Blajaquis?
César. Sí, simple. Ahí. Para los encuentros así la simpleza siempre es importante.
-¿Tu acercamiento a la poesía se plasmó debido a una causalidad?
Cuando el arte se mezcla con la materia humana entendida en un sentido científico, se convierte en una manifestación divina, cualquier arte, es una manifestación espiritual, porque se mezcla con los abismos, los infiernos, con la cárcel y la calle, esa actividad artística nos gusta a todos, es el arte que produce algo más que ser un espectador y además si todos la practicaran un poco más mejoraría el panorama humano y social.
Como le puede pasar a la gente con mis poesías o películas, a mí me pasa con otros artistas, que digo acá hay algo más que una buena técnica dominada, que conocimiento, o saberse una enciclopedia de memoria. Si bien es cierto que hay una técnica, una enciclopedia pero mezclado con todo lo feo que está ahí afuera, viviendo paralelamente con lo bello, pero lo feo creo que es lo que más uno siente, es una sensación opresora que uno la visualiza y te preguntas: ¿Así tiene que ser?. Creo que esa pregunta se la hacen todos en algún momento, no hay quien no se la haga.
Después vienen las ideologías, después vienen las historias familiares, después vienen todos los traumas que ya son evidencia de la sociedad, pero hay un momento que todos compartimos como ser humano y creo en eso, es como una necesidad religiosa, uno tiene que creer. Lo religioso sacándole todos los dioses que nos enseñaron, entendido como el cosmos, el universo, con otro nombre, y yo tuve que creer porque si no creía no había forma, no existía ninguna posibilidad.
-¿Tu poesía es un canto a la vida?
La verdad que sí. Trato que mis poesías sean justamente un canto a la vida, que reivindiquen la vida. Y justamente la forma de reivindicar la vida es vencer la muerte y saber ubicarla. No es simplemente lo que todos conocemos como muerte. Es un concepto que puede ser interpretado de muchas formas. Y el arte siempre puede derrotar a la muerte. Eso que decía Gilles Deleuze, el arte no solo resiste, es una forma de resistencia. Sino también vence a la muerte. Y en mi caso entre comillas, es una expresión, un reflejo de que el arte puede vencer a la muerte.
El poema sobre la fe que está en mi tercer libro. Y bueno, que a diferencia quizá del primer libro y del segundo, que todavía estaba más presente la cuestión carcelaria, por ser una experiencia que había pasado muy contemporáneamente. En este tercero hay como una nueva búsqueda, porque la experiencia de vida es distinta, estoy fuera de la cárcel y hace muchos años. Ya pasó esa etapa donde todos decían este negro en cualquier momento se cae, seguramente va a volver a lo mismo, no le da la cabeza. Son prejuicios que abundan. Ya está, ya pasó eso. Entonces, vengo a demostrar que no soy ninguna ola. En “Retórica al suspiro de queja”, lo que busco es ser constante, como el mar, no como una simple ola, un mar que a veces tiene olas, pero que está ahí, nada pasajero.
-¿Tu arte comprometido con la vida es preso de las circunstancias que viviste? Como dice Ortega y Gasset, ¿uno es preso de la circunstancias?
Si bien no comparto la frase de Ortega y Gasset, considero que es un gran filósofo. Hay una parte de la cita que me hace ruido porque si yo fuera por mis circunstancias de hoy en día, no tendría que estar haciendo lo que hago, no es que las circunstancias son tan favorables, hay un reconocimiento que recién está empezando, pero sigo viviendo en un barrio donde siguen pasando un montón de cosas. Se han mejorado un montón de situaciones políticas del país pero tampoco es todo tan bello y si uno fuera sus circunstancias ¿cómo reaccionamos ante la fealdad? La frase es muy determinista, como que la circunstancia predetermina tu destino. Y creo que el hombre tiene que volver a la raíz, hay que volver a la raíz. Eso de la circunstancia puede justificar un egoísmo, por ejemplo, no porque mis circunstancias son tales me tengo que preocupar por mi vida, por lo mío y lo que le sucede a los demás, no es mi culpa y no tengo por qué ocuparme.
Uno de los grandes filósofos franceses, Jean Paul Sartre, pero fundamentalmente un intelectual con mucho compromiso y participación política, se dio cuenta, en la famosa frase que le dicen los estudiantes en el mayo francés del 68: “Sartre, por favor, sea breve”, que la libertad no dependía tanto del hombre sino que ésta estaba completamente condicionada. Hoy en día con estos niveles de desigualdad obscena, donde pasan demasiadas cosas muy feas, muertes por ejemplo, lo que pasa en África, la situación del Mar Mediterráneo, donde dejan morir a los inmigrantes o la frontera de México con Estados Unidos.
En fin, podemos citar tragedias y desgracias inevitables que suceden en este mismo acto, entonces, te preguntas, ¿cualquiera puede? ¿Cualquiera que quiere tener una vida? ¿Estamos muy predeterminados? Esto es lo que creamos como sociedad y sistema mundial. Entonces, Jean Paul Sartre piensa que más que la libertad hay que preguntarse por la esclavitud, porque hasta el día de hoy se mantiene la esclavitud y la servidumbre.